Amigos de ocasi¨®n

Los futbolistas han sufrido un rev¨¦s del que tardar¨¢n en levantarse. No se puede jugar fuerte, plantear una huelga en un momento muy delicado, y luego echarse atr¨¢s. La solidaridad de que hab¨ªan hecho gala anteriormente ha quedado por los suelos ante las razones personales de siempre: miedo a perder el pan con las presiones de la patronal.Si la convocatoria de huelga se hubiese mantenido a principlo de temporiida, sin tantos intereses en jueiyo como ahora, a falta de tres jornadas para decidir el t¨ªtulo, la UEFA y los descensos, otra cosa habr¨ªa sucedido. Pero a los amigos se les ve en las ocasiones.

La AFE, Quino, no midi¨® su poder de captaci¨®n en una situaci¨®n l¨ªmite y ha comprobado que la generalidad de los profesionales del bal¨®n, a los que ha defendido siempre en sus reivindicaciones, justas casi todas, no merecen sus sudores. No debe seguir.

Pero lo m¨¢s triste es que todos se han puesto a los pies de unos caballos presidenciales, cuyos jinetes, casi sin raz¨®n, sin conceder nada, sin dar la cara y a punto de forzar un show lamentable de encuentros desproporcionados, aprovechando las esquiroles ganas juveniles, han conseguido en bandeja de plata no s¨®lo ganar tiempo, sino un triunfo casi popular. Por primera vez, ante las derrotas, los aficionados podr¨ªan no volverse a los palcos. Curioso y capcioso triunfo.