Responsables de seguridad de Fuerza Nueva declaran a favor de Mart¨ªnez Loza en el juicio por el asesinato de Yolanda Gonz¨¢lez
Responsables de la organizaci¨®n de seguridad de Fuerza Nueva testificaron ayer a favor de David Mart¨ªnez Loza en el juicio por el asesinato de Yolanda Gonz¨¢lez, en el que el antiguo jefe nacional de seguridad del partido de Blas Pi?ar es acusado de haber ordenado el interrogatorio de la joven militante del Partido Socialista de los Trabajadores para obtener informaci¨®n sobre un supuesto comando de informaci¨®n de ETA en Madrid.
La segunda jornada del juicio sobre el caso Yolanda Gonz¨¢lez, que se celebra ante la Secci¨®n Primera de lo Penal de la Audiencia Nacional, ocup¨® ¨ªntegramente la pr¨¢ctica de la prueba pericial sobre las armas y municiones intervenidas al Grupo 41, del que formaban parte los procesados Emilio Hell¨ªn, Ignacio Abad, F¨¦lix P¨¦rez Ajero y Jos¨¦ Ricardo Prieto, y la declaraci¨®n ante el tribunal de los testigos propuestos por las partes. Hoy est¨¢ previsto que lean sus informes finales el fiscal, los abogados de la acusaci¨®n particular y los defensores, que ya han adelantado que elevan a definitivas sus conclusiones provisionales.Fernando Mu?oz Perea, defensor de David Mart¨ªnez Loza, fuertemente implicado este ¨²ltimo por Emilio Hell¨ªn en la direcci¨®n y en las tareas encomendadas al Grupo 41, present¨® como testigos a los dirigentes de Fuerza Nueva que hab¨ªan ocupado la jefatura provincial de seguridad de este partido en Madrid desde abril de 1979 a abril de 1980. El primero de ellos, Jos¨¦ Manuel D¨ªaz-Guerra, manifest¨® que fue jefe provincial de seguridad desde abril a septiembre de 1979 y explic¨® que la estructura de organizaci¨®n en esta ¨¢rea era desde jefe de distrito -por abajo- hasta jefe nacional -por arriba-, pero pasando siempre por el intermedio del jefe provincial.
-?Cu¨¢les eran las tareas de estos grupos?, pregunta Mu?oz Perea.
-Vigilar el edificio de la sede de Fuerza Nueva y mantener el orden en actos p¨²blicos como manifestaciones y m¨ªtines. En cada distrito, el jefe del mismo nombra al jefe de seguridad e informaci¨®n en este ¨¢mbito, y la competencia en el ¨¢rea de Madrid en esta materia es del jefe provincial.
-?Los componentes de estos grupos llevan armas?
-No, por Dios.
Desconocido 'Grupo 41'
A continuaci¨®n declararon en los mismos t¨¦rminos Alfredo Cardiz y Vicente Arder¨ªus, que ejercieron el mismo cargo, el primero desde septiembre de 1979 a enero de 1980, y el segundo, desde enero a abril de este ¨²ltimo a?os. Los tres manifestaron que Fuerza Nueva -que ellos sepan- no financia la compra de armas.Tras las preguntas de Mu?oz Perea, el acusador particular Jos¨¦ Mar¨ªa Mohedano pregunt¨® a los tres si conoc¨ªan a los procesados Emilio Hell¨ªn, Ignacio Abad, F¨¦lix P¨¦rez Ajero y Jos¨¦ Ricardo Prieto, es decir, a los componentes del Grupo 41, presentado por estos ¨²ltimos como el grupo de seguridad e informaci¨®n del distrito de Arganzuela, de Madrid. "No; no los conocemos", respondieron. Esta respuesta dej¨® planear la duda sobre si el denominado Grupo 41 era realmente el grupo de seguridad e informaci¨®n de Arganzuela o un grupo especial, dedicado tambi¨¦n a tareas especiales.
Con anterioridad, el defensor de Mart¨ªnez Loza present¨® un testigo que manifest¨® que el antiguo jefe nacional de seguridad de Fuerza Nueva estuvo el d¨ªa 2 de febrero de 1980 en su finca de un pueblo de Toledo, donde no hay tel¨¦fono (Hell¨ªn afirma que ese d¨ªa Mart¨ªnez Loza le transmiti¨® por tel¨¦fono el comunicado que reivindicaba para el Batall¨®n Vasco Espa?ol el asesinato de Yolanda).
Este testigo, Juan Madrid P¨¦rez, manifest¨® al tribunal que, a mediados de febrero, David Mart¨ªnez Loza le llam¨® por tel¨¦fono para comunicarle que se acordase de la fecha del 2 de febrero, porque le interesaba mucho que no la olvidara. Otra prueba, esta pericial caligr¨¢fica, fue presentada por el abogado de Mart¨ªnez Loza, con el intento de demostrar que la escritura de una nota con datos sobre Yolanda Gonz¨¢lez, que Hell¨ªn afirma que le dio Mart¨ªnez Loza a mediados de enero de 1980, con el fin de que investigase a la militante izquierdista, ten¨ªa los mismos trazos que la escritura de cartas de Hell¨ªn que obran en el sumario.
