La exposici¨®n del Templo Mayor de M¨¦xico, una muestra del arte, y la religiosidad precolombinos
La exposici¨®n del Templo Mayor de M¨¦xico, el m¨¢s espectacular de los hallazgos arqueol¨®gicos precolombinos y uno de los m¨¢s esclarecedores, que se exhibe en el Museo Arqueol¨®gico, fue abierta ayer al p¨²blico de Madrid. En reciprocidad, el Ministerio de Cultura espa?ol expondr¨¢ en M¨¦xico una muestra de arte ibero y una selecci¨®n de la obra de los espa?oles en el exilio. El embajador de M¨¦xico en Madrid, Francisco Alcal¨¢ Quintero, el subsecretario del Ministerio de Cultura, Pedro Mero?o, y el director general de Bellas Artes, Javier Tusell, inauguraron la muestra.
La exposici¨®n que se inaugur¨® ayer es una selecci¨®n de un centenar de piezas, casi todas votivas, de diversas culturas mexicanas antiguas, que responden a distintas est¨¦ticas y diferentes t¨¦cnicas, y que fueron a parar al recinto ceremonial de la antigua ciudad de M¨¦xico procedentes tambi¨¦n de toda su geograf¨ªa. Destacan entre ellas las representaciones de las divinidades de la naturaleza, esculturas cargadas de significaci¨®n simb¨®lica y de intenci¨®n comunicativa. De ella comentaba Javier Tusell que es paralela en significaci¨®n e importancia a la que actualmente se exhibe del Greco.Lo m¨¢s peculiar de las excavaciones arqueol¨®gicas del Templo Mayor es que el yacimiento est¨¢ en el coraz¨®n mismo de la ciudad de M¨¦xico, justo en el entorno de la catedral, bajo la cual estaba parte de la ciudad religiosa. Porque el Templo Mayor era s¨®lo una de las edificaciones de un recinto ceremonial que inclu¨ªa tambi¨¦n lugares de ense?anza y aprendizaje de la religi¨®n y sus mitos y ritos. Los primeros hallazgos surgieron cuando se excavaban los fondos de la ciudad para construir el metro. NaturaImente, las obras del subterr¨¢neo fueron paralizadas y durante los tres a?os que dur¨® el trabajo arqueol¨®gico, algunos edificios no importantes culturalmente fueron derribados. El trabajo en el centro de una ciudad millonaria en habitantes ha sido, seg¨²n los directores de las excavaciones, su mayor dificultad.
Templos oscuros
El montaje de esta exposici¨®n en el que hay esculturas de diversos tama?os, es de una rara beIleza: sobre paneles de color cinabrio se han instalado las grandes esculturas y las urnas de metacrilato para las peque?as piezas, en un clima de penumbra general y luz dirigida, que presta al conjunto un aire misterioso y dram¨¢tico, imprescindible para captar sentimentalmente el efecto de estas figuras impresionantes. "Los templos siempre son oscuros", explic¨® Mario V¨¢zquez, director del Museo Nacional de Antropolog¨ªa de M¨¦xico y comisario de la exposici¨®n, "y una luz blanca generalizada les sacar¨ªa demasiado de su contexto y les har¨ªan perder dramatismo. Y todas estas figuras son dram¨¢ticas".Se?ala Mario V¨¢zquez alguna de las caracter¨ªsticas de los objetos de arte expuestos: "La mayor parte son ofrendas, y muchas son varios centenares de a?os anteriores a la fecha en que fueron entregadas al templo. Lo interpretamos", dice, "como fruto de la transmisi¨®n de generaci¨®n en generaci¨®n...". "Hay", sigue diciendo, "diversas materias: cer¨¢micas, piedra, obsidiana y otras piedras duras, alabastros, metales preciosos. Y tambi¨¦n hay distintos tama?os, desde esas monumentales figuras a este cascabel de oro".
Considera Mario V¨¢zquez que el car¨¢cter dram¨¢tico de la mayor parte de las esculturas antropom¨®rficas, y las sorprendentes m¨¢scaras construidas sobre cr¨¢neos, que portan en el hueco de la nariz o de la boca el cuchillo sacrificial de s¨ªlex, tiene que ver con el sistema religioso que sustent¨® la cultura azteca, y tambi¨¦n con la peculiar manera de ser religiosa de los mexicanos de hoy y del ayer reciente. Se?ala en una de esas terribles esculturas policromadas un huequecito a la altura de la base del estern¨®n: "Era el alma, el principio vital. Cuando m¨¢s tarde los orfebres mexicanos convertidos al cristianismo tuvieron que hacer cruces, en el centro, donde se encuentran las dos tablas, colocaron tambi¨¦n una gema o un peque?o orificio. La plasmaci¨®n de algunas costumbres y creencias fueron f¨¢cilmente trasplantadas a la nueva cultura".
"Tambi¨¦n se explica por nuestro doble pasado", dice, "el que ninguna escultura haya sabido comprender y plasmar el sufrimiento de la Crucifixi¨®n con tanto patetismo como el barroco mexicano. Es que detr¨¢s de ese sacrificio sangriento estaba la memoria tradicional de las ofrendas sangrientas a los dioses aztecas y anteriores, ofrenda de sangre al sol que muchas veces era automutiladora. As¨ª que el autosacrificio tambi¨¦n se entendi¨®". "M¨¦xico y Espa?a se parecen mucho, especialmente en la compensaci¨®n de la raz¨®n con la sentimentalidad. Pues bien: en nuestro caso esto es muy antiguo, y esta exposici¨®n es una muestra".
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