El resfriado
Se ha comentado mil veces la iron¨ªa. Cuando el hombre empieza a presumir de' su saber, de su capacidad de dome?ar la naturaleza -primero fue el r¨ªo; luego, el mar y el aire, incluso el espacio-, sigue qued¨¢ndole enfrente un simple rid¨ªculo obst¨¢culo ante el que se siente in¨²til. Por ejemplo, el resfriado. Los grandes cerebros de la medicina hanlogrado erradicar tuberculosis, c¨®lera, fiebre amarilla, trasplantar corazones y ri?ones, coser brazos y piernas, manos y dedos..., pero de pronto el superespecialista de Tejas, ese Dios de la medicina moderna, despierta una ma?ana con una desagradable sensaci¨®n de enfermo, que en su caso es doblemente triste. Encontrarse mal y verse incapaz de evitarlo. ?El, el genio!"Ha cogido un constipado, un catarro, se ha resfiriado". De muchas maneras puede describirse el hecho que en cualquier pa¨ªs y lenguaje sigue siendo el grave contratiempo de una vida normal. Y ¨¦se es, precisamente, el segundo de sus dramas. Se trata de una enfermedad que no merece el dram¨¢tico pero amable refugio del lecho, del cuidado de los familiares. Es una enfermedad tan simple que nadie puede dejar de ir a la universidad o a la oficina por ella. Dicho de otra manera: que, adem¨¢s de la incomodidad, su estado f¨ªsico ser¨¢ perceptible para todos los compa?eros de trabajo y conocidos que se encuentre por la calle.
Y que no dejar¨¢n de apreciar en seguida su, feo aspecto; el resfriado, desde los primeros s¨ªntomas, adquiere un aire vago y lejano.
-?Qu¨¦ te pasa? ?Est¨¢ s resfriado?
(Es una de las preguntas tontas que el mundo hace habitualmente. Con esa cara una persona o est¨¢ resfriada o es un extraterrestre.)
En cualquier reuni¨®n, los presentes notan lo dif¨ªcil que es conectar con un acatarrado que ha cortado cualquier hilo de uni¨®n con la realidad. Si el grupo est¨¢ alrededor de una mesa de restaurante, la primera ruptura es, naturalmente, con la comida; el resfr¨ªo ha parcheado el paladar del enfermo y cualquier placer gustativo le resulta tan lejano como el trono del zar de todas las Rusias. La misma abstracci¨®n se siente ante el placer carnal. Un hombre acatarrado reacciona ante la presencia femenina como, seg¨²n dicen, reaccio naba el casto Jos¨¦ de la Biblia. No le importa nada.
-Oye: ?d¨®nde crees que me resfri¨¦? Porque ahora mismo no recuerdo...
Y sigue con la tenaz investigaci¨®n, como si saber aquello sirvie ra de algo en su dolencia. Y con su lamentable f¨ªsico, ojos llorosos, nariz hinchada, pa?uelo o cleenex siempre cerca. Y luchando con la tos o el estornudo. El estornudo que es el acto m¨¢s incivilizado del hombre; con ¨¦l, el ser humano regresa a las cavernas. La risa m¨¢s alta, la carcajada m¨¢s aparatosa, es un susurro comparada a esa explosi¨®n vocal que atenaza la cara entorna los ojos, abre la boca y termina en un iatchiss! violent¨ªsimo que, cuando incontrolado, desperdiga, adem¨¢s del rumor, cantidad de salivilla, y cuando se llega a tiempo de obstruir con el pa?uelo resulta en un ruido sordo, como el de los volcanes cuando regurgitan sus entra?as momentos antes de la expulsi¨®n de piedras y lava. El hombre que estornuda se queda unos segundos absolutamente inerme, incapaz de ver, o¨ªr ni sentir m¨¢s que esa fuerza inmensa que surge del interior para proyectarse hacia afuera. Esa ausencia volitiva le convierte en un mu?eco durante unas d¨¦cimas de segundo, lo que no se nota cuando se est¨¢ en una actividad normalmente relajada,.como hablar o caminar, pero a quien conduce un coche y le ha sobrevenido sabe de la incre¨ªble indefensi¨®n -ojos cerrados, manos engarfiadas, atenci¨®n s¨®lo fija en el estornudo- con que uno se encuentra durante unas d¨¦cimas de segundo. Siempre me ha extra?ado que en las p¨®lizas de seguro, que tengo entendido valoran como peligro la entrada de una abeja en el coche, no acepten la posibilidad de que el inmovilizador asalto proceda del interior del cuerpo. Yo creo que la raz¨®n est¨¢ en que la familia del accidentado nunca se atrevi¨® a dec¨ªrselo al juez.
-?Por qu¨¦ perdi¨® el dominio del volante? ?Un ataque al coraz¨®n? ?Un derrame cerebral?
-No, se?or. Fue un estornudo.
Eso no es serio, y los supervivientes se niegan a dejar a su deudo, que siempre fue un se?or honorable, en una luz tan rid¨ªcula.
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