El presidente no se deja querer
El presidente Blasco tiene perdida la br¨²jula y debe tener perdido el pa?uelo verde, con el que se devuelven los toros al corral. Los presidentes ejercen en la fiesta una funci¨®n de arbitraje y deben ser los defensores de los intereses del p¨²blico, por lo cual es deseable que exista una arm¨®nica relaci¨®n entre los aficionados y el palco. Si amorosa, en el m¨¢s honesto y noble sentido de la palabra, mejor. Pero el presidente Blasco no se deja querer.El presidente Blasco hace todo lo posible para darles achares a los aficionados, y de ello se beneficia la empresa, que parece contar con patente de corso. Ayer hubo toros inv¨¢lidos en el ruedo, que el p¨²blico protest¨® con toda raz¨®n, y los lidiados en segundo y cuarto lugar debieron ser devueltos al corral. El presidente Blasco no hizo ni caso de la protesta, con lo cual result¨® perjudicado el espect¨¢culo y ganancioso el empresario, que ahorr¨® el precio de dos ejemplares.
Plaza de Las Ventas
27 de junio.Cinco toros de Fraile y Mart¨ªn, bien presentados, primero y tercero con poder, el resto flojos; nobles, excepto el tercero. Sexto de Manuel Santos, con trap¨ªo y noble. Gabriel de la Casa: pinchazo y estocada corta baj¨ªsima (divisi¨®n cuando saluda). Dos pinchazos y estocada corta ca¨ªda ( protestas y palmas cuando saluda). Nime?o II: media baja aguantando (silencio). Pinchazo a toro arrancado, espadazo en el costillar, dos descabellos aviso l, y nueve descabellos m¨¢s (pitos). Luis Reina: dos pinchazos y media (palmas y saludos). Pinchazo y bajonazo (oreja).
Los inv¨¢lidos eran nobles, como pr¨¢cticamente toda la corrida, y el p¨²blico no hizo ni caso a los matadores de turno cuando les pegaban pases bonitos (en realidad, no tan bonitos), muchos pases, todos los pases que quisieron. Uno de estos matadores era Gabriel de la Casa, que hab¨ªa estado compuesto en el primero. Otro, Nime?o II, que no estuvo nada compuesto con el quinto, a pesar de las bondadosas intenciones del animalito, y adem¨¢s lo mat¨® fatal, a descabellazos, con una pu?alada previa en el costillar, que habr¨ªa merecido el primer premio en un concurso de pu?aladas.
Hubo toros inv¨¢lidos pero tambi¨¦n los hubo fuertes e interesantes, como el primero, que recibi¨® un puyazo de abrigo y en el siguiente derrib¨® al caballo por ri?ones. A la muleta lleg¨® noble, con casta agresiva, y Gabriel de la Casa lo someti¨®, lo embebi¨® muy bien en la franela, e hizo una faena reposada, mandona y torera (quiz¨¢ excesivamente larga y con abuso de pico), en la que sobresalieron dos series de redondos y, principalmente, la estructura y ligaz¨®n con que construy¨® el trasteo. Como mat¨® mal, tambi¨¦n de sablazo (este, en el concurso de pu?aladas, se habr¨ªa llevado el segundo premio), perdi¨® la oreja.
A pesar de la severidad de la afici¨®n, que se alborotaba por un qu¨ªtame all¨¢ ese pico, las orejas estaban f¨¢ciles ayer, seg¨²n pudo observarse cuando, sorprendentemente, le fue concedida a Luis Reina en el sexto. Otro ejemplar nobil¨ªsimo este toro, Reina le instrument¨® unos magn¨ªficos ayudados por alto y por bajo, cargando la suerte y ganando-terreno, y luego tore¨® muy bien sobre la derecha, con final de cambio de mano, ligado a uno de pecho soberano, marcando el viaje al hombro contrario. Con la izquierda baj¨® de tono la faena, y ya no recuper¨¦ el inicial, ni siquiera con la espada, pues liquid¨¦ a la res en la segunda agresi¨®n, y por si fuera poco, de bajonazo (Luis Reina, en el antedicho concurso de pu?aladas, se habr¨ªa llevado el tercer premio).
El tercero tambi¨¦n tuvo poder y derrib¨® dos veces, sin bien hay sospechas de que al caballo le apetec¨ªa tumbarse. En una de las ca¨ªdas se lesion¨® el picador Mart¨ªn L¨®pez. Este toro, el ¨²nico con problemas en la tarde, reculaba con claras querencias a toriles y all¨ª, entre porias y muletazos sueltos lo dej¨® ir Luis Reina, que estuvo valent¨®n, pero no entendi¨® el trasteo que correspond¨ªa administrar.
Sin devolver ni un toro al corral y con una oreja concedida, el presidente Blasco abandon¨® el palco tan ufano. Igualmente se fue de rositas el empresario, pues se ahorr¨® dos toros. Y encima se ahorra la corrida de ma?ana, que deber¨ªa organizar seg¨²n el pliego de condiciones. Pero la Diputaci¨®n tambi¨¦n ha debido perder la br¨²jula. La fiesta de toros madrile?a est¨¢ en manos de esta pintoresca trilog¨ªa que forman empresa, presidente y diputados. Lo de ma?ana, convertido ilegalmente en charlotada, huele a enjuague y merece la rescisi¨®n de contrato.
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