La m¨²sica que amaron los nazis
Un libro analiza la colaboraci¨®n de famosos compositores y m¨²sicos con el r¨¦gimen de Hitler
Herbert von Karajan se afili¨® al partido nazi en la Austria republicana de 1933, y no m¨¢s tarde, como sostuvo. Otro director de orquesta austriaco, Karl Boehm, realiz¨®, por lo menos, dos declaraciones de lealtad al Reich, y el compositor b¨¢varo Carl Orff aceptaba de los nazis los encargos que otros rechazaban con un expresivo "Heil Hitler". Estos son algunos de los hechos que el investigador germano occidental Fred K. Prieberg atribuye a grandes figuras de la m¨²sica en el ¨¢mbito cultural alem¨¢n, en un libro recientemente aparecido en la RFA.
La obra-Musik im ns-staat (La m¨²sica en el Estado nacional-socialista)- pretende ser la primera historia sistem¨¢tica de la pol¨ªtica musical del Tercer Reich, y ha sido elaborada durante diecinueve a?os, con la ayuda de los testimonios de 329 personalidades de la vida musical y el material de 192 bibliotecas y archivos diversos en la geograf¨ªa de la Alemania hitleriana y los territorios ocupados.El autor parte del actual olvido o escamoteo de datos sobre la actuaci¨®n de numerosos profesionales de la m¨²sica durante el per¨ªodo 1933-1945, y trata de poner al descubierto la operaci¨®n Cosm¨¦tica.
Seg¨²n Prieberg, los que hicieron carrera se dejaron ascender y sirvieron de alguna forma al Estado nacional-socialista; entre ellos, notables personalidades de la vida musical de la posguerra han silenciado sus obras con textos pol¨ªticos o compuestas para ocasiones de tal car¨¢cter al facilitar datos sobre su biograf¨ªa.
Prieberg afirma que en este proceso han participado redactores bi¨®grafos e investigadores, ya fuera con una comprensiva tolerancia o con una deliberada ocultaci¨®n de la verdad.
El camarada Karajan
Karajan, por ejemplo, manifest¨® al t¨¦rmino de la segunda guerra mundial haber ingresado en el Partido Nacional-Socialista alem¨¢n (NSDAP) tres d¨ªas antes de ser nombrado director general de M¨²sica en Aquisgr¨¢n en 1935.Seg¨²n sus bi¨®grafos, Karajan se vio obligado a ingresar en el partido -una formalidad- o, de lo contrario, perder el puesto que ambicionaba. Y entr¨® en el partido porque su carrera profesional era lo m¨¢s importante y porque, "como otros muchos artistas, era totalmente indiferente desde el punto de vista pol¨ªtico".
Prieberg, sin embargo, afirma que Karajan hab¨ªa ingresado en el partido en dos ocasiones anteriores: la primera, el 8 de abril de 1933, en Austria, concretamente en el grupo Neustadt, de Salzburgo, y con el n¨²mero de carn¨¦ 1.607.525; la segunda afiliaci¨®n tuvo lugar en Ulm (comarca de Wurtemberg) en mayo del mismo a?o.
Karajan, que hab¨ªa dirigido ritmos en honor del r¨¦gimen en diferentes ocasiones -entre ellos, la canci¨®n de Horst-wessel, en el Par¨ªs ocupado, pudo volver a dirigir en los Festivales de Salzburgo de 1946, tras ser interrogado por las autoridades de ocupaci¨®n aliadas. El oficial norteamericano que examin¨® el caso le defini¨® como "un individuo fan¨¢tico, cuyo fanatismo est¨¢ dirigido hacia la m¨²sica, que le supone la existencia".
El papel del intelectual y el artista en la Alemania del Reich, su grado de colaboraci¨®n con el r¨¦gimen y las posibilidades de resistencia son temas objeto de revisi¨®n y pol¨¦mica actualmente en la RFA y Austria. Esto se debe, en parte, al ¨¦xito de la pel¨ªcula austro-h¨²ngara Mefisto, basada en la novela de Klaus Mann del mismo nombre e inspirada en el actor Gruedgens, que se prest¨® a la pol¨ªtica de prestigio del Reich.
