Cambios en Ruman¨ªa
LAS ULTIMAS depuraciones y ascensos en el aparato de poder en Ruman¨ªa parecen tener por objeto -aparte del inescrutable factor de capricho y paranoia propio de las dictaduras personales- evitar todas las posibilidades de polonizaci¨®n del pa¨ªs. El matrimonio Ceaucescu -Nicolae y su esposa, Elena- mantiene desde hace muchos a?os una posici¨®n de disidencia calculada frente a la URSS: un distanciamiento creciente del bloque militar del Pacto de Varsovia, un aprovechamiento relativo del Comecon, unas relaciones internacionales -y comerciales, econ¨®micas- con el mundo occidental o con China. Todo ello dentro de un comunismo cerrado y sin respiros, que quiz¨¢ es lo que le permita llegar a los l¨ªmites del posibilismo. Ni Ceaucescu ni, naturalmente, los pa¨ªses occidentales que se relacionan con ¨¦l querr¨ªan ver desbordada la situaci¨®n, o traspasada a la calle la disidencia, ni otras m¨ªsticas que la fe comunista. En esta cuesti¨®n de m¨ªsticas, Ceaucescu ha hecho una depuraci¨®n de los trascendentalistas que alcanzaba ya al Gobierno. Hace unos seis a?os que se introdujo en Ruman¨ªa la "meditaci¨®n trascendental" -que se expande moderadamente por el mundo y est¨¢ muy representada en Espa?a- y ha ido creciendo: la destituci¨®n de la ministra de Educaci¨®n, Aneta Spornic, y de algunos de sus colaboradores est¨¢ relacionada con el trascendentalismo. Algunos otros tipos de creencia tienden a suplir la falta de energ¨ªa en la oposici¨®n de la Iglesia ortodoxa predominante, que, al contrario de lo que pasa en Polonia con la cat¨®lica, est¨¢ bien enraizada con el r¨¦gimen.M¨¢s all¨¢ de todo esto est¨¢ la situaci¨®n econ¨®mica, la deuda con los banqueros occidentales -unos 10.000 millones de d¨®lares- y las nuevas dificultades para importar art¨ªculos que van desde reactores nucleares hasta grano para suplir la cosecha: los pa¨ªses exportadores exigen pagos y garant¨ªas. Bajo esta capa de an¨¦cdota teos¨®fica, o m¨ªstica, hay una finalidad mayor de buscar funcionarios econ¨®micos m¨¢s eficaces. La depuraci¨®n ha llegado hasta el primer ministro, Ilie Verdet, que ha ido a parar a un organismo fosilizado, y su sustituci¨®n por Descalescu, comunista del ejecutivo, que parece reunir mayores condiciones de firmeza y lealtad. Los dictadores y los aficionados a serlo suelen creer que cuando la econom¨ªa va mal todo se arregla con mano dura: generilmente se producen m¨¢s desastres. Ceaucescu busca frecuentemente manos duras: a diferencia de otros reg¨ªmenes comunistas, en los que el inmovilismo y la perpetuidad en los cargos parece ser un dogrna, en Ruman¨ªa los cambios se suceden velozmente. El a?o pasado anunci¨® p¨²blicamente la expulsi¨®n de unos 30.000 militantes del partido: su t¨¢ctica es conservar unas minor¨ªas puras y alejar a los que son capaces de llevar consigo el contagio. El contagio es el de la liberalizaci¨®n del r¨¦gimen, o el de la utop¨ªa polaca. No se puede estar muy seguro de que Ruman¨ªa mantenga un r¨¦gimen comunista ortodoxo -no se puede estar muy seguro, en realidad, de qu¨¦ es un r¨¦gimen comunista ortodoxo-, pero s¨ª de que Ceaucescu no vacila en la convicci¨®n de que todo lo que no sea ¨¦l y su esposa -y aun se rumorea que est¨¢ perdiendo tarnbi¨¦n la confianza pol¨ªtica en su esposaes nefasto para el pa¨ªs. Sublime autocracia.
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