Luchar hasta la muerte

El peque?o Gines Villeneuve naci¨® en Chambly, cerca de Quebec, hace treinta a?os. De corta estatura, Gilles era un luchador, un deportista que s¨®lo viv¨ªa para correr y para ganar. Nada que no fuera la victoria pod¨ªa satisfacerle.Debut¨® en F¨®rmula 1 en el Gran Premio de Gran Breta?a en 1977, con un Mclaren. Ven¨ªa de ganar carreras espectacularmente en la F¨®rmula Atlantic, tanto en su pa¨ªs como en Estados Unidos, y de ser campe¨®n de Canad¨¢ de motonieve, extra?a competici¨®n motociclista sobre pistas nevadas.

Su t¨¦cnica, su ¨ªmpetu, y su arrojo impresionaron al viejo commendatore Enzo Ferrari como pocos pilotos hab¨ªan hecho en toda su larga vida. La escuder¨ªa italiana incorpor¨® casi de inmediato al joven Villeneuve. No se equivoc¨® Ferrari. Fuera cual fuera el estado de puesta a punto o de competitividad del coche, Villeneuve era capaz de sacar un rendimiento insospechado del mismo.

La teor¨ªa de que desde hace algunos a?os son los coches y no los pilotos los que ganan carreras no val¨ªa para ¨¦l. Por eso, en sus cuatro a?os de actividad con el circo, en el que disput¨® 68 carreras, nunca con un coche puntero, gan¨® en seis ocasiones, realiz¨® varias veces el mejor tiempo de los entrenamientos y bati¨® los r¨¦cords de algunos circuitos.

Un ¨ªdolo

Era un hombre espectacular como pocos, luchador como probablemente ninguno. Las deficiencias mec¨¢nicas no eran suficiente obst¨¢culo para ¨¦l, que lo daba todo, sin reservas, en cada carrera. Eso le llev¨® a ser considerado en todo el mundo, pese a su juventud, como un ¨ªdolo indiscutible, muy por encima de cualquier resultado. Su coraz¨®n luchador se neg¨® a pararse. Luch¨® hasta la muerte, pero su cerebro no le sigui¨®. La carrera estaba perdida. Con ¨¦l se va uno de los grandes ¨ªdolos.