Presur y el INI
PERDIDAS LAS elecciones andaluzas, el Gobierno ha tenido la elegancia de mantener su palabra, y con unas bases t¨¦cnicas muy endebles ha dado luz verde al proyecto Presur. La combinaci¨®n de los manipuladores de impulsos populistas y la mala conciencia de los se?oritos dirigentes ha puesto en la pista de despegue una costosa inversi¨®n industrial en un sector, el sider¨²rgico, con un exceso de capacidad de cinco millones de toneladas. Con tan escasas perspectivas se invierten once millones por puesto de trabajo. Naturalmente, el dinero ser¨¢ ajeno, el de todos los contribuyentes, y la administraci¨®n de las ayudas corresponder¨¢ quiz¨¢ a otro Gobierno. En definitiva, un proyecto sin atractivos suficientes para la inversi¨®n privada, se envuelve con subvenciones, cr¨¦ditos preferentes y la imposici¨®n al Instituto Nacional de Industria (INI) de suscribir el 24% de su capital a trav¨¦s de sus sociedades regionales.La crisis del petr¨®leo acelera en Espa?a el viejo reflejo de traspasar al INI las empresas que dejan de dar dinero. S¨®lo en dos a?os, 1976-1978, se le cuelgan al INI la siderurgia de Altos Hornos del Mediterr¨¢neo, las f¨¢bricas de loza y porcelana del Grupo Alvarez, las de moquetas y mantas de Textil Tarazona, bienes de equipo y astilleros como Babcock y Wilcox e Hijos de Barrera Hermanos. Precisamente, el t¨ªtulo de esta ¨²ltima sugerir¨ªa el nombre con el que apadrinar dentro del Instituto el legado del ministro de Industria: "Los hijos de P¨¦rez deBricio".
Por debajo de esas condenatorias apariencias, el personal directivo del INI, desde la salida de Suances, ha opuesto una intensa resistencia, aunque disciplinada, a los caprichos de quienes defend¨ªan cada d¨ªa una original pol¨ªtica industrial. Desde el episodio de Babcock, el INI hab¨ªa conseguido rechazar mil y una escaramuzas de asalto. Empresas como Torras Hostench, Nervacero, Finanzauto y Servicios, entre las conocidas, no se le han colado al instituto. Otras, con tambi¨¦n buenos padrinos, como Conservas de Badajoz o los quesos gallegos de Meil¨¢n Amigos, y unas cuantas decenas de empresas peque?as, tampoco han conseguido endosar sus pasivos al INI.
Esta parte de la historia es menos conocida del gran p¨²blico. Quiz¨¢ porque los intereses de algunos bien colocados han contribuido a mantener la imagen de un INI, ap¨¦ndice del Estado protector, siempre disponible a aceptar las p¨¦rdidas de los negocios privados con buenos padrinos. Esta imagen de hospital de empresas se ha exhibido incluso ante el inversor extranjero para convencerle de que si la inversi¨®n no est¨¢ bien concebida las p¨¦rdidas pasar¨ªan al instituto. Ah¨ª est¨¢ el caso reciente de la planta de aluminio de San Cipri¨¢n, que con un capital de 5.000 millones ha desarrollado una inversi¨®n de 100.000 millones y presenta hoy p¨¦rdidas cuantiosas. La otra cara de esta medalla es la de un INI convertido en un caj¨®n sin fondo, en el que las p¨¦rdidas se desconocen. Sin embargo, en mitad de la actual crisis industrial, los resultados contables del INI en 1981 no parece que vayan a ser peores en pesetas constantes que en 19:30. Mientras, las estimaciones para el ejercicio actual permiten prever una disminuci¨®n de las p¨¦rdidas.
Ahora el endoso de Presur abre de nuevo la incertidumbre sobre el futuro del Instituto y sobre si se vuelve a la tarea de bote salvavidas para los n¨¢ufragos de la crisis industrial o se le respeta su papel como protagonista de un sector p¨²blico dispuesto a una rigurosa disciplina in dustrial y financiera. El INI, seg¨²n su ley fundacional, est¨¢ al servicio de la pol¨ªtica industrial del Gobierno. En consecuencia, no tiene otra opci¨®n que aceptar la participaci¨®n en el capital de Presur con seiscientos millones de pesetas a trav¨¦s de sus sociedades regionales Sodian y Sodiex. Pero los compromisos legales terminan aqu¨ª. Una implicaci¨®n mayor del Instituto despu¨¦s de haber manifestado con toda claridad su rechazo t¨¦cnico al proyecto comprometer¨ªa completamente sus objetivos de saneamiento. La cuesti¨®n le plantea, o le deber¨ªa plan tear, en cualquier caso al actual presidente del INI alguna duda no peque?a. El ha atacado, y de manera abierta, en p¨²blico, el proyecto Presur. Invertir, por obediencia, en ¨¦l va a ser el precio que tiene que pagar por no hacer lo que l¨®gicamente un pol¨ªticom en su circunstancia deber¨ªa: presentar llanamente su dimisi¨®n irrevocable, toda vez que su criterio es contrario a las ¨®rdenes que se le dan. Pues de otra forma, ?qu¨¦ esperanza queda de que se pueda enderezar la azarosa vida del sector p¨²blico en este pa¨ªs si los intereses y conveniencias cicateras se so breponen al verdadero inter¨¦s p¨²blico? ?Y qu¨¦ otra me dida de presi¨®n tienen los administradores honestos que no sea la de negarse a participar en este chanchullo?
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