Una alternativa a Mendelssohn
Carl Orff afirmaba haber sufrido durante el nazismo a causa de su amistad con jud¨ªos, y tambi¨¦n que su obra pedag¨®gica -Schulwerk- hab¨ªa sido prohibida. Prieberg, sin embargo, asegura que la obra de Orff no fue retirada ni prohibida durante el Reich y que, adem¨¢s, goz¨® del favor y admiraci¨®n de los dirigentes nazis.Orff no tuvo reparos en aceptar el encargo (concluido en 1939) de componer una nueva partitura para los Sue?os de una noche de verano tras la prohibici¨®n, de la version del jud¨ªo F¨¦lix Mendelssohn Bartholdy a causa del origen racial de ¨¦ste.
El compositor agradeci¨® este encargo -rechazado antes por Hans Pfitzer y Werner Egk- con el saludo "Heil Hitler", pero m¨¢s tarde se distanci¨® de la obra compuesta, que pod¨® y retoc¨® antes de introducirla en la Rep¨²blica Federal de Alemania.
Exhortado, junto con otros compositores e int¨¦rpretes, a proclamar su lealtad al f¨¹hrer, Orff envi¨® una oda a Horacio a Hitler en 1944, cuando ya s¨®lo los fan¨¢ticos cre¨ªan en ¨¦l, dice Prieberg.
Karl Boehm, que llev¨® su celo a pedir el saludo hitleriano en sus conciertos, fue un ardiente defensor de la anexi¨®n -Anschluss- de Austria a Alemania en 1938, y directamente vinculado a la oficina comarcal de propaganda del NSDAP en Viena; pidi¨® el s¨ª para esta causa en el refer¨¦ndum del 10 de abril.
En 1936, con ocasi¨®n de la elecci¨®n de Hitler, Boehm manifest¨® que "el nacional- socialismo ha presentado al m¨²sico una meta y una tarea, por las que vale la pena emplear todo el conocimiento y fuerza de trabajo para servir al pueblo alem¨¢n y sus elevados bienes culturales.
El examen del pasado realizado por Prieberg no ha perdonado ni a los Ni?os Cantores de Viena, y ha causado controversia en Austria, donde Karajan se neg¨® a participar en un programa televisivo sobre el papel del artista en el Tercer Reich.
El semanario austriaco Profil (una especie de Der Spiegel a la austr¨ªaca) ha afirmado que la obra ser¨¢ "mal recibida" por la mayor¨ªa de los que all¨ª aparecen, y el diario conservador Die Presse acusa a Prieberg de cebarse exclusivamente en varias personalidades y de no ser sistem¨¢tico. El tema abordado, se?ala Die Presse, es todav¨ªa hoy "delicado y dif¨ªcil".
Aparte de la actuaci¨®n de compositores cooncretos -Richard Strauss, C¨¦sar Bresgen, Werner Egk, Paul Hindernith, Hans Pfitzer-, la obra analiza el papel de la m¨²sica como factor aglutinador en el Tercer Reich y como elemento propagand¨ªstico en el exterior.
Germanizaci¨®n de la m¨²sica
El autor pasa revista al proceso de germanizaci¨®n de la m¨²sica, la marginaci¨®n progresiva de los compositores modernos, de jazz, atonales y jud¨ªos, as¨ª como de los profesionales que ejecutaban las obras de ¨¦stos. Musik im ns-staat trata tambi¨¦n de la organizaci¨®n paralela de los m¨²sicos jud¨ªos en guetos culturales, del clima de denuncia y arribismo, de la emigraci¨®n y la creaci¨®n musical en los territorios ocupados por el Reich.El libro constituye un interesante documento, a veces muy period¨ªstico, sobre el papel concedido a la m¨²sica dentro de una pol¨ªtica cultural, que continu¨® a¨²n en las dif¨ªciles condiciones impuestas por la guerra.
Prieberg subraya que desde 1933 a 1944 se estrenaron en Alemania 164 ¨®peras, la mayor¨ªa olvidadas ahora; se subvencionaron los estrenos con millones y el f¨¹hrer, nunca con millones de marcos, y el f¨¹hrer nunca dej¨® de comprar entradas para los festivales wagnerianos de Bayreuth.
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