El futuro monumento a la Constituci¨®n guarda similitud con una obra del escultor suizo Max Bill
Cuatro d¨ªas despu¨¦s de que el jurado fallara el primer premio del futuro monumento a la Constituci¨®n convocado por la Diputaci¨®n Provincial, que se instalar¨¢ en la plaza de San Juan de la Cruz, de Madrid, ha surgido la primera pol¨¦mica sobre la presunta similitud entre el proyecto ganador, del arquitecto Miguel Angel Ruiz Larrea, y una obra del escultor suizo Max Bill, presentada al concurso internacional organizado en Londres, en 1952, para erigir un monumento al Prisionero Pol¨ªtico Desconocido, Sin embargo, Francisco Javier S¨¢enz de Oiza, miembro del jurado, arquitecto, al igual que el propio autor, desminti¨® ayer rotundamente que pudiera hablarse de plagio, aun en el caso de que, efectivamente, hubiera alg¨²n parecido entre ambas obras. "Si se quiere, a todo templo se le puede sacar un parecido con el Parten¨®n".
La obra ganadora del concurso convocado por la Diputaci¨®n, de Miguel Angel Ruiz Larrea, actualmente arquitecto en el Ayuntamiento de Getafe, "es un cubo, de hormig¨®n blanco, de 7,75 metros de lado, cuyo n¨²cleo est¨¢ constitu¨ªdo por otro cubo vac¨ªo de dimensiones a la medida del hombre. Este cubo vac¨ªo se expande -faro, crucero- en todas direcciones a trav¨¦s del primero, y en ¨¦l se cruzan- las escalinatas que elevan al cielo los caminos horizontales". El autor pretendi¨® con su obra que el monumento sea algo transitable para las personas, que pueden recorrerlo por su interior y evoca la idea de una gran cavidad maternal, protectora, como una simbolog¨ªa de lo que la Constituci¨®n quiere ser para todos los espa?oles.La obra de Max Bill se compone tambi¨¦n de tres cubos de granito oscuro por su lado exterior y de m¨¢rmol blanco por sus caras interiores; en el tri¨¢ngulo interno que forman se levanta una columna vertical de tres aristas, cada una orientada a uno de los cubos. El mismo Max Bill, en la memoria expositiva que acompa?aba a su proyecto, defini¨® su intenci¨®n como la de procurar al espectador una sensaci¨®n sombr¨ªa, -los cubos est¨¢n techados, mientras que el de Ruiz Larrea es abierto- que s¨®lo se torna clara y gratificante cuando se llega, a trav¨¦s de los tres t¨²neles, uno por cada cubo, al espacio central en el que la columna simboliza la fe y los ideales por los que una persona, an¨®nima, no un l¨ªder pol¨ªtico, puede luchar. La obra de Max Bill obtuvo una menci¨®n de honor.
"Todas las cosas se parecen"
En cualquier caso, la pol¨¦mica parece quedar zanjada, al menos de momento, despu¨¦s de conocer las declaraciones de tres personas, directamente afectadas por el tema. Para Juan Miguel Hern¨¢ndez, director de los servicios cultura les de la Diputaci¨®n, aunque ambas obras puedan tener un cierto parecido formal, su concepci¨®n es totalmente diferente. La de Bill produce una sensaci¨®n de angustia que no tiene nada que ver con la intenci¨®n de la obra de Ruiz Larrea, y adem¨¢s, seg¨²n sus propias palabras, los miembros del jurado ya conoc¨ªan este antecedente y lo desecharon precisamente porque estimaban que en absoluto se pod¨ªa interpretar como una copia. "Me parece, por lo dem¨¢s", a?adi¨® Hern¨¢ndez, "menospreciar la capacidad de los conocimientos de los miembros del jurado pensar que pod¨ªan no tener conocimiento de la obra de Max Bill".Parecida opini¨®n es la sustentada por Francisco Javier S¨¢enz de Oiza, arquitecto, uno de los cinco componentes del jurado -junto con los escultores Pablo Serrano y Eduardo Chillida, el pintor Lucio Mu?oz y el cr¨ªtico de arte Juli¨¢n Gallego-. Despu¨¦s de advertir que ¨¦l no pod¨ªa dar una opini¨®n oficial al respecto sin consultar previamente con los restantes cuatro miembros, S¨¢enz de Oiza expuso: "Todo se puede parecer a todo. La Constituci¨®n espa?ola puede tener parecidos con la italiana, o la francesa, en parte de su articulado, y no por eso vamos a pensar que es un plagio. Y todo monumento tiene caracteres similares. Pensemos en los monumentos en forma de columna. Todos, entre ellos tienen similitudes, y a cualquier templo se le puede buscar, si se quiere, alguna reminiscencia con el Parten¨®n. Si las cosas obedecen a principios comunes, es l¨®gico que al realizarlas se les encuentren similitudes, pero no se puede decir que eso constituya un plagio. El plagio hay que demostrarlo de forma mucho m¨¢s contundente y, por otra parte, pienso que el jurado lo formaban personas de suficiente categor¨ªa como para no pasar por alto un supuesto plagio de esa categor¨ªa.
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