Antes de la prueba testifical se procedi¨® a la prueba sobre el material explosivo hallado por la polic¨ªa en el s¨®tano de la calle de la Libertad, 22, y en la academia de la calle de San Roque. El comandante jefe de las unidades de desactivaci¨®n de explosivos declar¨® que las granadas de mano, los detonadores, los botes de humo, los contemporizadores el¨¦ctricos, las pilas y los cartuchos de Goma 1 y de Goma 2 especial encontrados en dichos locales estaban en buenas condiciones para su utilizaci¨®n.
El informe pericial m¨¦dico-forense puso de manifiesto que la trayectoria de los dos proyectiles que alcanzaron a Yolanda en la cabeza fue horizontal, en el caso de uno de ellos, y de arriba abajo el otro. Los dos fueron disparados a una distancia de 70-80 cent¨ªmetros. El tercero, que le dio en el antebrazo y que fue disparado por Ignacio Abad, tiene una trayectoria horizontal y no contribuy¨® a la muerte de Yolanda, dado el car¨¢cter irreversible de las lesiones producidas por los primeros disparos, pero se produjo cuando aqu¨¦lla estaba todav¨ªa con vida.
Los peritos de bal¨ªstica y armas, funcionarios del Gabinete Central de Identificaci¨®n, corroboraron ante el tribunal que los disparos primeros fueron hechos por una pistola P-38 Walther, calibre 9 mil¨ªmetros Parabellum, y el tercero por una pistola marca Star, 9 mil¨ªmetros, que fueron halladas por la polic¨ªa en el s¨®tano de la calle de la Libertad, n¨²mero 22. Seg¨²n los acusadores, la pistola primera fue utilizada por Hell¨ªn para disparar contra Yolanda, y la segunda fue la utilizada por Abad con la misma finalidad.
El fiscal, los acusadores particulares y los defensores propusieron numerosos testigos, algunos de los cuales no comparecieron por enfermedad -Pedro Herraiz, dirigente de Fuerza Nueva, de quien Hell¨ªn afirma que le visit¨® en la c¨¢rcel para proponerle la huida, y el guardia civil Juan Hell¨ªn, hermano de Emilio, alegaron padecer un c¨®lico nefr¨ªtico mediante el correspondiente certificado m¨¦dico-, y a otros renunciaron quienes los propusieron.
Actitud de Yolanda frente a ETA
Casimiro Ribagorda, testigo que encontr¨® el cad¨¢ver de Yolanda hacia las nueve de la ma?ana del d¨ªa 2 de febrero de 1980, narra as¨ª al tribunal su experiencia: "Descubr¨ª el cuerpo sin vida de Yolanda cuando conduc¨ªa mi furgoneta Ebro. Despu¨¦s de una curva vimos -iba conmigo un compa?ero de trabajo- un bulto. Este compa?ero y otros que ven¨ªan detr¨¢s fueron a ver lo que era, porque a m¨ª la sangre me pone malo. Vieron que era una mujer muerta, y luego fuimos a avisar a la Guardia Civil".Alejandro Arizcun, novio de Yolanda Gonz¨¢lez, con la que conviv¨ªa en el piso de la calle del Tembleque, cuenta c¨®mo conoci¨® a Yolanda. "La conoc¨ª en el verano de 1978, en una reuni¨®n de la izquierda socialista. Desde enero de 1979 viv¨ªamos juntos. Yolanda perteneci¨® a las Juventudes Socialistas en Bilbao. En 1979 se incorpor¨® a la L¨ªga Comunista Revolucionaria, y luego ingres¨® en el Partido Socialista de los Trabajadores. En la ¨¦poca en que fue asesinada era miembro de la coordinadora estudiantil de Ense?anza Media de Madrid".
-?Qu¨¦ actitud ten¨ªa Yolanda frente a ETA?, pregunta uno de los acusadores.
-Yolanda condenaba la actividad armada de ETA.
Sobre este punto, el testigo Jes¨²s Ja¨¦n, que conoc¨ªa a Yolanda por militar los dos en el Partido Socialista de los Trabajadores, se expres¨® ante el tribunal en el mismo sentido: "Yolanda, lo mismo que el Partido Socialista de los Trabajadores, era opuesta al terrorismo y lo condenaba".
Al testigo Alejandro Arizcun, el defensor de Mart¨ªnez Loza le plante¨® una cuesti¨®n que ha planeado sobre el juicio, aunque sin plantearse claramente, y que ya estuvo a punto de surgir en la fase sumarial, a saber: si Emilio Hell¨ªn y Yolanda Gonz¨¢lez se conoc¨ªan con anterioridad a la fecha del asesinato de esta ¨²ltima.
-?Cree usted que alguno de los procesados conoc¨ªa a Yolanda?, fue la pregunta de Mu?oz Perea.
-No; contest¨® con convicci¨®n el testigo.
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