El principio de Peter

El ¨¦xito discogr¨¢fico de la Orquesta Mondrag¨®n ha estimulado la producci¨®n de esta pel¨ªcula donde el cantante del conjunto, Javier Gurruchaga, interpreta varios papeles protagonistas y da paso, entre chistes, a la filmaci¨®n de las ¨²ltimas canciones del grupo. No hay un nexo argumental suficiente ni un buen gui¨®n, que firma, a pesar de ello, Rafael Azcona, de quien escasean ¨²ltimamente los buenos trabajos. B¨¦same, tonta es un recital de Gurruchaga, excelente cantante y mal actor, que ha medido sus fuerzas con demasiada precipitaci¨®n.Es bien sabido que Harold Lloyd, Jerry Lewis o Paco Mart¨ªnez Soria crearon en sus estilos un buen n¨²mero de tics que han acabado por caracterizarles. No eran, de cualquier manera, gratuitos. En el caso, sobre todo, de los humoristas del burlesque norteamericano, esos tics respond¨ªan a un planteamiento en el que el personaje y su est¨¦tica quedaban ensamblados con inteligencia. Javier Gurruchaga, que puede tener referencias de los nombres citados, no ha encontrado, sin embargo, una filosof¨ªa a su esquema. Sus tics quedan descolgados, sin sentido.

Aparici¨®n del h¨¦roe

En las pel¨ªculas de los grandes maestros del g¨¦nero c¨®mico, los guionistas sab¨ªan medir las apariciones de sus h¨¦roes controlando as¨ª la capacidad de emoci¨®n y de sorpresa del p¨²blico. B¨¦same, tonta es un ejemplo de lo contrario. Javier Gurruchaga apenas desaparece de la pantalla, con lo que logra empachar incluso a sus incondicionales; dif¨ªcil es, no obstante, que los tenga por este trabajo cinematogr¨¢fico. Su monoton¨ªa gestual, la ausencia de l¨®gica en su caracterizaci¨®n, la simpleza del disparate argumental son malas ayudas para una correcta promoci¨®n en el dif¨ªcil terreno del cine. Fernando Gonz¨¢lez de Canales no ha encontrado tampoco, en esta primera pel¨ªcula que dirige una independencia suficiente del personaje para permitirle mostrarnos lo que quiere ofrecer en el panorama del cine espa?ol.No hay imaginaci¨®n en el rodaje de las canciones, no hay narrativa en el resto. Afortunadamente, la m¨²sica de la Orquesta Mondrag¨®n no se ver¨¢ influida por este error f¨ªlmico ni se dudar¨¢ de su conocido sentido del humor.