EI Roc¨ªo
La pel¨ªcula espa?ola Roc¨ªo se estren¨® en 1980 en Alicante. Es, digamos, un documental cr¨ªtico sobre la gran catarsis andaluza y pintoresca, que nada resuelve. Saca el primer premio en el Festival de Sevilla. Jos¨¦ Mar¨ªa Reales Cala provoca acta notarial y proh¨ªbe la pel¨ªcula en su demarcaci¨®n. El Juzgado de Sevilla proh¨ªbe la pel¨ªcula en toda Espa?a, por injurias a la religi¨®n cat¨®lica (pero uno sabe que no es esa religi¨®n rociera la que quieren los verdaderos cat¨®licos) e injurias, asimismo, a la memoria de Reales Carrasco, padre del demandante. El 29/abril/81 se levanta la prohibici¨®n que pesaba sobre el filme, excepto para Sevilla, C¨¢diz y Huelva. Hay tres procesados: Fernando Ruiz, director; Ana Vila, guionista, y G¨®mez Clavijo. En junio se estrena la pel¨ªcula en M¨¢laga, Valencia y Madrid. La pel¨ªcula vuelve a ser prohibida en todo el territorio nacional. El 15 de este mes de junio/82 se celebra el juicio contra los tres procesados. El c¨¢mara es V¨ªctor Estevao, y el m¨²sico, Salvador Tavora. Una Andaluc¨ªa presa de su propio t¨®pico, confusa de multitudes, ilustrada de calesas privilegiadas como alcobas femeninas tiradas por un toro es lo que ha venido a denunciar Fernando Ruiz. Entre la Baja Andaluc¨ªa y la Paloma Blanca, la natural luminosidad de un pueblo extravertido es vuelta contra ese pueblo por la demagogia populista que acaba de perder unas elecciones serias. La Paloma Blanca es la que realmente ha perdido las elecciones. Lo dijo el afedericado Federico: "Tierra seca / tierra quieta / de noches / inmensas". Para que luego salgan los elocuentes andaluces ap¨®crifos de ¨²ltima hora dejando Andaluc¨ªa entre la chicha redentorista y la limon¨¢ estil¨ªstica. Entre Huelva, Sevilla y C¨¢diz hay una ermita. Es el punto de referencia del Roc¨ªo, adonde nos mandaban a los reporteros audaces de los sesenta a dormir en las marismas y escribir una prosa con faralaes. Era todo el desmadre informativo del r¨¦gimen (que aquello s¨ª que era un r¨¦gimen), cuidando de no sacar pobres, o s¨®lo pobres felices. El antrop¨®logo Isidoro Moreno considera que el Pentecost¨¦s del Roc¨ªo es un ritual de rebeli¨®n. Pero ha sido folklorizado. Francisco Gil Delgado, can¨®nigo de Sevilla, lo tiene claro:-La m¨ªstica del Roc¨ªo es la b¨²squeda de la felicidad.
Y Encarnita Bejarano, beneficiaria de un milagro de la Virgen del Roc¨ªo:
- S¨ª, hija, yo soy la Virgen del Roc¨ªo y vengo a ponerte bien.
Los hombres de transistor y gafas negras, viejas de lunares de alivio, capas con gorra de visera, curas pelones y flamenconas de fleco y sotabarba. La Virgen bajo palio y el pueblo bajo el palio inmenso e inclemente del sol. C¨®mo bracean las jaquitas. Todo esto, visto desde el spleen del Madrid manhatt¨¢nico (a Gide le produc¨ªa spleen la m¨²sica ¨¢rabe, o sea, muy cerca de Andaluc¨ªa), resulta como tercermundista y desalentador. Luego vienen los marcadores de las elecc¨ªones, con goleada socialista, y comprende uno que la catarsis electoral ha podido, y podr¨¢ siempre con la ordalia sentimental. El Roc¨ªo no era verdad. Despu¨¦s de que todos los perros guardianes se han despe?ado por Despe?aperros, en las elecciones, me parece que el filme va a estar mucho m¨¢s secuestrado. El Roc¨ªo es una religiosidad drapeada de paganismo, como en Garc¨ªa Lorca. El costumbrismo vale como expresi¨®n o denuncia (no como coartada encubridora) de la realidad de un pueblo. Halc¨®n, Grosso, Caballero Bonald, Antonio Burgos, Berenguer han descodificado novel¨ªsticamente "lo andaluz". A Fernando Ruiz no le dejan echar su peli.
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