El Rey recibio ayer en Aquisgr¨¢n el m¨¢s importante galard¨®n a la labor en pro de la unidad de Europa
En el marco incomparable del Sal¨®n del Trono del Ayuntamiento de Aquisgr¨¢n, donde en 1520 fue coronado emperador Carlos I de Espa?a y V de Alemania, su descendiente directo, Juan Carlos de Borb¨®n y Borb¨®n recibi¨® ayer el Premio Carlomagno, el m¨¢s importante galard¨®n europeo que premia la labor de pol¨ªticos y estadistas en pro de la unidad entre las naciones del viejo continente. El Monarca espa?ol, primer rey al que se concede el premio, ha unido as¨ª su nombre al de otros europeos ilustres merecedores de tal galard¨®n, y entre los que destacan los de Alcide de Gasperi, Jean Monnet, Konrad Adenauer, Winston Churchill y Robert Schuman.
Ni siquiera una manifestaci¨®n organizada por grupos minoritarios de la extrema izquierda, que portaban pancartas en contra de la entrada de Espa?a en la Alianza AtI¨¢ntica y un cartel a favor de ETA Militar, ha podido empa?ar la fastuosidad y solemnidad de la ceremonia. Los gritos de los manifestantes fueron acallados por los cientos de personas que llenaban la plaza Mayor de la bimilenaria ciudad de Aquisgr¨¢n, capital del imperio carolingio, y que aclamaren, agitando banderas espa?olas, la llegada al palacio municipal de los Reyes de Espa?a, del presidente de la Rep¨²blica Federal, Karl Carstens, y del canciller Hemult Schmidt. Este ¨²ltimo hizo referencia a los manifestantes durante el discurso pronunciado en honor de don Juan Carlos al manifestar que, precisamente, la discordancia era una de las virtudes de los reg¨ªmenes democr¨¢ticos.La ceremonia de la entrega del Premio Carlomagno al Rey de Espa?a estuvo precedida de una misa solemne, en lat¨ªn y acompa?ada del m¨¢s puro canto gregoriano, que fue oficiada en el altar mayor de la antigua catedral de Aquisgr¨¢n por el obispo de la di¨®cesis, monse?or Klaus Hemmerle. la catedral, que data del siglo X, sufri¨® sensibles da?os durante la segunda guerra mundial, pero en ella se puede ver perfectamente reflejada la idea carolingia de convertir a Aquisgr¨¢n en la sucesora de Roma. Su parte central es puramente bizantina, en homenaje al imperio romano de Oriente, y su crucero representa el m¨¢s puro g¨®tico europeo de la alta edad media. Por primera vez, y en honor del Rey de Espa?a, el busto de Carlomagno, recubierto en oro, figuraba en lugar preferente en la catedral, junto al sarc¨®fago que contiene los restos del emperador europeo.
Tras la ceremonia religiosa los Reyes se trasladaron al Ayuntamiento de la ciudad, donde fueron recibidos por el presidente Carstens, el canciller federal Schmidt y el alcalde-presidente de la ciudad, Kurt Malangr¨¦. En el estrado de honor del Sal¨®n del Trono se encontraban situados algunos de los galardonados anteriores del premio, como Josep Luns, secretario general de la OTAN; Leo Tindemans, ministro de Asuntos Exteriores de B¨¦lgica; el ex presidente alem¨¢n Walter Schell y la ganadora del premio del pasado a?o y expresidenta del Parlamento europeo, Simone Veil.
Apertura con Beethoven
El rey Juan Carlos ocup¨® un lugar destacado entre sus compa?eros de premio, mientras la reina Sof¨ªa, el presidente Carstens, el canciller Schmidt, el jefe del Gobierno Espa?ol, Leopoldo Calvo Sotelo, y el ministro de Asuntos Exteriores, Jos¨¦ Pedro P¨¦rez-Llorca, se situaban en la primera fila de la tribuna de invitados, situados a la izquierda de la presidencia. El acto comenz¨® con la interpretaci¨®n de la obertura de Leonora, de Beethoven, interpretada por la Orquesta Sinf¨®nica de Aquisgr¨¢n y seguida por los asistentes en medio de un silencio casi religioso.
