Estados Unidos discrepa del Reino Unido sobre el futuro de de las Malvinas
Invitada por el presidente norteamericano, Ronald Reagan, la primera ministra brit¨¢nica, Margaret Thatcher, realiz¨® una r¨¢pida visita a Washington para tratar conjuntamente el futuro de las islas Malvinas tras la victoria militar brit¨¢nica en la guerra del Atl¨¢ntico sur. Los Gobiernos brit¨¢nico y norteamericano discrepan sobre el modo de encarar el futuro pol¨ªtico que ambos desean para las islas Malvinas.
En declaraciones a las tres primeras cadenas de televisi¨®n norteamericanas, Margaret Thatcher, bajo la euforia del triunfo militar en las Malvinas, repiti¨® las posturas firmes de su Gobierno en torno al futuro de las islas Falkland, consideradas como territorio brit¨¢nico. Ironiz¨® sobre las opiniones del secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, que pide "magnanimidad en la victoria" y flexibilidad para un arreglo entre el Reino Unido y Argentina sobre el futuro estado de las islas en disputa.Pero la dama de hierro no parece sensible a la postura actual de Washington, que, tras haber apoyado firme y militarmente a Londres en la recuperaci¨®n de las Malvinas, quiere desempe?ar ahora un nuevo papel de mediador para una soluci¨®n pol¨ªtica que mejore sus deterioradas relaciones con los pa¨ªses latinoamericanos.
El presidente Ronald Reagan, por otra parte, se muestra muy reacio a la idea lanzada por Thatcher de crear una fuerza internacional que proteja las Malvinas de futuras operaciones militares externas. En esta fuerza, Londres esperar¨ªa contar con la presencia de militares estadounidenses, que garantizar¨ªan el posible Gobierno aut¨®nomo en las Malvinas que surgir¨ªa del proceso de autodeterminaci¨®n de los 1.800 isle?os, casi todos de origen brit¨¢nico.
Entre tanto, Washington sigue con particular atenci¨®n los cambios militares en el Gobierno argentino. Estados Unidos mantiene el embargo comercial contra Argentina -en contra de la postura adoptada por los pa¨ªses europeos miembros del Mercado Com¨²n-, a la espera de que se concrete una paz oficial entre brit¨¢nicos y argentinos.
En todo caso, la posible salida diplom¨¢tica del conflicto de las Malvinas parece improbable a corto plazo, dada la postura firme del Reino Unido. Thatcher record¨® a la opini¨®n p¨²blica norteamericana que vio con simpat¨ªa el triunfo militar brit¨¢nico y que la reacci¨®n de apoyo de Estados Unidos al Reino Unido ser¨ªa an¨¢loga a la brit¨¢nica si un pa¨ªs extranjero ocupara militarmente cualquiera de las posesiones estadounidenses de ultramar.
Thatcher estuvo s¨®lo tres horas en Washington. En Nueva York, de donde proced¨ªa, pronunci¨® un discurso de corte armamentista en la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el desarme y convers¨® con el secretario general de la ONU, el peruano Javier P¨¦rez de Cu¨¦llar.
En su discurso ante el segundo per¨ªodo especial de sesiones de las Naciones Unidas sobre el desarme, la jefa del Gobierno britanico dijo que "la verdadera causa de la guerra no es la carrera de armamentos, sino la voluntad de algunos Estados de imponer sus deseos a otros recurriendo a la fuerza".
Para la primera ministra del Reino Unido, "algunos procesos de desarme pueden conducir a la guerra, pues quienes ven la debilidad de su contrario pueden aprovechar para atacar".
En cuanto a las armas nucleares, Margaret Thatcher se?al¨® que "estas armas existen y, por destructivas que sean, no hay manera de evitar su fabricaci¨®n", y agreg¨® que estas armas "pueden contribuir a la paz por su poder de disuasi¨®n".
En lo que se interpreta como una clara respuesta a la oferta del jefe del Estado sovi¨¦tico, Le¨®nidas Breznev, realizada ante la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el desarme por el ministro sovi¨¦tico de Exteriores, Andrei Gromyko, y en la cual la URSS se compromet¨ªa a no ser la primera potencia nuclear en emplear armas at¨®micas, Margaret Thatcher dijo que "en el fragor de una guerra no se puede estar seguro de no emplearlas". Asimismo, la jefa del Gobierno de Londres asegur¨® que "la ¨²nica forma de defender la paz es la disuasi¨®n y la fuerza adecuada, y no meras palabras y discursos". "El control de armamentos no aleja por s¨ª mismo el peligro de la guerra", dijo Thatcher, "sino que se necesita equilibrio de fuerzas", y a?adi¨® que ¨²nicamente cree en la reducci¨®n de armamentos a trav¨¦s de la verificaci¨®n.
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