Alexander Haig inicia en Buenos Aires una ronda decisiva de negociaciones para evitar un conflicto incontrolable
Mientras buques de guerra argentinos y brit¨¢nicos navegan hacia aguas del Atl¨¢ntico Sur, el secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, inici¨® ayer en Buenos Aires una nueva y decisiva ronda de negociaciones y pidi¨® a ambas partes un "esfuerzo supremo" y una "gran flexibilidad" para hallar una soluci¨®n pac¨ªfica del conflicto.
Poco antes de que Haig llegara a Argentina, el presidente Leopoldo Galtieri -hab¨ªa mantenido una larga conversaci¨®n telef¨®nica con el presidente norteamericano, Ronald Reagan. Seg¨²n la versi¨®n oficial difundida en Buenos Aires, Galtieri manifest¨® "la necesidad del cese de las hostilidades del Reino Unido", para evitar que la disputa se convierta en algo incontrolable, y se?al¨® que debe buscarse una soluci¨®n a la misma "dentro del marco de la resoluci¨®n 502 de las Naciones Unidas sobre descolonizaci¨®n.La citada resoluci¨®n, aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU hace dos semanas, un d¨ªa despu¨¦s de la ocupaci¨®n argentina de las islas Malvinas, dispone el cese de las hostilidades, la retirada de las tropas invasoras y la celebraci¨®n de conversaciones bilaterales para resolver el conflicto.
Poco antes de que el avi¨®n presidencial norteamericano, que transportaba a Haig y su numeroso equipo de colaboradores, aterrizara en Buenos Aires, se anunciaba de forma oficiosa que varias unidades de la flota de guerra argentina, encabezadas por el portaviones 25 de mayo hab¨ªan zarpado de la base naval de Puerto Belgrano hacia el Atl¨¢ntico meridional sin que se conociera su destino exacto. La flota brit¨¢nica est¨¢ todav¨ªa a varias jornadas de navegaci¨®n de las Malvinas y, seg¨²n los ¨²ltimos informes, ha reducido de forma considerable su velocidad, posiblemente en un intento de dar m¨¢s tiempo a las negociaciones.
No parece probable que las unidades navales argentinas vayan a intentar forzar el bloqueo impuesto por el Reino Unido desde principios de esta semana en un radio de 320 kil¨®metros alrededor del archipi¨¦lago en litigio. Se piensa m¨¢s bien que navegar¨¢n junto a la costa continental argentina y que la finalidad del desplazamiento es mucho m¨¢s psicol¨®gica que b¨¦lica. Por otra parte, la Junta Militar argentina hizo p¨²blico un comunicado en el que se?alaba que "debido a la agresi¨®n del Gobierno brit¨¢nico", se ha visto obligada a tomar "medidas de autodefensa", de acuerdo con el art¨ªculo 51 de la Carta de las Naciones Unidas. El comunicado indicaba que la navegaci¨®n en la "zona de exclusi¨®n mar¨ªtima", decretada por los brit¨¢nico en el Atl¨¢ntico Sur, se ha vuelto totalmente insegura debido a la existencia de material b¨¦lico en ella. Esto parece confirmar anteriores informes de que la Marina argentina hab¨ªa rriinado las aguas cercanas al archipi¨¦lago.
Alexander Haig, comenz¨® lo que promet¨ªa ser una larga y agotadora jornada de trabajo con una entrevista de casi cincuenta minutos con el general Galtieri. El secretario de Estado norteamericano hizo entrega al presidente argentino de una carta personal de Ronald Reagan, cuyo contenido no se revel¨®. Un portavoz calific¨® de "francas y ¨²tiles" las conversaciones.
Pese al constante anuncio de preparativos de guerra -se prev¨¦ incluso un inminente ejercicio de oscurecimiento eri el gran Buenos Aires- el ambiente era ayer de comedido optimismo. El ministro de Relaciones Exteriores argentino dijo que "Haig no se ir¨¢ con las manos vac¨ªas". Costa M¨¦ndez a?adi¨® que Argentina est¨¢ dispuesta a atender los intereses brit¨¢nicos, una vez que se respete la soberan¨ªa argentina sobre las islas.
El problema esencial sigue siendo la b¨²squeda de una f¨®rmula que satisfaga a las dos partes sobre el tema de la soberan¨ªa. No hay dificultades para la retirada de tropas ni a la participaci¨®n pol¨ªtica de los isle?os.
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