La educaci¨®n dominical
Ram¨®n Tamames, que es que no para, ha sacado La educaci¨®n ambiental, que ya desde la cubierta es un libro ecologista. Yo lo llamar¨ªa "la educaci¨®n dominical".En la naturaleza siempre es domingo, si ustedes se fijan. Hoy, domingo, usted, desocupado lector, me lee en plena naturaleza (si es que me lee), Ram¨®n llama a la ecolog¨ªa "ciencia de ciencias", y no sin raz¨®n, pues, ya en el catorce, Andr¨¦ Gide reivindicaba l¨ªricamente: Alsacia para Francia. M¨¢s que una reivindicaci¨®n pol¨ªtica, estaba haciendo una reclamaci¨®n sentimental, ambiental, paisaj¨ªstica, ecol¨®gica. Contra el deterioro del medio no va el pis que ahora est¨¢ haciendo su ni?a la peque?a, querido se?or, sino el incendio de bosques, la sulfataci¨®n mal hecha y el cultivo artificial de la tierra, obligada a dar tres cosechas en un a?o. ?Hay una conciencia global de todo esto? Digamos que hay una conciencia general, pero viene Mitterrand y dice que Espa?a s¨®lo a?adir¨ªa miseria a la miseria que ya es el MC. El MC, para qu¨¦ vamos a enga?arnos, es un club de ricos donde apenas se practica el di¨¢logo Norte/Sur, como en Puerta de Hierro. Portugal y Grecia son el fest¨®n ex¨®tico, la marquesina de ese club. Espa?a llega un poco tarde para marquesina, y no digamos para marquesona. Espa?a, pa¨ªs eminentemente ecol¨®gico/ ecologista, como pa¨ªs rural, agr¨ªcola, lleno de melorr¨²stica (rusticismo con m¨²sica), ha abandonado su campo para venirse a Madrid a llevar una porter¨ªa, o para llevar la porter¨ªa del Mercado Com¨²n. ?Hay una estrategia mundial de defensa del planeta azul? No. Hay un monumento a Rodr¨ªguez de la Fuente en Poza de la Sal, que est¨¢ haciendo Otero Besteiro en la roca del monte. Y poco m¨¢s.
Lo que Ram¨®n llama "los derechos ecol¨®gicos" son para m¨ª nada menos que el derecho a respirar, y todos los taxistas, tras ofrecerme tabaco y decirles que me estoy quitando, me preguntan si me molesta que ellos fumen. No me molesta, claro, y si me molestase, me aguantar¨ªa. Hay m¨¢s ecolog¨ªa dentro de un taxi bien educado que corre por el contaminante Madrid que en los paisajes puros y apaisados de Marinaleda, cuyo alcalde, Gordillo, hombre sin partido, est¨¢ siendo acosado como cuando decreta un pueblo la caza del lobo. Los alcaldes democr¨¢ticos y populares debieran tener asilo tambi¨¦n en la ecolog¨ªa, como el zorro del Icona, especie a extinguir que se desayuna estricnina (ya lo tengo contado) y al que no meto en casa porque no se me coma los gatos. Mi ecolog¨ªa es el gato, Ana (yo es que si no meto a Anabel¨¦n en un art¨ªculo me parece que no est¨¢ completo). Parece que ec¨®logos somos los te¨®ricos, y ecologistas, los pr¨¢cticos. Antes se llamaban boy-scouts y, en una novela de antes de la guerra, el capit¨¢n les explicaba a los bois que el az¨²car en cuadradillo lo da la ca?a de az¨²car. A estos niveles ha andado siempre el conocimiento del campo en un pa¨ªs tan campesino. La ciencia debe hacer menos por convertirnos en criptonitas con pistola/l¨¢ser y m¨¢s por devolvernos a la naturaleza, no digo ya virgiliaria, pero cuando menos anacre¨®ntica, que estamos con mucho vicio. Este anacreontismo de domingo, que llena de ninfas del COU los regatos de Gredos y deja un rastro de tortilla y pis en la "espalda de Castilla", ni es ecologista ni es nada.
A los pol¨ªticos, la verdad, eso del campo no les interesa, porque los ciruelos no votan, pero tengo yo un ciruelo est¨¦ril, transinutado en guerrero de cobre todos los oto?os, all¨¢ por las afueras, que me ida m¨¢s hojas con sol que votos le dan a Fraga sus mayor¨ªas natural/fantasm¨¢ticas.
La producci¨®n, el trabajo, la organizaci¨®n, tecnolog¨ªa y planificaci¨®n son ideas/valor que, aparte de ayudar a la tierra y los oc¨¦anos, suponen una vuelta a la naturaleza, una cosa entre Rousseau y Robinson, un socialismo de las cosas, como el bosque de Macbeth avanzando hacia nosotros, peque?os tiranos de negociado y nicotina.
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