Breznev advierte de los riesgos pol¨ªticos de la dependencia alimentaria de la URSS
Le¨®nidas Breznev, m¨¢ximo dirigente de la URSS, evoc¨® el lunes en un amplio discurso los peligros pol¨ªticos derivados de la amplia dependencia alimentaria de la Uni¨®n Sovi¨¦tica respecto a Occidente. El plan alimentario anunciado por Le¨®nidas Breznev, ante el pleno del Comit¨¦ Central del PC de la URSS, se ha convertido en un intento casi desesperado de relanzar la agricultura y la ganader¨ªa sovi¨¦ticas, seg¨²n estiman los observadores occidentales en la capital moscovita.
Seg¨²n dijo Breznev, entre 1986 y 1990, un tercio del total de los cr¨¦ditos de la econom¨ªa de la URSS ser¨¢n invertidos en el sector agro-industrial. Los fondos para la agricultura aumentar¨¢n en un 50%, en un 60% el potencial energ¨¦tico destinado a este sector y la utilizaci¨®n de abonos minerales, alcanzar¨¢ el 70%.Asimismo, el dirigente sovi¨¦tico anunci¨® condiciones ventajosas para la financiaci¨®n del trabajo de los koljosianos (cooperativistas) y la mejora de sus condiciones de vida, al igual que incrementos de los servicios p¨²blicos rurales y nuevas subvenciones para determinados productos agr¨ªcolas.
Los observadores se muestran sin embargo esc¨¦pticos sobre los efectos a medio plazo de este tipo de decisiones. Tras varios a?os de malas cosechas, la URSS ha ido aumentando su dependencia de Occidente para solucionar sus problemas alimenticios. En este a?o, aproximadamente la cuarta parte del grano que se consuma en la Uni¨®n Sovi¨¦tica proceder¨¢ de los pa¨ªses capitalistas.
Alimentarse en la URSS -una de las dos grandes potencias mundiales- sigue siendo un problema. As¨ª lo ha reconocido en diversas ocasiones el propio l¨ªder sovi¨¦tico, Le¨®nidas Breznev, quien, en el ¨²ltimo pleno del Comit¨¦ Central, celebrado el 16 de noviembre del a?o pasado, afirm¨® que ¨¦ste iba a ser el "problema central del actual quinquenio", lo mismo en "su aspecto econ¨®mico como en el pol¨ªtico".
Los sovi¨¦ticos lo saben bien por propia experiencia. Sometidos a un sistema de distribuci¨®n absurdo que les hace guardar largas colas y desplazarse lejos de su lugar de trabajo o residencia, los habitantes de Mosc¨² han visto el pasado invierno como, simult¨¢neamente, desaparec¨ªan de los comercios diversos productos b¨¢sicos, como huevos, mantequilla y leche.
Fuera de la capital -y, al menos, en la Rep¨²blica rusa-, el panorama es a¨²n m¨¢s desalentador. En muchos lugares, la carne se encuentra racionada y, en otros, es simplemente un producto ya casi olvidado.
A pesar de las subvenciones, los productos alimenticios b¨¢sicos, adem¨¢s de escasos, no son excesivamente baratos. Sobre todo, si se tiene en cuenta que el sueldo medio oficial en la URSS es de 160 rublos (unas 23.000 pesetas).
Una docena de huevos cuesta 155 pesetas; un kilo de pan, 38; un litro de leche, 44; un kilo de carne, 288; de naranjas, 288; de mantequilla, 520; de queso, 504; y de kalvasa (embutido), entre 288 y 432 pesetas.
Y eso, sin entrar en las cuestiones cualitativas. La carne que se compra a ese precio -si es que se encuentra- no suele ser m¨¢s que un amasijo de huesos, nervios y algo de magro. La leche, por poner otro ejemplo, puede estar f¨¢cilmente "cortada".
La alternativa es el rinok, mercados en los que los koljosianos (cooperativistas) venden los productos obtenidos en las llamadas "haciendas auxiliares individuales" (peque?os lotes de tierras privadas que ocupan poco m¨¢s de un 1 % de la superficie cultivada de la URSS y que, sin embargo, ofrecen en torno a un tercio de la producci¨®n total).
Algunos analistas de Occidente piensan que la ra¨ªz del problema reside en la r¨ªgida centralizaci¨®n de las decisiones y la falta de reflejos -o de voluntad- del poder para introducir reformas dr¨¢sticas en la producci¨®n, elaboraci¨®n y distribuci¨®n de alimentos. Por su parte, los c¨ªrculos oficiales de la URSS tienen tendencia a culpar del problema al "mal tiempo", si bien ello no terminar¨ªa de explicar por qu¨¦ el a?o pasado se recolectaron 66 millones de toneladas de grano menos de las 236 millones de toneladas previstas en el plan. En los rinok se venden aquellos productos (que escasean en las tiendas estatales: carne, huevos, frutas y hortalizas. Aqu¨ª, los precios obedecen a las leyes del mercado. De este modo, el kilo de carne (en piezas sin cortar ni deshuesar) cuesta m¨¢s de mil pesetas, y los tomates, hasta 2.500.
Porque el problema no reside s¨®lo en la producci¨®n: se calcula que, por ejemplo, el 50% de las patatas se pierde o estropea en el largo camino que va del campo a la mesa.
Breznev ha criticado en diversas ocasiones, durante los ¨²ltimos meses, la falta de control sobre los derroches de productos y recursos, que no se producen s¨®lo en el campo, sino tambi¨¦n en la industria y los servicios.
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