El general retirado Reynaldo Bignone, presidente de Argentina con el apoyo exclusivo del Ej¨¦rcito de Tierra
Un grave cisma se produjo ayer en la dictadura militar argentina cuando la Fuerza A¨¦rea y la Armada decidieron no participar en el Gobierno que formar¨¢ pr¨®ximamente el general retirado Reynaldo Bignone, de 62 a?os, quien asumir¨¢ la presidencia de la Rep¨²blica el pr¨®ximo 1 de julio con el respaldo exclusivo del Ej¨¦rcito de Tierra. Tras cuatro d¨ªas de intensas deliberaciones, la Junta Militar no pudo ponerse de acuerdo sobre la designaci¨®n de un nuevo presidente de la Rep¨²blica. El Ej¨¦rcito de Tierra exig¨ªa, y finalmente logr¨®, que fuera un oficial salido de sus filas, mientras que la Marina de Guerra y la Fuerza A¨¦rea se inclinaban por una personalidad civil y llegaron a presentar a media docena de candidatos que fueron sistem¨¢ticamente vetados.
Sin embargo, la Junta ayer un comunicado en el que anunci¨® que el proceso de "institucionalizaci¨®n" del pa¨ªs deber¨¢ haber concluido "indefectiblemente" en los primeros meses de 1984 y que el poder ejecutivo negociar¨¢ con los sectores sociales representativos los aspectos b¨¢sicos de un plan pol¨ªtico, econ¨®mico y social, para el per¨ªodo de transici¨®n. Estos son, al parecer, los dos ¨²nicos puntos de acuerdo entre las tres armas.El nombramiento del general Bignone como nuevo jefe del Ejecutivo fue difundo por un comunicado del Ej¨¦rcito de Tierra. La decisi¨®n de la Marina de Guerra y la Fuerza A¨¦rea de retirarse del Gobierno no se hab¨ªa hecho p¨²blica oficialmente a media tarde de ayer, pero fue difundida por diversas agencias de noticias. El clima era muy tenso en los c¨ªrculos castrenses y nadie sab¨ªa como podr¨ªa evolucionar la situaci¨®n que, para m¨¢s de un analista, supone el fin del "proceso de reorganizaci¨®n nacional" o r¨¦gimen militar argentino, iniciado en marzo de 1976, con el derrocamiento de la viuda de Per¨®n.
Una fuente de las fuerzas a¨¦reas se?al¨® anoche que, pese a esta divisi¨®n entre los tres ej¨¦rcitos, la Junta Militar seguir¨¢ existiendo, pero s¨®lo para tratar temas estrictamente castrenses o cuestiones relacionadas con los "intereses supremos de la naci¨®n".
Despu¨¦s de la publicaci¨®n del comunicado de ayer, el almirante Jorge Anaya, jefe de la Marina, se reuni¨® con los altos oficiales del citado cuerpo, y lo mismo hizo un poco m¨¢s tarde el brigadier Basilio Lami Dozo, jefe de la Fuerza A¨¦rea, con sus mandos. El objetivo de ambas reuniones era elaborar sendos documentos en los que fijaran sus respectivas posiciones en la crisis abierta el martes.
Seg¨²n fuentes militares, estos documentos, que no se hab¨ªan hecho p¨²blicos al cierre de esta edici¨®n, se?alan que la designaci¨®n del general Bignone como sustituto del teniente general Leopoldo Galtieri en la presidencia de la Rep¨²blica, es "de la exclusiva responsabilidad del Ej¨¦rcito de Tierra". La Fuerza A¨¦rea expresa en este texto, de acuerdo con las mismas fuentes, la determinaci¨®n de "desligarse de la conducci¨®n pol¨ªtica del proceso de reorganizaci¨®n nacional", y se espera que la Marina se pronucie en el mismo sentido.
La decisi¨®n de la Fuerza A¨¦rea incluye al parecer una orden transmitida a todos sus oficiales para que se retiren de los cargos pol¨ªticos que ocupan actualmente, incluida la Comisi¨®n Pol¨ªtica de las Fuerzas Armadas (COMOPOL) que redact¨® el estatuto de los partidos pol¨ªticos.
El descontento de la Fuerza A¨¦rea trascendi¨® ayer de forma patente al conocerse que el secretario general de planeamiento de la naci¨®n, brigadier Jos¨¦ Miret, hab¨ªa presentado su renuncia, con la que ha comenzado a concretarse el alejamiento de los jefes de esa instituci¨®n militar que ocupan funciones gubernativas.
Actitud ante Londres
En los cuatros d¨ªas de discusiones entre los jefes de los tres ej¨¦rcitos comenzadas inmediatamente despu¨¦s de la destituci¨®n del general Leopoldo Galtieri, el pasado 17, quedaron en evidencia las importantes discrepancias que les dividen. Estas concern¨ªan no s¨®lo a la personalidad del presidente de la Rep¨²blica a elegir, sino tambi¨¦n a la futura orientaci¨®n econ¨®mica y social del pa¨ªs, a la pol¨ªtica exterior y en particular el. importante problema de la actitud a adoptar frente a Inglaterra, con la cu¨¢l, y en ausencia de un acuerdo de alto el fuego, Argentina se mantiene en Estado de beligerancia te¨®rica.
