La explosi¨®n de Renter¨ªa
UN Ni?O de diez a?os fue gravemente herido ayer a mediod¨ªa por un artefacto dejado dentro de una mochila en un barrio de Renter¨ªa. La proximidad de la trampa explosiva a una oficina de Iberduero, cerrada desde hace alg¨²n tiempo, da base suficiente para conjeturar que ETA militar, cuya oleada de asesinatos contra empleados de la compa?¨ªa el¨¦ctrica y de atentados contra su& instalaciones se ha intensificado en los ¨²ltimos meses, es la organizaci¨®n responsable de este nuevo acto de barbarie. La campa?a contra la localizaci¨®n de la central nuclear de Lem¨®niz, inicialmente dirigida por movimientos de ideolog¨ªa democr¨¢tica, ha sido secuestrada y ensangrentada por los cr¨ªmenes de los terroristas, que se mueven por motivos muy distintos a los que animan la protesta c¨ªvica y pac¨ªfica de los ecologistas. Porque cada vez resulta m¨¢s dif¨ªcil criticar el emplazamiento y la puesta en marcha de Lem¨®niz sin plantearse el grave problema de conciencia de que, de esta forma, se hace camino conjunto con unos asesinos para quienes la cuesti¨®n de la utilizaci¨®n industrial de la energ¨ªa nuclear es un simple instrumento de manipulaci¨®n pol¨ªtica.La estrategia terrorista muestra, por lo dem¨¢s, las conclusiones ¨²ltimas de su implacable l¨®gica en la horrible estampa de un ni?o gravemente lesionado al caer en la celada tendida por los etarras, con independencia de que ¨¦stos pensaran que otras ser¨ªan sus v¨ªctimas. La pretensi¨®n de que un grupo terrorista puede controlar la din¨¢mica de la violencia y aplicar de forma selectiva su sa?a criminal ha quedado invalidada por la experiencia hist¨®rica. Los intentos de justificar mediante una moral de las intenciones el derramamiento de sangre ha sido, desde siempre, una falaz manera de rehuir el hecho desnudo de que un asesinato no pierde su condici¨®n de tal en funci¨®n de las motivaciones de quienes aprietan el gatillo o colocan una carga explosiva. Pero sucede, adem¨¢s, que es la moral de los resultados la que termina por imponerse en el oscuro mundo de la violencia terrorista. El articioso tinglado de excusas y paliativos sobre el que descansa la esquizofrenia ¨¦tica de buena parte de los militantes y simpatizantes de Herri Batasuna, capaces de manifestarse en Bilbao por la libertad de expresi¨®n d¨ªas despu¨¦s de haber intentado sofocar en la Bas¨ªlica de Bego?a el ejercicio de ese mismo derecho por grupos cat¨®licos vascos pacifistas, se derrumba ante acontecimientos sangrientos como el de Renter¨ªa. Los miembros de la coalici¨®n abertzale tendr¨¢n que plantearse ante su conciencia, antes o despu¨¦s, no s¨®lo las implicaciones pol¨ªticas del terrorismo etarra, permanente provocaci¨®n al golpe de Estado, sino tambi¨¦n la universalidad de los derechos humanos, sean quienes sean sus titulares, y el car¨¢cter sagrado de toda vida humana. Tal vez la existencia en peligro de ese ni?o de Renter¨ªa, marcado ya sin remedio por el atentado, sirva para que algunos vociferadores del espeluznante berrido iETA, m¨¢talos! comiencen a comprender que el terrorismo, por su propia l¨®gica, no discrimina a sus v¨ªctimas, aunque los tristes y ensangrentados papeles escritos por los cultivadores de su jerga apolog¨¦tica traten in¨²tilmente de distingir entre ellos y nosotros.
Las informaciones disponibles aluden, por lo dem¨¢s, a unas extra?as y contradictorias comunicaciones entre la polic¨ªa municipal de Renter¨ªa, cuyo alcalde pertenece a Herri Batasuna, y la comisar¨ªa de Pasajes. La hip¨®tesis de que se produjeran negligencias en la comprobaci¨®n del contenido de la mochila depositada cerca de la oficina de Iberduero es demasiado sombr¨ªa para ser aceptada sin m¨¢s. En cualquier caso, produce cierto asombro que la polic¨ªa municipal de Renter¨ªa, tras disipar sus propias dudas mediante el inveros¨ªmil experimento de arrojar agua sobre la mochila sospechosa, no retirara la bolsa de la calle o no la entregara a los servicios gubernativos de comprobaci¨®n y desactivaci¨®n de explosivos. Resulta, as¨ª pues, inexcusable que el Mnisterio del Interior y el Poder Judicial abran las correspondientes investigaciones destinadas a aclarar las zonas de sombra existentes en el caso.
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