Telem¨¢tica y priv¨¢tica
Primero con la telem¨¢tica y luego con la priv¨¢tica, lo cierto es que Francia parece seguir siendo el centro internacional de discusi¨®n de la tecnolog¨ªa de los ordenadores. A principios de 1978 se public¨® al otro lado de los Pirineos el famoso Informe Nora-Minc, que catapult¨® hacia los centros de poder el t¨¦rmino telem¨¢tica. Este documento no s¨®lo lleg¨® a convertirse en s¨ªmbolo tecnol¨®gico del Gobierno Giscard, sino que, traducido a varios idiomas, fue estudiado con inter¨¦s por los pa¨ªses que estaban definiendo su propio futuro industrial. Pero no hab¨ªa terminado el a?o cuando Bruno Lussato y J. Brounine lanzaron su dossier "?Telem¨¢tica o priv¨¢tica?" donde hac¨ªan una cr¨ªtica feroz a las propuestas de Nora.Bruno Lussato, cincuenta a?os, ingeniero, organizador, catedr¨¢tico y autor de varios libros, se ha convertido en monsieur antit¨¦l¨¦matique, y ha ocupado las primeras p¨¢ginas de multitud de peri¨®dicos y revistas con la publicaci¨®n de su ¨²ltimo libro, Le defi informatique, t¨ªtulo que, sin lugar a dudas, trata de situarse a la sombra editorial del ¨¦xito de Schreiber. Una r¨¢pida lectura del dossier con el que la Editorial Fayard trata de promocionar aquella obra nos da algunas claves del debate Nora-Lussato, que, como luego veremos, ha llegado tambi¨¦n hasta nuestros lares.
Como ya hemos dicho, el Informe Nora se identific¨® tanto con la pol¨ªtica giscardiana que, despu¨¦s de las ¨²ltimas elecciones, debe haber quedado en franca minor¨ªa. No es extraflo, pues, que la telem¨¢tica se utilice para simbolizar todo un pasado centralista, burocr¨¢tico y alienante, hasta llegar a convertir, en palabras del propio Lusatto, aquel t¨¦rmino en una ideolog¨ªa.
Uso aut¨®nomo e independiente
Contra el poder establecido se lanza la priv¨¢tica, en la que s¨®lo tienen cabida la descentralizaci¨®n, la antiburocracia y lo convivencial. Para Lussato, el prefijo tele conlleva grandes sistemas supercentralizados a los que el ciudadano accede a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n. La priv¨¢tica, por el contrario, es el ordenador encima de la mesa de despacho, que cada uno utiliza de formatotalmente aut¨®noma e independiente.
No hace falta discurrir mucho para comprender el oportunismo dial¨¦ctico de Lussato, haciendo que la telem¨¢tica se asocie con el poder establecido y se contraponga como opresora al ciudadano normal y corriente que defiende con u?as y dientes su vida privada, su priv¨¢t¨ªca. Aunque la mayor¨ªa estemos de acuerdo con esta defensa, ello no impide que, como ahora trataremos de explicar, el esquema seguido no haya sido demasiado ortodoxo.
La contestaci¨®n ecologista, la crisis del petr¨®leo, la recesi¨®n econ¨®mica mundial o la tensi¨®n entre los dos bloques han sido sobradamente utilizados por soci¨®logos y economistas para hacer ver a la humanidad que algo muy importante est¨¢ cambiando y que, con toda seguridad, el tercer milenio alumbrar¨¢, o albergar¨¢, un nuevo modelo de sociedad occidental. Pasado y presente, industrialismo y posindustrialismo, telem¨¢tica y priv¨¢tica, son otras tantas simplificaciones de un proceso de transformaci¨®n mucho m¨¢s complejo, y en el que est¨¢ en juego nada menos que el futuro de nuestros hijos.
Llegados a este punto, el lector se estar¨¢ preguntando si, de este lado de la frontera pirenaica, la telem¨¢tica se concibe de igual manera, es decir, si por estos pagos tambi¨¦n se ha colado el duende ideol¨®gico en un tema puramente t¨¦cnico.
La discusi¨®n espa?ola
En la primavera de 1977, nueve meses antes de que se publicara el Informe Nora, el que esto escribe tuvo la fortuna de inventar la palabra telem¨¢tica y titular con ella un art¨ªculo publicado, en mayo de aquel a?o, en una revista t¨¦cnica. Por entonces, la convergencia de las tecnolog¨ªas de telecomunicaciones e inform¨¢tica se hab¨ªa transformado ya en una aut¨¦ntica integraci¨®n, y la constataci¨®n de este hecho fue lo que me inspir¨® aquel barbarismo. Al a?o siguiente se lanz¨® el vocablo a nivel mundial, pero, como es l¨®gico, no por mi aportaci¨®n, sino por el impacto del trabajo de Nora y Minc.
