Porno y terrorismo
Lo tengo muy estudiado: cuando el Gobierno sufre eso que los que redactan, pero no escriben, suelen llamar "un duro rev¨¦s" (ETA vuelve al camino), el Gobierno, y concretamente Ros¨®n, ministro de la cosa (que lo est¨¢/estaba haciendo muy bien), decide superarlo por sublimaci¨®n: ?que -los etarras vuelan la gran central telef¨®nica de R¨ªos Rosas? Fuera porno.Formul¨¦ hace pocos a?os esta ley de politolog¨ªa con el nombre de "el culo de la Platero", en homenaje a una gran actriz joven y criatura singular, en quien nuestro. primario mundo art¨ªstico s¨®lo supo/ quiso ver una Venus Calipigia de lo menestral, hasta casi frustrarla. El calipigismo de la Platero ("hermosos gl¨²teos", seg¨²n los que saben humanidades) era utilizado como Franco utilizaba los muslos de Gento que, al parecer, tambi¨¦n ten¨ªan virtudes salv¨ªficas sobre el personal. ?Graves problemas generales? Mucho calip¨ªgismo de la Platero (con olvido de sus excepcionales condiciones esc¨¦nicas, para mayor humillaci¨®n). As¨ª se distra¨ªa a varios millones de gentes. ?Contraofensiva de las mayor¨ªas naturales/sobrenaturales, Opus De?, nacionalpietismo y asociaciones-de,-padres-de-familia? Fuera con el culo de la Platero. El/ lo porno puede actuar como sedante/alienante¨® como el mal que est¨¢ ah¨ª, consentido porque es ¨²til. Util para molar con un gesto de fuerza cuando las fuerzas inconfe sables nos superan. En lo de R¨ªos Rosas, el que ha hecho la movida m¨¢s eficaz es el alcalde comunista franc¨¦s Deferre. ?Qu¨¦ podemos hacer nosotros? Un decreto anti porno. No se ve, as¨ª de pronto, la relaci¨®n, pero es que usted, curioso lector, va com o un Fraga, a toda aspirina, y no se para a pen sar las cosas. El pa¨ªs est¨¢ lleno de problemas, elecciones y campamentos, pero a un ministro tan serio y eficaz como Ros¨®n, lo prime ro que se le ocurre es reprimir la pomograf¨ªa. El otro d¨ªa he querido explicar en esta columna que el pecado capital de los espa?oles no es el sexo, sino el besugo al horno. Aparte de que uno se organiza su vida pornogr¨¢fica de coraz¨®n adentro, sin dar tres cuartos deva luados al pregonero ni al quiosquero, que ya me lo tiene dicho, el hombre:
-Se gasta usted en pornograf¨ªa menos que Tarz¨¢n en novelas, don Francisco.
?Y c¨®mo explicar hasta qu¨¦ partes es pornogr¨¢fica una se?orita y en qu¨¦ otras partes deja de serlo? Los de Trento, o los que fueran, me parece que no consiguieron redefinir el sexo de los ¨¢ngeles. Pero lo verdaderamente dif¨ªcil y teleol¨®gico es definir el sexo de las se?oritas. A m¨ª me parece que lo m¨¢s pornogr¨¢fico que anda hoy por Madrid son los rostros, s¨®lo los rostros, de Ana Bel¨¦n y Jeannine Mestre. Sus cuerpos ya me parecen noche oscura del alma, cosa mentale. Que les pongan velo a las dos, como, a las moras. Y a¨²n que dar¨¢n los ojos, que es lo m¨¢s por nogr¨¢fico de ambas. Que les eche Ros¨®n un velo por la cabeza, bien tupido, como a do?a Jimena. Las revistas er¨®ticas han bajado de tirada (si lo sabr¨¦ yo, que escribo en ellas) y se ayudan con reporteri¨ªs mo, ensayismo y otros rollos. El espa?ol ha matado el hambre de mujer en unos a?os de democracia y ah¨®ra lo que busca es un-amor para-toda-la-vida, lo de siempre. De modo que la pornograf¨ªa, gran coartada de Gobiernos para jugar a la libertad o la represi¨®n, va per diendo sentido, como lo pierden los supuestos ¨¦tnicos del terrorismo, por el otro lado, o los supuestos provindencialistas del golpismo. (Renace el GRAPO para hostigar al le¨®n en invierno, cuando los leones del Congreso prevalencen contra otros hostigamientos m¨¢s escarpados. Admirado y convaleciente Ros¨®n: luchar con tra el porno, cuando la sociedad espa?ola passa tanto del tema (en algunos sex/living madrile?os, ha habido que poner un bingo como en La Foqtana de la calle Orense) es, m¨¢s que un s¨ªntoma de fuerza, un signo de debilidad. Ya no os sir ve de coartada el culo (con perd¨®n) de la Platero. Lo que hay que hacer es colocar a la Platero.
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