Frustraci¨®n p¨²blica
Asimismo las exigencias formuladas por algunos partidos pol¨ªticos, respaldados por una opini¨®n p¨²blica frustrada de que se exijan responsabilidades por el desastre b¨¦lico, y se someta a consejo de guerra a los principales directores de la campa?a de las Malvinas, corren el riesgo de profundizar las diferencias entre las distintas armas. El Ej¨¦rcito de Tierra, en particular, ha sugerido que no admitir¨¢ de ninguna manera que se le atribuyan responsabilidades en exclusiva.
Este ej¨¦rcito, que en definitiva es la fuerza num¨¦ricamente preponderante y tradicionalmente instalada en el poder, no accedi¨® finalmente a ser sustituido en la jefatura del Ejecutivo. La Fuerza A¨¦rea, que critic¨® duramente en un reciente documento la pol¨ªtica econ¨®mica exigida por el r¨¦gimen militar, se opon¨ªa no s¨®lo a que el Ej¨¦rcito de Tierra continuara en la Presidencia, como en los seis a?os de dictadura, sino tambi¨¦n al candidato propuesto por este cuerpo, el general Reynaldo Bignone, quien estuvo muy vinculado al ex presidente Videla y a las doctrinas econ¨®micas monetaristas del ex ministro de Econom¨ªa, Jos¨¦ Alfredo Mart¨ªnez de Hoz, consideradas culpables de la. grave crisis econ¨®mica que vive hoy Argentina.
Media docena de candidatos civiles presentados por la Fuerza A¨¦rea y la Marina de Guerra, fueron vetados sistem¨¢ticamente, a veces por motivos nimios que suger¨ªan los pocos deseos del Ej¨¦rcito de Tierra de llegar a un compromiso. Al canciller Nicanor Costa M¨¦ndez se le reprochaba su discurso en la ¨²ltima reuni¨®n de los Pa¨ªses No Alineados en La Habana, en el que reflej¨® el resentimiento argentino contra Estados Unidos. Al doctor Mart¨ªnez Raymonda, ex embajador en Roma, se le consideraba demasiado Iaico", aunque ¨¦l mismo confesara que no s¨®lo es cat¨®lico, sino que adem¨¢s estudi¨® en colegios religiosos. A Jorge Aguado se le vet¨® por "divorciado".
Lo que resulta inquietante para los argentinos y que algunos comentaristas han considerado como el umbral de la "desintegraci¨®n", es la agitaci¨®n que se registra entre los mandos intermedios, principalmente del Ej¨¦rcito de Tierra, en relaci¨®n con la actuaci¨®n de la c¨²pula militar. Algunos han llegado a decir que "ya no existe ninguna seguridad de que la oficialidad acepte en adelante las decisiones de sus comandantes y de la presidencia".
Se ha se?alado que existe otro debate en curso paralelo al de los jefes, entre los oficiales j¨®venes, respecto a la conducci¨®n t¨¦cnica de la guerra. Los interrogatorios ya realizados a los soldados que combatieron en Puerto Darwin y Ganso Verde, parecen haberles hecho sacar la conclusi¨®n de que hubo "graves imprevisiones en materia de apoyo log¨ªstico, mando de las secciones de combate en las islas, y transporte de armas al archipi¨¦lago".
En este contexto, la dictadura argentina ha vuelto a frustrar las esperanzas de los pol¨ªticos civiles de que se les hubiese consultado sobre este per¨ªodo de "postguerra". La Multipartidaria que agrupa a los cinco partidos pol¨ªticos principales, dio a conocer un documento en el cual se exig¨ªa "que se llegue a una f¨®rmula institucional en el menor plazo posible", y que se elabore un "programa de emergencia para las ¨¢reas cr¨ªticas, que cuente con alg¨²n tipo de respaldo de la mayor¨ªa".
Gobierno de transici¨®n
El documento en cuesti¨®n, que ha sido inicialente ratificado por todos los partidos que integran la Multipartidaria excepto -aunque por razones accidentales- por los peronistas, se?alaba que estas eran las condiciones m¨ªnimas para llegar a un Gobierno civil de transici¨®n para una alternativa sin ruptura tajante o instant¨¢nea con las fuerzas armadas que mantendr¨ªan la jefatura del Estado aunque deber¨ªan confiar el poder ejecutivo a un civil.
El citado documento deb¨ªan ratificarlo ayer tarde tambi¨¦n los peronistas. A su vez el representante democristiano, Mart¨ªn Dip, coment¨® en relaci¨®n con las deliberaciones habidas por la c¨²pula militar que "estos no consultaron para nada a los partidos" y a?adi¨® que Ia Junta se maneja a la antigua". Las esperanzas de ver a los partidos pol¨ªticos adquirir de nuevo voz en el proceso pol¨ªtico argentino, se ven desvanecidas, pues, hasta marzo de 1984.
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