La telem¨¢tica no s¨®lo es una tecnolog¨ªa en la que se integran las telecomunicaciones y la inform¨¢tica, sino que tambi¨¦n se convierte en una industria desde que la CEE lanza su PTC (Plan Telem¨¢tico Comunitario) para promover de forma integrada la microelectr¨®niea, la inform¨¢tica y las telecomunicaciones. Por tanto, la priv¨¢tica de Lussato no s¨®lo est¨¢ integrada en la telem¨¢tica, sino que ¨¦sta no implica ning¨²n tipo de centralizaci¨®n.
Una idea de la importancia que esta nueva concepci¨®n puede tener nos la da la reciente sentencia pronunciada por el Tribunal Supremo de Justicia norteamericano autorizando a los dos colosos IBM y AT&T a actuar en los campos que, hasta entonces, les estaban reservados por separado. La cuesti¨®n es ?qui¨¦n ser¨¢ el nuevo gigante telem¨¢tico, el rey de los ordenadores o el emperador de las comunicaciones? y ?cu¨¢l ser¨¢ el impacto en la sociedad de este .nuevo imperio?
Telem¨¢tica opresora
Una vez sintetizadas las acepciones que se dan al t¨¦rmino telem¨¢tica a ambos lados de los Pirineos, podr¨ªamos pasar a comentar las ideas expuestas por Adoraci¨®n de Miguel en un trabajo que aparece en la p¨¢gina 111 del Anuario EL PAIS 1982 bajo el t¨ªtulo "La revoluci¨®n de la microelectr¨®nica y su impacto social". Sin hacer menci¨®n a Bruno Lussato, en este art¨ªculo se contrapone a una priv¨¢tica cuasi id¨ªlica la concepci¨®n ideol¨®gica de la telem¨¢tica opresora, centralizar¨ªte y orwelliana.
Uno de los peligros de la importaci¨®n de t¨¦rminos extranjeros es el de la carga ideol¨®gica que aqu¨¦llos puedan llevar consigo. El debate telem¨¢tica-priv¨¢tica tiene pleno sentido en Francia, pues all¨ª todos los interesados saben de qu¨¦ va el juego: centralizaci¨®n-descentralizaci¨®n ser¨ªa la traducci¨®n correcta de esta discusi¨®n. Por estos pagos, la telem¨¢tica no ha merecido la atenci¨®n de casi nadie; por eso no es extra?o que se trate de un vocablo qu¨ªmic¨ªnente puro que deba emplearse en su estricta, acepc¨ª¨®n. En otro orden de cosas, no parece l¨®gico cargar al t¨¦rmino telem¨¢tica de connotaciones for¨¢neas, que, teniendo en cuenta la idiosincrasia hispana, podr¨ªan descalificarlo antes de llegar a utilizarlo.
La ¨²ltima pregunta que se plantea en el traba . jo de Adoraci¨®n de Miguel, "?D¨®nde y c¨®mo se prepara este porvenir?" me sugiere una frase de Langdon W¨ªnner que aparece en su libro La tecnolog¨ªa aut¨®noma, y que dice: "La posici¨®n privilegiada de una elite o clase dirigente no prueba que conduzcan el veh¨ªculo, sino tan s¨®lo que tienen un confortable asiento para el viaje".
Manique¨ªsmo tecnol¨®gico
He dejado para el final un breve comentario sobre el manique¨ªsmo tecnol¨®gico en raz¨®n a considerarlo como tema del mayor inter¨¦s. Plantear el an¨¢lisis de impactos sociales de la tecnolog¨ªa a base de binomios blanco-negro, buenomalo, priv¨¢tica-telem¨¢tica o cualquier otro par de alternativas excluyentes suele provocar el fatalismo o el desentendimiento total del tema.
Desde hace algunos a?os, en los pa¨ªses sajones se han desarrollado unas metodolog¨ªas llamadas technology assessment, y que podr¨ªamos traducir por evaluaci¨®n social de las tecnolog¨ªas, con las que se pretende evaluar los distintos niveles de impacto de una o varias tecnolog¨ªas en la sociedad. Cualquier reducci¨®n simplista de estos estudios nos llevar¨¢ a conclusiones de tipo "tecnolog¨ªa igual a paro", cuya aplicaci¨®n podr¨ªa entra?ar una vuelta a las cavernas.
La sociedad entera debe participar en los debates sobre las ventajas e inconvenientes de las tecnolog¨ªas, pero sin perder de vista que somos un pa¨ªs cient¨ªfica y tecnol¨®gicamente muy atrasado.
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