El t¨ªo de la trompetilla
Sal¨ªa Paquirri a poner banderillas, ag¨¢rrate. Ya es conocido c¨®mo sale: tan ceremonioso que parece va inventar la suerte. En el tendido, entre novatos, hay una ilusionada expectaci¨®n; entre iniciados, una franciscana resignaci¨®n. Paquirri flexiona las piernas, tensa la axila, serpentinea el espinazo, se estira la taleguilla; le pica, se rasea. Y en esta juerga estaba sumido cuando rompi¨® el silencio el t¨ªo de la trompetilla.Tururirur¨ªru, son¨®, disonante, el acorde de una trompetilla verbenera. El t¨ªo de la trompetilla estaba por los tendidos de sol y no volvi¨® a tocar el tarar¨ª-que-te-vi hasta que Fuentes, a la altura del cuarto toro, consigui¨® dormirnos. Media plaza roncaba a placer" cuando el t¨ªo de la trompetilla hizo de despertador. ?Qu¨¦ tarde de toros dio el t¨ªo de la trompetilla! La recoger¨¢ el octavo tomo del Coss¨ªo, en el cap¨ªtulo de efem¨¦rides.
Plaza de Las Ventas
19 de mayo. Sexta corrida de la Feria de San Isidro.Tres toros de Ram¨®n S¨¢nchez Recio (segundo, tercero y quinto), y los restantes de Ram¨®n S¨¢nchez Rodr¨ªguez; todos bien presentados, flojos, escasos de casta, d¨®ciles. Devuelto por inv¨¢lido el tercero, y sustituido por un sobrero de Juan Pedro Domecq, con trap¨ªo, flojo y noble. Jos¨¦ Fuentes: pinchazo hondo ca¨ªdo y rueda de peones (pitos). Pinchazo y estocada desprendida (indiferencia). Paquirri. Bajonazo tirando la muleta (petici¨®n y vuelta prolestada). Bajonazo descarado (pitos). Roberto Dom¨ªnguez: Tres pinchazos y dos descabellos (vuelta). Tres pinchazos, media y dos descabellos (palmas).
No estaba solo en sus inclinaciones musicales. Poco rato despu¨¦s, en los altos de sombra emergi¨® entre la multitud un cantaor aprovisionado provisto de bota, que se ech¨® al coleto un trago y, aclarado el gaznate, obsequi¨® a la vecindad con unos potentes calderones.
Algo hab¨ªa que hacer, pues la tarde, cuando no toreaba Roberto Dom¨ªnguez, era de siesta. Paquirri dio la larga de rodillas, perdi¨® el capote, puso pies en polvorosa, banderille¨® por tel¨¦fono, sufri¨® desarmes, el toro le tir¨® los trastos a la cabeza, pegaba derechazos, pegaba bajonazos. Fuentes, pases in¨²tiles, zarapastrosos, irreconocibles. Muchos pases pegaron los dos.
A la vista de su furor derechazista, habr¨ªa convenido abrirles la puerta para que salieran a la calle y recorrieran la c,Alcal¨¢ arriba pegando derechazos. Avisado el ayuntamiento, seguir¨ªan pegando derechazos por Francisco Silvela, bajar¨ªan por la Avenida de los Toreros, volver¨ªan a entrar en la Plaza por la puerta grande y, de all¨ª, al ruedo. Con un poco de suerte, para entonces ya estar¨ªamos todos en casa, cenando. Pero la satisfacci¨®n y el contento habr¨ªan sido repartidos con equidad.
Los toros admit¨ªan esos pases. Eran toros adecuados para el toreo de moda. Toros grandotes y bien armados, de los que impresionan, pero que por dentro llevan una casta aguada y por las patas unas temblonas taras locomotrices, que permiten andarles cerquita sin especiales inquietudes. Nos quejamos de que los toreros de hoy, entre otros los mencionados Fuentes y Paquirri, torean de costadillo, con la Pierna contraria atr¨¢s, ventajistas, superficiales y aburridos. Pero no podr¨ªan hacerlo de otra manera. A un tontitoro como los de Ram¨®n S¨¢nchez de ayer le das un muletazo de verdad, cargando la suerte, en los tiempos que marcan los c¨¢nones y con la hondura debida, y lo matas. Te digo yo que lo matas.
Ese no es el toro que queremos, para Madrid, por mucha fachada que tenga, como tampoco son esos los toreros que le van a la afici¨®n de las Ventas. El toro, que sea ¨ªntegro y tenga casta; lo dem¨¢s, bravura o mansedumbre, vendr¨¢ por a?adidura. El torero, que tenga pundonor y, por lo menos, gusto. Un torero con gusto es, precisamente, Roberto Dom¨ªnguez, que ayer cuaj¨® una bonita faena en el tercero. Desmereci¨® bastante cuando se ech¨® la muleta a la izquierda, pero en varios trincherazos y en los redondos, que instrument¨® reposado, baja la mano, correcto el cite, cre¨® belleza. Y para cuadrar, un eficaz y torero ayudado rodilla en tierra. El sexto era otro pelma entrado en carnes y cornudo como el que m¨¢s, que se cay¨® tanto como los anteriores y tan desclasad¨® como ellos embisti¨®. Dom¨ªnguez s¨®lo estuvo aseado con este toro, al que mat¨® mal. Tambi¨¦n hab¨ªa matado mal al otro y, por ese pecado, perdi¨® el premio de la oreja.
No es que la mereciera demasiado, pero la vuelta al ruedo de Paquirri hab¨ªa puesto baratos los trofeos. En fin, las orejas debieron ser para el t¨ªo de la trompetilla, que supo mantenernos despiertos en la tarde plomiza de toreros aburridos y toros-plasta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.