Gran Breta?a ve peligrar la solidaridad de la CEE
La solidaridad europea con el Reino Unido en el conflicto de las Malvinas qued¨® ayer peligrosamente resquebrajada. Los ministros de Asuntos Exteriores de los diez, reunidos en un hotel de Villers le Temple, a 94 kil¨®metros de Bruselas, fueron incapaces de llegar a un acuerdo para prorrogar las sanciones contra Argentina, que expiran el d¨ªa 17.
La creciente preocupaci¨®n en Italia, Dinamarca y la Rep¨²blica Federal de Alemania, y la oposici¨®n de Irlanda obligaron a posponer toda decisi¨®n durante una semana, "a la espera", dijo Leo Tindemans, presidente de turno del Consejo comunitario, "de ver c¨®mo evoluciona el conflicto".La reuni¨®n de ministros termin¨® en medio de un peque?o esc¨¢ndalo. Un grupo de agricultores, harto de comprobar que Londres bloquea el incremento de los precios agr¨ªcolas, cerr¨¦ con tractores, durante m¨¢s de dos horas, las salidas del lugar de reuni¨®n. En los tractores pod¨ªan verse pancartas con la siguiente leyenda: "El dinero de los agricultores no pagar¨¢ la guerra de las Malvinas", "En las Malvinas hay 1.800 personas; nosotros somos varios millones".
S¨®lo el ministro brit¨¢nico, Francis Pym, logr¨¦ romper el cerco, antes de que fuera completo, y huir apresuradamente por la puerta de servicio. Los agricultores levantaron el asedio sin que interviniera la polic¨ªa, pero a¨²n tuvieron oportunidad de perseguir a Tindemans hasta el descampado, donde ofreci¨® una improvisada conferencia de Prensa.
Los incidentes provocados por los agricultores no fueron, sin embargo, lo m¨¢s destacado de una jornada tensa, marcada por los rumores.
El portavoz de una delegaci¨®n (partidaria de prolongar las sanciones) coment¨®, sin embargo, a este peri¨®dico: "No creo que la invasi¨®n sea cierta, porque si lo fuera ser¨ªa un insulto de mister Pym a todos sus colegas y significar¨ªa la ruptura inmediata de la solidaridad europea".
Los rumores no se confirmaron por la tarde, pero la reacci¨®n de este portavoz ilustra bien la delicada posici¨®n en que se encuentra el Reino Unido en el seno de la CEE. Los ministros de Asuntos Exteriores han ejercido al m¨¢ximo su presi¨®n para arrancar a Pym un compromiso de no entablar nuevas acciones militares mientras contin¨²an los esfuerzos pacificadores de las Naciones. Unidas. El ministro brit¨¢nico no ha podido dar ning¨²n tipo de seguridad, y sus colegas le han negado el cheque en blanco que Londres reclamaba veinticuatro horas antes. La pr¨®rroga de las sanciones depende de la evoluci¨®n militar del conflicto.
De acuerdo con las distintas versiones, parece que en las discusiones sobre las Malvinas y las sanciones se han dibujado cuatro grupos. Por un lado, Irlanda, que se opone, y, en las ant¨ªpodas, el Reino Unido, que las exige. En el medio, dos grupos. Uno, formado por Italia y Dinamarca, que plantean reservas, apoyados por la RFA, y otro, integrado por pa¨ªses como B¨¦lgica, Holanda y Francia, que estiman que las sanciones tienen una utilidad diplorn¨¢tica y pol¨ªtica, pero que advierten que podr¨ªan modificar su postura si de aqu¨ª al 16 de este mes estalla una guerra abierta.
El ministro brit¨¢nico ya sabe a lo que atenerse. Las sanciones aprobadas en su d¨ªa supon¨ªan un apoyo exclusivamente pol¨ªtico y diplom¨¢tico (Tindemans lo repiti¨® hasta la saciedad, excluyendo, por tanto, el aspecto militar). La CEE no es un bloque a la retaguardia de Londres. Los problemas internos de los diez son muchos para que la CEE d¨¦ apoyos indiscriminados.
Hasta Tindemans, que intent¨® mantener el tipo y levantar los ¨¢nimos en relaci¨®n con el problema del presupuesto, tuvo un gesto final de amargura: "Pese a la temperatura primaveral, ¨¦ste ha sido un domingo sombr¨ªo para Europa".
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