Puente, ?de qu¨¦?
No hemos tenido suerte en los d¨ªas en que se ha convertido en realidad el designio del Gobierno de Espa?a de meter al pa¨ªs, por fas o por nefas, en la Organizaci¨®n Atl¨¢ntica. Quiz¨¢ la adhesi¨®n a la Comunidad Europea hubiera podido tener resultados ventajosos, si discutibles; mas, por si acaso, los recelos de franceses y dem¨¢s pa¨ªses agr¨ªcolas o industriales prepotentes van aplazando sine die esa adhesi¨®n de Espa?a, que parec¨ªa no tener otros obst¨¢culos que los pol¨ªticos. Es posible que la Comunidad Europea tuviera en tiempos de menores estrecheces algunas ventajas, mas es l¨ªcito ahora dudarlo.Pero la Organizaci¨®n Atl¨¢ntica, conducida por locos con man¨ªa persecutoria, como parece son Haig y Weinberger, capaces de jugar a la guerra cuando las armas se les escapan de las manos a los hombres, no ofrece ninguna ventaja.
Aqu¨ª, en Alemania, la televisi¨®n, despu¨¦s de reflejar las brillantes y coloridas invitaciones de Mitterrand a los grandes de Occidente, ha dedicado breves segundos a mostrar c¨®mo la bandera espa?ola era izada junto a las de los otros pa¨ªses de la Organizaci¨®n Atl¨¢ntica. Y pens¨¢bamos: ?no fue la v¨ªspera del asesinato de Carrero Blanco cuando el entonces important¨ªsimo Kissinger visit¨® Madrid, en bien tr¨¢gico momento, lleno de alarmas e inseguridades, para sacar adelante un acuerdo como el que ahora se ha hecho con sordina y con menor rango que el pasado? ?Y no visitaron los presidentes poco liberales, como Nixon, Madrid, mientras que Reagan, ahora, se limita a Par¨ªs, Roma, Berl¨ªn, Bonn y Londres?
En este bajo momento de pol¨ªtica exterior con que se instrumenta la adhesi¨®n de Espa?a a la OTAN hemos seguido los pasos por los que la Junta de golpistas argentinos ha conducido su pa¨ªs a las puertas de la humillaci¨®n y el desastre. Cuando se entregaban en Washington los documentos del acuerdo ya las tropas argentinas hab¨ªan desembarcado en las islas Malvinas, sin encomendarse a Dios ni al diablo, o quiz¨¢ llevadas por alg¨²n demonio que jugaba -?qui¨¦n sabe? con el desacuerdo entre los locos estadounidenses antes mencionados. Y se izaba la bandera espa?ola en el Cuartel General de la OTAN el d¨ªa ominoso en que ingleses y estadounidenses, llenos de soberbia, vetaban en el Consejo de Seguridad cualquier resoluci¨®n de alto el fuego. Los soldados argentinos, lanzados a loca aventura por militares tan ignorantes de su oficio como maestros en dar golpes de tim¨®n pol¨ªtico cuando lo creen necesario, est¨¢n cercados, entre la niebla y el hielo ant¨¢rtico, por fuerzas superiores, enviadas a la guerra como si el, imperio brit¨¢nico existiera a¨²n.
Lejos de nosotros la negaci¨®n del sentido de tr¨¢gico cumplimiento del deber con que argentinos y brit¨¢nicos se enfrentan con la muerte en una guerra que tiene sus motivos en el violento modo con que todav¨ªa los humanos se disputan los recursos que quedan en el planeta y las m¨¢s remotas posiciones estrat¨¦gicas. Pues bien claro est¨¢ que Galtieri no ha sabido plantear una guerra con posibilidades de ¨¦xito.
Sin ning¨²n fanatismo nacionalista, nosotros, quiero decir los que hablamos espa?ol y somos solidarios de una cultura, sentimos, sin entrar en problemas de derecho y sin olvidar por un momento que los generales de la Junta y sus ministros son empresarios de una obra de asesinato y exterminio, que estamos m¨¢s cerca del pueblo argentino, secuestrado por sus fuerzas armadas, que el Gobierno brit¨¢nico.
La televisi¨®n, en su breve rese?a de que la bandera espa?ola se izaba junto a las de las naciones que luchan contra la Rep¨²blica Argentina o han resuelto sanciones contra ella, nos dijo tambi¨¦n que el ministro de Asuntos Exteriores de Espa?a hab¨ªa repetido, como una lecioncita. De Espa?a se ofrece comn un puente de Europa y la OTAN a la America que fue hispana y ellos llaman latina.
?Pasa ya por ese puente la seflora Thatcher? ?Va a pasar Haig a El Salvador y a Guatemala? ?Y Weinberger a Nicaragua o, casualmente, a las Malvinas?
En el puente, adem¨¢s, como obst¨¢culo, se alza, se?or ministro, un Pe?¨®n que todav¨ªa, precisamente a consecuencia de esta tr¨¢gica aventura de las Malvinas, sigue, y seguir¨¢, separado por una verja. ?O es que la abrir¨¢n sin condiciones?
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