Jimmy Connors venci¨® en Wimbledon con un tenis excepcional
Si desde siempre, decir Wimbiedon es m¨¢s que decir tenis, la fmal de ayer elev¨® a la m¨¢xima potencia el torneo brit¨¢nico y el list¨®n para superar lo que Jimmy Connors y John MeEnroe ofrecieron durante cuatro horas y dieciseis minutos a lo largo de 54 juegos, se puso alt¨ªsimo. El deporte de la raqueta cobr¨® toda su dimensi¨®n. Hubo emoci¨®n a raudales y l¨¢grimas por la alegr¨ªa del triunfo y por la tristeza de la derrota. En Wimbledon ayer se vi¨® a un ganador y a dos grandes campeones, que rompieron a llorar. En ambos casos, la actitud adem¨¢s de bonita y deportiva estaba justificada.
Jimmy Connors, 29 a?os, se impuso a su compatriota, el norteamericano John McEnroe, 23 a?os, en cinco sets por 3-6, 6-3, 6-7, 7-6 y 6-4. Connors, que ya hab¨ªa vencido en este torneo en 1974 y disputaba su quinta final, sal¨ªa como v¨ªctima. El joven McEnroe, que ostentaba el t¨ªtulo despu¨¦s de vencer en la pasada edici¨®n al* sueco Bjorn Borg en una final no menos tit¨¢nica que la de ayer, era el gran favorito. Sin embargo, Jimbo, como se conoce cari?osamente a Connors, puso en la pista todo su saber y su pundonor y se apunt¨® justamente el triunfo. Los dos zurdos norteamericanos revalorizaron un torneo que en la presente edici¨®n se presentaba un tanto devaluado por la ausencia de jugadores de la talla de Borg, Vilas y Lendl, entre otros.Dentro de una igualdad que los n¨²meros reflejan con fidelidad se produjeron constantes alternativas y situaciones inciertas. El tenis que ofrecieron arribos fue de tanta calidad y los golpes que intercambiaron alcanzaron tanta belleza, que no se pueden tener en cuenta los muchos fallos que cometieron, en especial el ganador, que hizo trece dobles faltas. McEnroe cometi¨® ocho, pero a cambio consigui¨® trece ace.
Buen comienzo de Connors en los tres primeros sets. En el primero no le sirvi¨® de nada y el poder¨ªo de McEnroe hizo pensar en que se har¨ªa bueno el pron¨®stico. No obstante, el tes¨®n de Connors llev¨® a que el set durara 42 minutos. En el segundo, la excepcional clase del veterano sali¨® a relucir. Caus¨® las delicias del p¨²blico y en veintinueve minutos se lo adjudic¨®. En el tercero y cuarto se necesit¨¦ el tie break. Un 7-2 permiti¨® adelantarse a McEnroe en el tecero y un 7-5 igualar el marcador a Connors en el cuarto. Su duraci¨®n fue de una hora y seis minutos y de una hora y doce minutos, respectivamente.
Se fue al quinto y definitivo. Increiblemente, los jugadores se mantuvieron enteros e hicieron gala de una sensacional preparaci¨®n fisica, pese a que no dejaron de subir a la red a lo largo de todo el, partido. Los nervios aumentaron, las protestas, sobre todo por parte de McEnroe, tambi¨¦n y los gestos de alegr¨ªa o disconformidad hicieron su aparici¨®n. Incertidumbre y mucha, much¨ªsima emoci¨®n en cada tanto que se disputaba. Golpes maestros por parte de los dos jugadores que alcanzaban y devolv¨ªan bolas incre¨ªbles. Suavidad, elegancia y maestr¨ªa son palabras que pueden definir perfectamente el tenis que exhibieron dos hombres que forman parte de una escuela norteamericana que marca la pauta. Juego alegre, valiente, arriesgado, con variedad de golpes y sobre todo con estrategia a la hora de emplear esos golpes.
Ayer Jimmy Connors hizo mejor tenis que su rival en l¨ªneas generales, aunque a la hora de contar los mejores golpes la cosa quede igualada o con ligera ventaja para McEnroe. Jimbo hizo valer su experiencia y supo poner la ilusi¨®n de un principiante. Luch¨® cada bola como en ¨¦l es costumbre. McEnroe apoy¨® todo su juego en el servicio, verdaderamente excepcional, lo que por otro lado dice mucho en favor de su rival pese a los trece ace. Si no obten¨ªa el tanto con el servicio, a veces incluso con el segundo, la potencia del mismo le permit¨ªa subir en condiciones favorables a la red y volear implacablementer. Si estuvo magistral, como siempre, en la volea, mostr¨® imprecisi¨®n en el smach. El servicio del que est¨¢ considerado como el n¨²mero uno del, mundo es quiz¨¢ el mejor de todos pero ayer no le bast¨® para ganar. Se di¨® el caso de que Connors di¨® una lecci¨®n de c¨®mo se resta y en m¨¢s de una ocasi¨®n dej¨® "clavado" a su rival, que al final acab¨®, perdiendo los nervios, mientras Connors se crec¨ªa y se animaba a si mismo.
Despu¨¦s de cuatro horas largas, la conclusi¨®n es que se vi¨® un gran servicio, un magn¨ªfico resto, la mejor volea del mundo, entrega y esp¨ªritu de lucha, estrategia, clase y todo lo que debe aderezar al deporte de la raqueta. Lo de ayer fue, simplemente, un partido de tenis.
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