Rioja, la autonomia m¨¢s criticada
A lo largo de los ¨²ltimos doce meses que ha durado la tramitaci¨®n parlamentaria del Estatuto de Autonom¨ªa, la atenci¨®n de la Rioja ha estado m¨¢s pendiente de su reconocimiento como entidad regional hist¨®rica que del propio contenido del estatuto.Los parlamentarios riojanos de UCD y PSOE, conscientes de la precariedad de esta autonom¨ªa, han actuado, en general, de com¨²n acuerdo para sacar adelante sin conflictos un estatuto modesto de contenidos, pero que hace posible por primera vez el hecho hist¨®rico del autogobierno.
Pese a la recomendaci¨®n de los pactos auton¨®micos de que se contemplara la posible incorporaci¨®n de la Rioja (al igual que sucede con Cantabria) en la comunidad aut¨®noma de Castilla-Le¨®n, el estatuto riojano, sin embargo, no hace ninguna referencia expresa al ente castellano-leon¨¦s, en un intento de preservar desde sus comienzos la identidad propia de la regi¨®n. Este planteamiento, que ha constituido desde el principio el centro de los debates, se refleja m¨¢s claramente en la regulaci¨®n estatutaria de los convenios con otras comunidades aut¨®nomas o territorios forales. El texto auton¨®mico no habla de acuerdos preferenciales con ninguna regi¨®n, en la idea de diversificar los convenios tanto con Castilla como con Euskadi y Navarra principalmente, sin olvidar a la tambi¨¦n lim¨ªtrofe comunidad aragonesa.
Antes incluso de que haya sido definitivamente aprobado el estatuto de autonom¨ªa, que fue ratificado por el Senado el pasado d¨ªa 21 y devuelto al Congreso, que le dar¨¦ luz verde definitiva en los pr¨®ximos d¨ªas, ya han comenzado las maniobras dentro de UCD de Rioja por el control del nuevo poder auton¨®mico. El partido centrista, que cuenta con mayor¨ªa absoluta en una diputaci¨®n general (asamblea legislativa) compuesta por 35 miembros, podr¨¢ gobernar c¨®modamente en solitario. Sin embargo, el conflicto por la presidencia de la comunidad aut¨®noma ya ha Regado a los ¨®rganos nacionales del partido. I?igo Cavero estar¨ªa tratando ahora de alcanzar un acuerdo entre los partidarios del actual presidente de la Diputaci¨®n Provincial, Joaqu¨ªn Ibarra, un independiente apoyado por el sector democristiano de UCD-Rioja, que ya ha anunciado su intenci¨®n de no comparecer a las pr¨®ximas elecciones, y el diputado Luis Javier Rodr¨ªguez Moroy, presidente regional y hombre fuerte del partido en la Rioja, que est¨¢ adscrito a la familia socialdem¨®crata, a pesar de que no abandonara UCD al tiempo que Fern¨¢ndez Ord¨®?ez.
La autonom¨ªa de la Rioja ha sido la m¨¢s dif¨ªcil de conseguir de cuantas componen el actual mapa auton¨®mico.
Clavero Ar¨¦valo, en sus tiempos de ministro, jam¨¢s lleg¨® a tomarse en serio la posibilidad de que la Rioja fuera aut¨®noma y le deneg¨® el r¨¦gimen preauton¨®mico. Con Mart¨ªn Villa en el Ministerio de Administraci¨®n Territorial se acept¨® tomar en consideraci¨®n los casos de Le¨®n, Santander y la Rioja. Estos dos ¨²ltimos se le fueron de las manos y tuvo que aceptar sin convicci¨®n los hechos consumados.
