La crisis amenaza a la democracia portuguesa, seg¨²n Pinto Balsem?o
Francisco Pinto Balsem?o lleg¨® ayer a Bonn para lo que se considera en Lisboa la etapa decisiva de su periplo por las capitales de los diez para intentar acelerar el ingreso de Portugal en la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE).Hasta ahora, las autoridades alemanas se han mostrado poco receptivas a las tesis portuguesas acerca de la separaci¨®n de las candidaturas de Espa?a y Portugal, temiendo que semejante soluci¨®n signifique un aplazamiento sin fecha determinada del ingreso de Espa?a, que Bonn considera pol¨ªticamente necesario y urgente.
Es probablemente por esta raz¨®n por la que Balsem?o ha cargado bastante las tintas al describir la situaci¨®n pol¨ªtica lusa al enviado especial de la Agencia norteamericana The Associated Press: "La crisis: econ¨®mica y la recesi¨®n", dijo, "amenazan seriamente la fr¨¢gil democracia portuguesa, y el pa¨ªs puede caer, de un momento a otro, en un proceso violento que lleve a la p¨¦rdida de las libertades democr¨¢ticas, como en Polon¨ªa o como en Turqu¨ªa".
Los aliados deben comprender que es mejor ayudar a Portugal cuando las cosas no han llegado todav¨ªa a estos extremos, porque "cuando se pongan francamente mal ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil y probablemente m¨¢s oneroso".
Adem¨¢s de la patente necesidad de acelerar el ingreso de Portugal en la Comunidad Econ¨®mica Europea, el jefe del Gobierno luso no ha sido muy expl¨ªcito sobre las formas que deber¨ªa tomar esta ayuda externa, sin las cuales, seg¨²n ¨¦l, Portugal es actualmente incapaz de superar la creciente crisis econ¨®mica. Pero ha citado, como factores negativos, la pol¨ªtica econ¨®mica norteamericana, la cotizaci¨®n del d¨®lar y el alza de los tipos de inter¨¦s
Mayo sangriento
Balsem?o ha dejado tras de s¨ª una opini¨®n p¨²blica bastante traumatizada por los tr¨¢gicos sucesos de Oporto, que han hecho del Primero de Mayo de 1982 uno de los m¨¢s sangrientos de la historia del movimiento obrero portugu¨¦s.Dos muertos, un centenar de heridos, una decena a¨²n hospitalizados y otros dos en estado grave constituyen el balance de los sangrientos enfrentamientos entre manifestantes y la polic¨ªa de choque.
Contrariamente a lo que suele suceder, hay pr¨¢cticamente unanimidad entre todas las partes sobre los or¨ªgenes y el desarrollo de los acontecimientos de la noche del viernes al s¨¢bado.
La plaza de Humberto, Delgado, en el centro de Oporto, donde la central de mayor¨ªa comunista Confederaci¨®n General de Trabajadores (CGT) organiza, desde 1974, sus manifestaciones del D¨ªa de los Trabajadores, hab¨ªa sido este a?o reservada por el Gobierno Civil a la central reformista Uni¨®n General de Trabajadores (UGT), que hizo la petici¨®n.
La Confederaci¨®n General de Trabajadores no acat¨® la decisi¨®n, consider¨¢ndola una provocaci¨®n del Gobierno, y llam¨® a sus simpatizantes a concentrarse en el mismo lugar.
Estaban creadas las condiciones para los enfrentamientos, que la polic¨ªa local se encarg¨® de evitar durante la primera parte de la noche, con cargas relativamente violentas contra los manifestantes cegetistas, varias decenas de veces superiores en n¨²mero a los. ugetistas.
La situaci¨®n empeor¨® r¨¢pidamente con la entrada en acci¨®n de un destacamento de la polic¨ªa de intervenci¨®n, llegado especialmente de Lisboa.
Seg¨²n el mando de esta fuerza, la unidad especial fue atacada a pedradas y sufri¨® varios heridos. Muy r¨¢pidamente, la polic¨ªa de choque hizo uso de sus armas (pistolas y ametralladoras), y buena parte de la ciudad vieja de Oporto se transform¨® en escenario de una verdadera batalla campal.
Fue entonces cuando se registraron las bajas por balas de armas de fuego; dos de los heridos fallecieron poco despu¨¦s.
El Partido Comunista Portugu¨¦s y la Confederaci¨®n General de Trabajadores afirman que se trata de un ataque deliberado y que la polic¨ªa especial ten¨ªa ¨®rdenes de disparar a matar, como lo prueba, seg¨²n ellos, el hecho de que numerosos heridos fueron tiroteados en el abdomen o en la cabeza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.