El doctor Luis Manuel Allende, liberado ayer, neg¨® a los periodistas haber pagado el rescate
El dentista bilba¨ªno Luis Manuel Allende, secuestrado el pasado d¨ªa 1 en su consulta de Bilbao, fue liberado en la madrugada de ayer en la localidad de Bedia, a diecise¨ªs kil¨®metros de la capital vizca¨ªna. Tanto el doctor Allende como sus familiares negaron haber pagado el rescate exigido por los secuestradores en el transcurso de una conferencia de Prensa mantenida ayer en Bilbao. Pese a ello se da por supuesto que esta cantidad ha sido pagada a los secuestradores, cuya filiaci¨®n sigue ignor¨¢ndose, aunque la hip¨®tesis de que podr¨ªa tratarse de un comando de ETA (pm) VII Asamblea parece la m¨¢s veros¨ªmil.
Luis Manuel Allende, que, pese a la barba de varios d¨ªas que luc¨ªa, presentaba un buen aspecto general, declar¨® que hab¨ªa permanecido durante su cautiverio en el interior de una peque?a tienda de campa?a plantada en alg¨²n lugar monta?oso -oy¨® transitar cabras por los alrededores- y camuflada por ramas. Seg¨²n sus primeras declaraciones -que ayer pudo recoger exclusivamente el diario Deia- s¨®lo en una ocasi¨®n los secuestradores dijeron ser de ETA, sin precisar a que rama pertenec¨ªan. Las precarias condiciones en que actuaron los secuestradores, y el hecho de haber utilizado una tienda de campa?a en lugar de un refugio camuflado, como ha sido habitual en los ¨²ltimos secuestros realizados por ETA, no debe necesariamente considerarse un indicio contrario a la hip¨®tesis de la participaci¨®n de esta organizaci¨®n terrorista. En primer lugar, porque existe al menos un precedente, el del industrial navarro Huarte, secuestrado en 1973, y que durante una fase de su cautiverio fue retenido en pleno monte dentro de un saco de dormir. En segundo lugar, porque se sabe que ETA (pm) VII Asamblea se encuentra efectivamente con grandes dificultades financieras, lo que explicar¨ªa la precariedad de los medios empleados. Y en tercer lugar, porque a ra¨ªz de la detenci¨®n, hace 15 d¨ªas, del comando Bizkargi, de dicha organizaci¨®n, los detenidos declararon tener el proyecto de secuestrar a un industrial al que pensaban tener retenido en una tienda de campa?a. Pero sobre todo porque, si bien no ha habido reivindicaci¨®n alguna, tampoco se ha producido, durante la semana que ha durado el secreto, ning¨²n desmenti do por parte de la organizaci¨®n terrorista.
Del relato de su secuestro hecho por el odont¨®logo bilba¨ªno al diario Deia se deduce que uno de los miembros del comando participante en la acci¨®n permaneci¨® durante un tiempo indetermina do en el interior de la consulta del doctor Allende, como garant¨ªa de que este no intentar¨ªa esca par ni sus familiares avisar a la polic¨ªa.
Viaj¨® en un maletero
Los secuestradores condujeron a Luis Manuel Allende al interior de un aparcamiento subterr¨¢neo situado en el centro de Bilbao, descendiendo con ¨¦l a la tercera planta, donde le obligaron a introducirse en el maletero de un autom¨®vil all¨ª aparacado, un Seat 124 de color beis.
El viaje hasta el paraje donde ha permanecido durante ocho d¨ªas durar¨ªa, seg¨²n los c¨¢lculos del dentista bilba¨ªno, unas dos horas y media, realizando gran parte del mismo por caminos vecinales. Tras hacerle descender del veh¨ªculo y colocarle unas gafas opacas, los secuestradores obligaron al doctor Allende a ascender a pie por el monte por espacio de unos 45 minutos. El m¨¦dico indic¨® que "sorprendentemente, la primera noche me la pas¨¦ durmiendo de una tirada". Durante estos ocho d¨ªas su ¨²nica dieta ha consistido en pan Bimbo, jam¨®n de york y leche. Ni una sola vez le permitieron lavarse. "He hecho mis necesidades biol¨®gicas en una botella de pl¨¢stico y s¨®lo en una ocasi¨®n sal¨ª fuera de la tienda para hacer de vientr¨¦", ha indicado tambi¨¦n el secuestrado.
En algunas ocasiones los secuestradores le permitieron quitarse las gafas opacas, pero advirti¨¦ndole que "si intentaba mirarles a la cara no tendr¨ªan m¨¢s remedio que ejecutarme". Por las voces o¨ªdas deduce que los secuestradores eran cinco, seguramente j¨®venes, y, todos ellos con fuerte acenito vasco, aunque siempre hablaron en castellano.
Los secuestradores cambiaron de actitud a partir del domingo ¨²ltimo, fecha en la que dejaron de amenazarle con ejecutarle y en la que le anunciaron que esperaban ¨®rdenes para su liberaci¨®n. Indic¨® tambi¨¦n que tan s¨®lo en un momento en que le autorizaron a abandonar la tienda para hacer sus necesidades pudo ver a uno de los secuestradores, que ocultaba su rostro con una capucha. En total, a lo largo de los ocho d¨ªas de cautiverio, no le permitieron quitarse las gafas opacas "en m¨¢s de diez o doce horas". La noche de su liberaci¨®n le dejaron atado con unas cadenas, pero con la llave puesta en el candado, por lo que pudo ,desatarse de sus ligaduras.
La liberaci¨®n se produjo a las dos horas de la madrugada del martes al mi¨¦rcoles. Le obligaron a introducirse en un veh¨ªculo, que iba precedido por otro, conducido tambi¨¦n por miembros de la banda.
Al llegar a la localidad de Bedia fue puesto en libertad no lejos del cementeirio, atado a un ¨¢rbol. Tras lograr desanudar sus ligaduras, el doctor Allende telefone¨® desde un taller cercano a su familia, que a su vez dio aviso a la polic¨ªa. La esposa y la hija del doctor Allende se trasladaron inmediatamente a Bedia, donde recogieron a su familiar, al que encontraron "algo demacrado, pero animoso y en aparente buen estado de salud", lo que ser¨ªa posteriormente confirmado por el an¨¢lisis realizado porel m¨¦dico de la familia.
Como suele ser habitual en estos casos, tanto el secuestrado como su familia, dijeron desconocer si se hab¨ªa pagado alg¨²n rescate, si bien todo parece indicar que as¨ª ha sido.
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