Carrera de obst¨¢culos
No hab¨ªan pasado m¨¢s de quince d¨ªas desde que el estatuto de autonom¨ªa hab¨ªa sido oficialmente presentado en el Congreso cuando Garc¨ªa Enterr¨ªa y su grupo de expertos sentenciaron la necesidad de poner orden en el mapa auton¨®mico. El acceso de la Rioja al auto gobierno, inicialmente denegado, junto con Segovia y Cantabria, no fue expl¨ªcitamente rechazado en el documento final gracias a una negociaci¨®n pol¨ªtica de ¨²ltima hora. Resultan inequ¨ªvocas, sin embargo, las referencias del informe desaconsejando este tipo de autonom¨ªas. Alguna vez se ha explicado en Madrid la necesidad de una Rioja aut¨®noma como tierra de transici¨®n, cuya raz¨®n de ser estar¨ªa en evitar la formaci¨®n de fronteras r¨ªgidas, en suavizar el paso del centro a la periferia. Este argumento supone defender la autonom¨ªa para la Rioja, nada menos que- por razones de Estado, como la mejor manera de encajar el puzle auton¨®mico sin que salten chispas, al menos en esta zona norte del rompecabezas.
La UCD de Rioja apoy¨® pronto la soluci¨®n auton¨®mica uniprovincial como una v¨ªa intermedia entre la integraci¨®n en Castilla-Le¨®n, defendida por la derecha tradicional, o en. el Pa¨ªs Vasco, que es a donde miraban los sectores progresistas, aunque no sin recelos.
Una elecci¨®n por exclusi¨®n
Hace unos a?os, cuando a¨²n no se hablaba de autonom¨ªas, sino de descentralizaci¨®n, empez¨® a aflorar p¨²blicamente en la Rioja la pol¨¦mica entre vasquistas y castellanistas, asociada fundamentalmente con las posiciones de progresistas y conservadores en un plano pol¨ªtico m¨¢s general. El planteamiento de una Rioja aut¨®noma quedaba fuera de lugar por considerarse inviable.
Comenz¨® a dise?arse el mapa auton¨®mico nacional, y la primera intenci¨®n de la Administraci¨®n central fue incluir a la entonces provincia de Logro?o en la gran regi¨®n de Castilla-Le¨®n, siguiendo criterios hist¨®ricamente discutibles. Mientras, la oposici¨®n se inclinaba m¨¢s por la creaci¨®n de un gran conjunto regional con el Pa¨ªs Vasco y Navarra, con quienes la Rioja se encuentra m¨¢s vinculada social, cultural y, sobre todo, econ¨®micamente. Los planes econ¨®micos existentes de ordenaci¨®n territorial avalaban esta posici¨®n.
Para los castellanistas, la batalla estuvo pronto perdida. El temor a ser gobernados desde Valladolid, Burgos o Tordesillas pod¨ªa llegar a hacer bueno el vilipendiado centralismo madrile?o. La integraci¨®n en Castilla s¨®lo contaba a su favor con la inercia del pasado. Y respecto a los empresarios, es en el Pa¨ªs Vasco donde mayoritariamente encuentran su mercado.
Pero tampoco los sectores vasquistas de la Rioja tuvieron fuerza ni poder de convicci¨®n suficientes. Si bien es cierto que el Estatuto de autonom¨ªa vasco elaborado durante la II Rep¨²blica dejaba una puerta abierta a la integraci¨®n de la Rioja, subsisten de hecho ciertos recelos de ser relegada a la funci¨®n de bodega y despensa. El avance en Euskadi de las posiciones nacionalistas, as¨ª como la reivindicaci¨®n del euskera (que hace ya varios siglos que dej¨® de hablarse en el territorio riojano), hicieron desistir del proyecto. A nivel general, sin embargo, lo que m¨¢s rechazo produc¨ªa era que la Rioja se viera envuelta en la ola de violencia que se viv¨ªa en el Pa¨ªs Vasco y que s¨®lo ha tenido algunos coletazos en la Rioja.
En esta situaci¨®n puede comprenderse mejor lo r¨¢pido que prendi¨® la idea de una Rioja aut¨®noma dentro de un Estado de las autonom¨ªas. Al decir de los representantes socialistas riojanos, "en nuestra opci¨®n auton¨®mica no ha existido ni chauvinismo ni sentimiento nacionalista, sino m¨¢s bien una elecci¨®n por exclusi¨®n, que podr¨ªa haber sido diferente hace tan s¨®lo cinco a?os".
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