A continuaci¨®n el alcalde-presidente Malangr¨¦ dio la bienvenida a las personalidades asistentes y realiz¨® el ofrecimiento del premio al Rey de Espa?a. En su discurso, Malangr¨¦ se?al¨® que Europa sin Espa?a estar¨ªa incompleta y "ser¨ªa s¨®lo un contorno geogr¨¢fico, hist¨®rico y cultural, m¨¢s a¨²n si se considera la actual situaci¨®n pol¨ªtica del viejo continente". El alcalde, despu¨¦s de hacer votos para que Espa?a se incorpore cuanto antes a la Comunidad, lanz¨® un ataque, en una referencia directa a las pol¨ªticas nacionales de Francia y Gran Breta?a, contra "aquellos que marchan en solitario en perjuicio de todos y, sobre todo, en perjuicio de ellos mismos".. A continua ci¨®n dirigi¨® su artiller¨ªa verbal contra el Consejo de Ministros de la Comunidad, que "estar¨ªa obliga do a promover los intereses comunes y que, no obstante, se ha des naturalizado hasta convertirse en una entidad organizadora de conferencias diplom¨¢ticas de intereses nacionales enfrentados".
Malangr¨¦ pidi¨® la creaci¨®n de una verdadera unidad pol¨ªtica en Europa, y no s¨®lo una simple comunidad econ¨®mica. Despu¨¦s de recordar varios discursos de don Juan Carlos, en los que se hace referencia a la vocaci¨®n europea de Espa?a, y citar la frase de Cervantes -"La libertad es el m¨¢s preciado regalo que el cielo hizo a los hombres"-, Malangr¨¦ rindi¨® tributo a las cualiddes personales y a la contribuci¨®n hecha por don Juan Carlos a la unidad europea. "Nos debe conmover", dijo dirigi¨¦ndose al Rey, "el ver entre nosotros a aqu¨¦l que hizo suyo el grito a favor de la libertad sin necesidad de la presi¨®n revolucionaria y puso el poder en manos de su pueblo".
El canciller Schmidt, que habl¨® tras el alcalde de Aquisgr¨¢n, puso de manifiesto la contribuci¨®n cultural hecha por Espa?a a Europa y record¨® la frase de Goethe seg¨²n la cual Cervantes, junto a Sakespeare, es el autor m¨¢s importante europeo. "Hoy", dijo, "honramos al monarca de la democracia, de quien yo, viejo pol¨ªtico, me atrev¨ª a predecir, en noviembre de 1975, que ser¨ªa un gran rey". "Europa", a?adi¨®, "recibi¨® de Espa?a, entre otras cosas, el concepto y la palabra de libertad, que ya figuraba en la Constituci¨®n de C¨¢diz de 1812, primera entre lars europeas que incluy¨® el t¨¦rmino liberal".
Ante los ataques lanzados por el alcalde Malangr¨¦: contra la aparent¨¦ inoperancia del Consejo de Ministros de la CEE, Sch¨ªnidt manifest¨® que Europa estaba atravesando en estos momentos el per¨ªodo m¨¢s dificil desde la fundaci¨®n del Mercado Com¨²n y recomend¨® "tolerancia" a los impacientes. Nosotros sabemos por nuestra historia reciente, a?adi¨®, que el camino hacia la libertad y la democracia no est¨¢ exento de dificultades, para reafirmar despu¨¦s su fe en los valores europeos y su esperanza de que la unidad pol¨ªtica que todos desean sea pronto un hecho.
En un momento de su discurso, y refiri¨¦ndose a la manifestaci¨®n que se celebraba en el exterior del edificio, Schinidt dijo: "Yo me siento orgulloso de la libertad y, por tanto, tambi¨¦n de esa manifestaci¨®n, porque supone una expresi¨®n de la misma". En t¨¦rminos similares se expres¨® el ministro de Asuntos Exteriores de B¨¦lgica, Leo Tindemans, al poner de manifiesto Ias serias dificultades econ¨®micas que atraviesa el Mercado Com¨²n en los momentos actuales".
Por ¨²ltimo, hizo uso de la palabra el rey Juan Carlos, recibido por una interminable ovaci¨®n. En estas mismas p¨¢ginas recogemos un amplio resumen del discurso real. Los Reyes, despu¨¦s de asistir a un almuerzo ofrecido en su honor por el Comit¨¦ del Premio Carlomagno, emprendieron viaje con direcci¨®n a Hamburgo, en compa?¨ªa del canciller Schmidt, para una visita privada a la ciudad hanse¨¢tica, como invitados personales del jefe del Gobierno alem¨¢n.
Durante el almuerzo ofrecido en honor de los Reyes de Espa?a por el Ayuntamiento de Aquisgr¨¢n, -al que asisteron tambi¨¦n las sesenta personas que se trasladaron a esta ciudad expresamente invitadas por los soberanos espa?oles- la Reina do?a Sof¨ªa pronunci¨® unas breves palabras de agradecimiento por los honores recibidos, al tiempo que recordaba los cuatro a?os de estanc¨ªa pasados en Alemania durante su ¨¦poca escolar.
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