Un militar, un fil¨®sofo y un novelista discuten sus respectivos conceptos del honor
El coloquio se celebr¨® en el club de esc¨¦pticos Marco Aurelio
"Salvemos al honor, no tengamos que salvarnos de ¨¦l", fue la conclusi¨®n a que lleg¨® el capit¨¢n Jos¨¦ L. Pitarch al final de su intervenci¨®n en la mesa redonda sobre el tema del honor que organiz¨® el Club de esc¨¦pticos Marco Aurelio, y que se celebr¨® anteayer en el Sal¨®n de Actos del Consejo Superior de Investigaciones cient¨ªficas, presidida por Jos¨¦ Luis L. Aranguren, que no intervino, moderada por Jos¨¦ Mar¨ªa Serratosa y presentada por Horacio Santiago.Enseguida se vieron dos enfoques del tema: por un lado, el honor entendido como virtud, como esa pulsi¨®n interior que empuja al hombre a hacer lo que tiene que hacer, analizado por Rafael S¨¢nchez Ferlosio y Fernando Savater. Por otro, el honor como sentimiento de ¨¦poca y de clase, relacionado con nuestro pasado y sus repercusiones en el presente, estudiado por Julio Rodr¨ªguez Pu¨¦rtolas, Octavio U?a y el propio capit¨¢n Pitarch. Todos ellos tuvieron en com¨²n la visi¨®n hist¨®rica de este concepto y su relaci¨®n con la moral del guerrero, y la consideraci¨®n de que la palabra honor ha quedado como patrimonio de determinadas castas sociales, aquellas que, como los militares, los abogados, los m¨¦dicos o los periodistas, son, como aseguraba Fernando Savater, susceptibles de infundir .temor en los ciudadanos normales. Por otro lado, tambi¨¦n se ve¨ªa una diferencia de valoraci¨®n: mientras el car¨¢cter de al margen de la ley y por encima del Estado del f¨²ero personal del honor les parec¨ªa negativo a unos, otros encontraban que ese era, precisamente, su aut¨¦ntico valor.
Lealtad al pueblo
Jos¨¦ L. Pitarch situ¨® el sentimiento del honor espa?ol en su origen medieval y noble. Habl¨® del prototipo del valer m¨¢s como f¨®rmula del sentimiento barroco del honor, Lopede Aguirre, que se ve empujado a enfrentarse con su rey hasta la locura, y de la inmoralidad de este sentimiento que exige sostenella y no emendalla por encima de leyes humanas y divinas. Habl¨® del honor militar y su relaci¨®n con el deber y con la disciplina, y dijo: "Cuando por encima de la disciplina est¨¢ el honor, se est¨¢ diciendo tambi¨¦n que est¨¢ por encima del Estado de Derecho. Para m¨ª hoy el honor militar est¨¢ en la lealtad al pueblo, a sus representantes elegidos, al Rey sometido al Estado Constitucional".Julio R. Pu¨¦rtolas la naciente caballer¨ªa, el orgullo por la virilidad y sus atributos, el sentimiento religioso, y hasta esa impasibilidad del caballero cristiano del siglo de oro que necesitar¨ªa el saludo de Felipe II: "Sosegaos". Dijo que era producto de "una sociedad m¨¢s creyente que pensante", y concluy¨® que "los que no tienen honor ni sus atributos son siempre los enemigos". Cit¨® a este respecto una pintada reciente: "Los rojos no tienen pilila".
Rafael S¨¢nchez Ferlosio contrapuso la coerci¨®n social ejercida por las leyes y el Estado con el honor, que tiene su espejo y su origen en el rostro. Primero, en la mirada paterna, la expresi¨®n de aprobaci¨®n o condena, que es el ¨²nico medio educativo porque es mirada amada y se interioriza realmente. Despu¨¦s, en la mirada ajena. Se sit¨²a el honor al margen de la posibilidad de un premio o un castigo: es la autoconstricci¨®n, que debilita la constricci¨®n institucional. Habl¨® del sentido tr¨¢gico del honor, y dijo que el deshonor es "una desgracia".
Fernando Savater continu¨® en esta l¨ªnea del honor como autoestima en referencia a la estima de los dem¨¢s, y habl¨® de la moral del guerrero, fundada seg¨²n ¨¦l en la necesidad de su muerte. El guerrero de las sociedades preestatales y de la Iliada est¨¢ condenado a muerte y por ello es honrado, pero tanto ¨¦l como la comunidad saben que tendr¨¢ que cumplir su destino. Esto le hace no ser una carga social, pues poco puede pedir el que va a morir. Se?al¨® que es en el fondo una coherencia m¨¢s all¨¢ de toda utilidad, y distingui¨® este honor del individuo respecto al Estado, de, sentimientos paranoicos como el honor de las naciones, que les permitir¨ªan hacer cosas que desde el c¨®digo personal son impresentables. Por fin, Octavio U?a dio un repaso al papel del honor a partir de la idea schopenhaueriana de la distinci¨®n entre hombre honorable y hombre de honor.
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