El Consejo Europeo intenta definir un frente com¨²n en la 'guerra comercial' que mantiene con Estados Unidos
Las relaciones con Estados Unidos, que se encuentran en la fase m¨¢s borrascosa desde la segunda guerra mundial, ocuparon ayer los debates de los jefes de Estado y de Gobierno de los diez, reunidos en Bruselas. A¨²n bajo la sorpresa que supuso la fulminante dimisi¨®n de Alexander Haig, los pa¨ªses miembros de la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE) intentar¨¢n hoy definir una pol¨ªtica conjunta frente a los dos duros golpes recibidos de su principal aliado: cuotas a las exportaciones de acero y prohibici¨®n de utilizar patentes norteamericanas en la construcci¨®n del gasoducto sovi¨¦tico.
En esta ocasi¨®n los papeles en el seno del Consejo Europeo est¨¢n invertidos. La Rep¨²blica Federal de Alemania y el Reino Unido, los mejores amigos de Washington, encabezan hoy el grupo de pa¨ªses partidarios de una respuesta firme, mientras que los pa¨ªses peque?os, como B¨¦lgica, temen que un gesto demasiado brusco de Europa desencadene una oleada de proteccionismo en todo el mundo.La en¨¦rgica actitud de Bonn y de Londres es f¨¢cilmente explicable por los grandes intereses econ¨®micos en juego. La prohibici¨®n de emplear patentes norteamericanas en la construcci¨®n del gasoducto siberiano puede provocar graves da?os en la empresa AEG-Telefunken, mientras que el impuesto de cerca del 40% que sufren los aceros brit¨¢nicos exportados hacia Estados Unidos puede costarle a Londres m¨¢s de 20.000 millones de pesetas, seg¨²n algunos expertos.
Las consecuencias de la dura posici¨®n norteamericana -un portavoz declar¨® ayer. que era irreversible- afectan no s¨®lo al bolsillo de Europa, sino tambi¨¦n a su l¨ªnea pol¨ªtica. Los pa¨ªses de la CEE mantienen un saneado comercio con los pa¨ªses del Este-, porque estiman que conviene desarrollar los lazos comerciales con el otro bloque como elemento de la distensi¨®n. Schmidt ha declarado firmemente que no est¨¢ dispuesto a participar en ninguna guerra econ¨®mica con la Uni¨®n Sovi¨¦tica, con consecuencias imprevisibles desde el punto de vista pol¨ªtico.
Los europeos reprochan sobre todo a la Administraci¨®n Reagan su cinismo. El vicepresidente de la Comisi¨®n Europea, Etti¨¦nne Davignon, responsable del Plan Europeo de Reestructuraci¨®n Sider¨²rgica, no tuvo ayer pelos en la lengua a la hora de criticar a Washington: "Lo menos que se puede decir es que la coherencia no es la caracter¨ªstica principal de la pol¨ªtica norteamericana". Davignon puso el dedo en la llaga cuando afirm¨® que lo peor, desde el punto de vista europeo, es la constante tendencia de Estados Unidos a decidir unilateralmente cuestiones que tienen una importancia vital para sus aliados.
Lamentos europeos
En la apertura de la cumbre, el presidente de turno, el primer ministro belga, Wilfried Martens, se lament¨® del giro experimentado por la pol¨ªtica norteamericana en menos de tres semanas: "Cuando nos marchamos de Versalles (cumbre de pa¨ªses industriales celebrada a primeros de este mes) cre¨ªamos que hab¨ªamos puesto en pie algo positivo". La realidad fue m¨¢s dura: acero y gasoducto y la lista de agravios norteamericanos no queda ah¨ª: presiones para que Hong Kong no firme un acuerdo sobre textiles con los diez, exigencia de que se aumenten los intereses de los cr¨¦ditos a la exportaci¨®n (fundamentales en la pol¨ªtica comercial brit¨¢nica y francesa), denuncias ante el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT.) de determinados aspectos de la pol¨ªtica agr¨ªcola comunitaria, y en especial la relacionada con los c¨ªtricos. ?Es una coincidencia o refleja aut¨¦nticamente un cambio metaf¨ªsico en la pol¨ªtica estadounidense?, se preguntaba ayer Davignon.
Para la RFA, la actitud norteamericana supone, antes que nada, la violaci¨®n de unos principios de derecho comercial internacionales y exige una respuesta dura, en el seno del GATT y de la OCDE, porque si no Europa deja abierta la puerta a futuras interpretaciones unilaterales de acuerdos y reglas de juego.
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