Violada rencorosa

Son numerosos los historiadores del cine de terror que analizan sus mitos buscando motivaciones psicol¨®gicas colectivas. Desdoblamientos de personalidad, complejos de culpa, desconfianza en la ciencia, odio a la familia, son algunas constantes de los m¨¢s conocidos temas del g¨¦nero. Pocas veces se renuevan esos esquemas, aunque el espect¨¢culo de la sangre haya primado ¨²ltimamente con un lamentable olvido de su significaci¨®n.Angel de venganza, historia de una chica muda, violada en dos ocasiones, que decide asesinar a cuantos hombres la pretenden y acaba matando simplemente a cuantos hombres ve, refleja un evidente miedo al sexo disfrazado de tema de actualidad, toda vez que las. violaciones han adquirido un lamentable auge en los ¨²ltimos tiempos. Luis Alcoriza, en su pel¨ªcula Tac, tac, defend¨ªa la consigna de castrar al violador; Abel Ferrara no entra en matices, sino que busca s¨®lo un espect¨¢culo violento donde un m¨ªnimo suspense sirve de soporte a la galer¨ªa de asesinatos. La pel¨ªcula concluye cuando ha cubierto su tiempo de proyecci¨®n sin que la cantidad de cr¨ªmenes haya influido en las caracter¨ªsticas de la obra. Es, por tanto, un trabajo trivial que interesar¨¢ primordialmente a los psicoanalistas de los autores.

Estamos ante una pel¨ªcula que responde a las caracter¨ªsticas de la serie B, es decir, de bajo presupuesto y escasa ambici¨®n espectacular. Hubo un tiempo en que estas producciones despertaban la atenci¨®n de los cr¨ªticos al albergar con frecuencia talentos an¨®nimos; lo que no ofrec¨ªan en espect¨¢culo est¨¢ndar era suplido por la imaginaci¨®n. Hace tiempo, sin embargo, que estos t¨ªtulos B desaniman a sus seguidores.

Cada vez est¨¢n realizados con m¨¢s torpeza, incluso con desconocimiento de las leyes habituales de la narrativa. Angel de venganza carece de inventos originales, aunque a ¨²ltima hora la asesina disfrazada de monja proponga alguna lectura inquietante. Pero todo es gratuito.

S¨®lo espor¨¢dicamente alg¨²n momento de la pel¨ªcula quiere invitar al apasionamiento del espectador. No lo consigue, aunque la ambig¨¹edad del rostro de la protagonista tenga las condiciones que un personaje como el suyo exige. No puede hacer la actriz, sin embargo, m¨¢s que dejarlo lucir; el gui¨®n no le exige interpretaciones m¨¢s complejas puesto que Ferrara ha eludido las posibilidades melodram¨¢ticas de su historia. La referencia que la limitaci¨®n f¨ªsica de su ¨¢ngel de venganza tiene con la legendaria Belinda, tambi¨¦n muda y tambi¨¦n violada, se queda en posible gui?o para nost¨¢lgicos. Ning¨²n otro parentesco. Ninguna novedad que estremezca.