?Todo un western'!
Budd Boetticher, que fue maltratado en Espa?a por la pantalla grande, es poco a poco recuperado por la peque?a. He aqu¨ª la tercera de sus grandes pel¨ªculas del Oeste que TVE proyecta en las ¨²ltimas semanas. Es una de las siete que hizo con el actor Randolph Scott y la segunda con gui¨®n de Burt Kennedy, con quienes Boetticher form¨® un tr¨ªo legendario en los anales del western. Fue rodada en 1956 y pas¨® inicialmente desapercibida, debido a su catalogaci¨®n como pel¨ªcula de lote en los encasillamientos de las casas distribuidoras norteamericanas. La cr¨ªtica especializada europea supo capturar su austera perfecci¨®n -Boetticher es un cineasta casi asc¨¦tico- y la puso en su sitio, muy por encima de infinidad de filmes de alto presupuesto y mediocre significado, que forran las taquillas de verde.Los cautivos se ajusta milim¨¦tricamente al modelo creado por el citado tr¨ªo de cineastas: argumento muy similar, escenario pr¨¢cticamente id¨¦ntico, personaje central tallado en piedra y a la medida de Scott, igual estructura itinerante que Estaci¨®n Comanche y Cabalgada en el desierto -ya emitidas por TVE-, desarrollo de situaciones sobre el mismo axioma de econom¨ªa narrativa proverbial en el cine de Boetticher y, en el fondo de todo, una dur¨ªsima y tr¨¢gica visi¨®n -que echa por tierra el colorismo ingenuo del western optimista- del mito del nacimiento de una naci¨®n, mito nacionalista y reaccionario que, en manos de Boetticher, adquiere connotaciones de enorme violencia esc¨¦ptica, un clima po¨¦tico enrarecido y cr¨ªtico, y, en definitiva, un signo po¨¦tico y dram¨¢tico no auroral, sino crepuscular.
La perfecci¨®n del relato y la seca fuerza de las im¨¢genes da a Los cautivos un ritmo peculiarisimo, en el que Boetticher va introduciendo los elementos habituales que pueblan sus westems con una especie de rigor matem¨¢tico casi inflexible: mitad tormenta: mitad teorema. All¨ª est¨¢ el marco dram¨¢tico permanente: el camino, pero considerado no tanto un itinera?o fisico como un itinerario moral. En el centro del viaje, una especie de individuo, Randolph Scott, sin matices, cuya identidad profunda se agota en su sola presencia, una presencia casi mineral, que hace de ¨¦l una especie de golem, de estatua animada que transita de un confin a otro del desierto en busca de una oscura, imprecisa y obstinada rehabilitaci¨®n o desquite. El ingenuismo ¨¦pico del western auroral se convierte, en la visi¨®n de Boetticher, Kennedy y Scott, en un modelo de tragedia contempor¨¢nea.
Y siempre, junto a la presencia mineral de Scott, un oponente en el que hay una ambig¨¹edad, e incluso una escisi¨®n existencial, de orden contrario. Parad¨®jicamente, o tal vez no, este casi agresivo sello de humanidad, en contraste con la inexpresiva y unidimensional talla en roca del bueno de la pel¨ªcula, le pertenece en los filmes de Boetticher al malo. Esta circunstancia complica las cosas, ya que rompe el esquema maniqueo habitual aplicado a los juicios comunes sobre el western. Hay una rara humanidad en los malos de Boetticher, que perturba la casi inhumanidad de sus buenos. El malo de Los cautivos est¨¢ interpretado por un actor de excepci¨®n, el fallecido Richard Boone, que hay que situar entre los m¨¢s logrados de la fascinante galer¨ªa humana de esos faragidos -Lee van Cleef, Weridell Corey, Lee Marvin, Pernell Roberts, John Carrol, Ray Danton, entre otros- que pueblan, como f¨¢n tasmales r¨¦plicas del hombre hu mano, los relatos flilmicos de Boetticher.
El d¨²o Scoot-Boone en Los cautivos es uno de esos hallazgos mayores del cine adulto, que se da muy de tarde en tarde. Las pel¨ªculas de Boetticher, que se ven y consumen con facilidad, dada la transparencia de la aventura, pueden parecer menores de lo que en realidad son. Quien desee pasar con Los cautivos un simple rato emotivo, puede hacerlo; pero quien desee rebuscar en la trastienda que sostiene a la parte evidente del filme, puede hacerlo igualmente y, si sabe a afilar la mirada, descubrir¨¢ algunas razones e ideas que a?adir a su diversi¨®n.
Los cautivos se emite hoy a las 16.00 por la primera cadena.
Huerto espacial
Filme del tipo apocal¨ªptico, con tres nombres solventes: Michel Cimino, antes de El cazador, en funciones de guionista; Bruce Dern en un personaje, algo rimbombante, de cient¨ªfico enloquecido; y Douglas Trumbull, en funciones de director, con buen oficio y sabiendo el abecedario del truco y el efectismo.El resultado es un poco confuso y altisonante, pero se ve bien y tiene momentos dram¨¢tica y pl¨¢sticamente resueltos con cierta fuerza, aunque siempre dentro del tono menor que, en la historia del g¨¦nero, le corresponde a esta solo pasable pel¨ªcula.
La pel¨ªcula Naves silenciosas se emite hoy a las 11.00 por la primera cadena.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.