"Lo peor que puede pasamos es llegar a una victoria militar sin un acuerdo pol¨ªtico, y a eso vamos"
"La peor postura en la que podemos ponemos es la de tener que llegar a una victoria militar sin un acuerdo pol¨ªtico, y esto es a lo que vamos", declara Philip Windsor, profesor de Relaciones Internacionales y Estudios Estrat¨¦gicos de la London School of Economics, refiri¨¦ndose al conflicto de las Malvinas. Para Windsor, de 45 a?os de edad, ha aumentado la estima que siente por Margaret Thatcher y por muchas personas del Foreign Office tras esta crisis, "pero resulta asqueroso el modo en que la Prensa popular ha tratado todo este asunto", comenta a EL PAIS este ¨¢vido lector de Hegel que se educ¨® en Oxford y ha asesorado al Gobierno en numerosas ocasiones.
"La reacci¨®n brit¨¢nica asombr¨® a los argentinos. De ah¨ª que aumentaran el env¨ªo de refuerzos a las Falklands mientras se reun¨ªa el destacamento naval brit¨¢nico. Luego, la escalada, que ocurri¨® el pasado fin de semana. Los tres Gobiernos (brit¨¢nico, argentino y estadounidense) se encontraron en una situaci¨®n que no se esperaban y ninguno ten¨ªa idea de c¨®mo abordarla".Pregunta. ?Piensa usted realmente que hay algo que negociar?
Respuesta. La reacci¨®n argentina al plan peruano parece mostrar que no est¨¢n dispuestos a negociar. Hemos flexibilizado nuestra postura en los ¨²ltimos d¨ªas. En una primera fase era la insistencia argentina en el principio de la soberan¨ªa lo que no pod¨ªamos aceptar.
Despu¨¦s cometimos un error muy grave, cuando todav¨ªa no se hab¨ªan producido bajas brit¨¢nicas, y fue separar el principio de la retirada del principio de las negociaciones. Cambiamos luego (con el plan peruano), aceptando la idea de una retirada con subsecuentes negociaciones.
P. ?Por qu¨¦ cree usted que los argentinos no est¨¢n dispuestos a negociar?
R. Hay tres tipos de razones. Una, es que no pueden permitirse una verdadera concesi¨®n, derogando el principio de la soberan¨ªa. La segunda, porque sienten que, en t¨¦rminos militares, est¨¢n en una buena posici¨®n. Aunque no maravillosa. A pesar de la p¨¦rdida del Sheffield y de los Harrier, los da?os que nos pueden causar son estrictamente limitados... Pero s¨®lo podemos pararlos si escalamos de modo muy considerable.
Si se quiere asegurar que el destacamento est¨¦ a salvo hay que garantizar que no nos abatan diez Harrier m¨¢s. Para ello habr¨ªa que bombardear Argentina, y ellos saben que por razones pol¨ªticas no vamos a hacer esto. Pueden permitirse atacarnos y nosotros no podemos permitirnos escalar. En los pr¨®ximos siete o diez d¨ªas pueden infligirnos grandes p¨¦rdidas. El Invincible no es invulnerable. La tercera raz¨®n es que tienen unos diez d¨ªas en que pueden permitirse hacerse los duros...
P. ?Est¨¢ usted de acuerdo con la decisi¨®n de enviar el destacamento?
R. S¨ª. Pero lo que me resulta inconcebible es el modo en que llevamos la crisis durante el per¨ªodo de tensi¨®n creciente. Es la muerte de la teor¨ªa funcionalista en las relaciones internacionales. Buscamos un tipo de arreglo funcional entre las Falkland y Argentina, por lo cual el principio de la soberan¨ªa no habr¨ªa sido importante. El funcionalismo ha quedado atr¨¢s. Es curioso que lo que era importante para Argentina; la soberan¨ªa, se convirtiera luego en importante para nosotros, cuando no lo era en un principio.
P. ?No cree que el Gobierno brit¨¢nico ha perdido el sentido de la proporci¨®n?
R. Esa es la clave. S¨¦ que en un estadio est¨¢bamos en una posici¨®n militar muy fuerte y podr¨ªamos haber destruido sus fuerzas de ataque. No s¨®lo deliberadamente no la usamos, sino que mandamos un mensaje a los argentinos diciendo que no la utilizar¨ªamos si quer¨ªan negociar. Visto desde fuera, s¨ª hemos sido belicosos, desproporcionados y crudos.
P. ?Qu¨¦ prev¨¦?
R. Depende del estado de las negociaciones. Va a ser dif¨ªcil. Vamos a vivir un corto per¨ªodo muy malo, durante el cual vamos a vernos acosados y a perder pol¨ªticamente. El tema va a dividir a la OTAN y a la CEE de forma que nadie hab¨ªa previsto una semana atr¨¢s... Las implicaciones subsecuentes van a ser a¨²n peores si hay una soluci¨®n, vamos a tener que vivir con las consecuencias de una victoria. Ser¨¢ una victoria sangrienta, pero ser¨¢ una victoria.
?Y qu¨¦ hacemos despu¨¦s?. La peor postura en la que podemos situarnos es la tener que ganar militarmente sin un acuerdo pol¨ªtico, y esto es a lo que vamos. No s¨¦ que pasar¨¢ luego. Podemos instaurar una Administraci¨®n fiduciaria en las Falkland, pero vamos a tener que cambiar nuestra estrategia defensiva y nuestra posici¨®n en la OTAN.
P. ?C¨®mo se explica usted este renacer de los nacionalismos?
R. Hay un nacionalismo generalizado, en parte reacci¨®n a las ideolog¨ªas y al mundo dividido por ellas. Es, en cierto modo, la rebeli¨®n de las masas. Es, en parte tambi¨¦n, una manera para los Gobiernos de salir de aprietos dom¨¦sticos. Este es el caso de Thatcher y del Gobierno argentino.
El nacionalismo es un elitismo en masa. Las masas alienadas en la sociedad se convierten tambi¨¦n en las ¨¦lites, y el crecimiento generalizado de esta alienaci¨®n produce m¨¢s nacionalismo, no menos. Pero hay tambi¨¦n varios tipos de nacionalismos espec¨ªficos. En Argentina, el nacionalismo es tambi¨¦n una reacci¨®n a la carencia de una cultura pol¨ªtica. Y lo que el Gobierno argentino ha hecho, al liberar y legitimar la anglofobia, es legitimar y liberar los sentimientos contra la clase alta, que es, tradicionalmente, angl¨®fila.
P. ?Y en el Reino Unido?
R. El nacionalismo brit¨¢nico es diferente. Es, en parte, una reacci¨®n contra la p¨¦rdida de poder y de prestigio en los ¨²ltimos cuarenta a?os. Pero tiene tambi¨¦n un sentido de alivio, de que se puede tener una guerra a la antigua usanza, de que el holocausto nuclear no va a ocurrir pasado ma?ana. Todo parece muy nost¨¢lgico, no s¨®lo por la cuesti¨®n del poder¨ªo, sino por la vuelta a la era prenuclear. Y en los primeros estadios de la crisis, cont¨® el hecho de que Estados Unidos no estaba de nuestra parte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.