Fregenal como mal ejemplo
La agitaci¨®n en las provincias de Badajoz y Huelva es ilustrativa. Por lo pronto, resulta pat¨¦tica la situaci¨®n de los que iban a encontrar trabajo -el bien hoy m¨¢s codiciado- en un proyecto aprobado hace un,a?o en Consejo de Ministros: una planta de comprimidos o compactos de hierro en Fregenal de la Sierra.?Por qu¨¦ se anunci¨® que se iba a echar adelante el proyecto si no se hab¨ªan reunido los datos e informes para asegurar la viabilidad de la empresa? Lo cierto es que as¨ª se hizo, y ah¨ª tiene su tanto de culpa el Gobierno.
Por otra parte, si los recursos de gas de la bah¨ªa de C¨¢diz no son bastantes y la planta iba a aumentar las p¨¦rdidas de la empresa p¨²blica se comprende tambi¨¦n que implica responsabilidad dar v¨ªa libre al proyecto, una vez reunidos nuevos y, por lo visto, m¨¢s solventes datos. Centristas y socialistas convienen en que no debe aumentarse el d¨¦ficit de la empresa p¨²blica, ni concebirse las nacionalizaciones como socializaci¨®n de p¨¦rdidas.
Pero a la angustia del paro se a?ade en el suroeste espa?ol la indignaci¨®n por las promesas incumplidas y el clima propicia la movilizaci¨®n de los pol¨ªticos, que se apresuran a apoyar verbalmente a los defraudados mineros. Incluso en el partido del Gobierno hay quienes cosechan pitos y quienes consiguen aplausos: ¨¦stos, claro est¨¢, porque muestran mayor apoyo a las reclamaciones.
Si el Gobierno no hubiera anunciado la aprobaci¨®n del proyecto, la situaci¨®n ser¨ªa otra. Pues los afectados no s¨®lo sienten la desaz¨®n del paro que afecta a dos millones de espa?oles, con mayor icidencia en la zona extreme?a y en esa Andaluc¨ªa que vive un clima electoral, sino la ira de quien ha recibido una promesa y ahora le dicen que no puede hacerse.
?Es hacedero ofrecer otro trabajo a las mismas personas o modificar el proyecto de modo que sea m¨¢s viable? La cuesti¨®n est¨¢ en que al a?o de haberse aprobado el proyecto y en un ambiente de incertidumbre pol¨ªtica, todo el mundo presiona. Alguna f¨®rmula tendr¨¢ que sacarse de la manga el Gobierno, aunque s¨®lo sea como penitencia pol¨ªtica, por la precipitaci¨®n de hace un a?o.
Con esto no se afronta el problema de fondo, que es que la tasa de pato en Espa?a es la mayor delos pa¨ªses industrializados, y la raz¨®n m¨¢s obvia de esto: la falta de confianza en inversores y empresarios, las dificultades financieras, fiscales y laborales de las empresas. Para perder dinero nadie da trabajo. Y ni siquiera la empresa p¨²blica puede seguir ampliando sus actividades, si sus p¨¦rdidas tienen que ser enjugadas con los impuestos que paga el contribuyente.
Y para este problema no se ve que haya propuestas claras de alternativa viable. La soluci¨®n que se d¨¦ al caso de Fregenal de la Sierra no ser¨¢, as¨ª previsiblemente, el principio de una salida a la situaci¨®n global, sino una excepci¨®n m¨¢s a la teor¨ªa vigente, que es que la emprea p¨²blica no debe trabajiar con p¨¦rdidas.
27 de abril
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.