El perdedor del congreso de Palma puede convertirse en l¨ªder de un partido en crisis
El hombre que ya una vez, en 1978, estuvo a punto de alcanzar el control del aparato de UCD, sin que finalmente se consumase el intento, y que posteriormente perdi¨® el II congreso centrista -celebrado en Palma- puede ocupar el lunes, con plenos poderes, la presidencia de un partido en profunda crisis.Grande es a¨²n la incertidumbre sobre si el dubitativo Landelino Lavilla acabar¨¢ aceptando en la reuni¨®n del Comit¨¦ Ejecutivo de UCD, el pr¨®ximo s¨¢bado, el cargo para el que le propuso hace dos d¨ªas Leopoldo Calvo Sotelo. Muchas han sido las veces en que a Lavilla, un hombre impenetrable, le han ofrecido casi todo; jam¨¢s ha aceptado, prefiriendo siempre mantenerse "en la reserva", esperando tal vez ser llamado un¨¢nimemente por todos.
En julio de 1980 ocurri¨® algo de ¨¦sto cuando, en la reuni¨®n de la llamada "casa de la pradera", los barones centristas hab¨ªan llegado a un principio de consenso en torno a la persona de Lavilla como posible sustituto de un Adolfo Su¨¢rez desgastado. Por entonces, Lavilla se hab¨ªa ya convertido, tal vez contra su voluntad, en la "cabeza visible" del movimiento cr¨ªtico contra Su¨¢rez.
Posteriormente los barones criticaron la falta de arrojo que impidi¨® a Lavilla presentarse en aquella reuni¨®n como la alternativa a Su¨¢rez. Aquel 7 de julio, hace exactamente dos a?os, Landelino Lavilla Alsina, a sus 46 a?os, perd¨ªa la primera oportunidad de ser presidente del Gobierno.
La segunda oportunidad perdida por el hoy presidente del Congreso de los Diputados se produjo en Palma de Mallorca, en febrero de 1981, durante el segundo congreso nacional de UCD, donde Lavilla, al frente de los cr¨ªticos, result¨® ampliamente derrotado en las votaciones de los delegados asistentes. A partir de entonces se inici¨® una etapa de cierto enclaustramiento y de una casi total dedicaci¨®n a las Cortes, apart¨¢ndose, incluso, de su eterna familia dem¨®cratacristiana.
S¨®lo muy recientemente, hace apenas unos meses, Landelino Lavilla volvi¨® a conectar con sus antiguos correligionario s de la Asociaci¨®n de Propagandistas, entrando en el patronato directivo de la Fundaci¨®n Humanismo y Democracia, para ocupar la plaza que hab¨ªa dejado vacante la salida de UCD de Miguel Herrero de Mi?¨®n.
Hoy, democristianos y liberales ven en Lavilla la esperanza de salvar el partido del naufragio, pese al sonoro fracaso cosechado por el presidente del Congreso en las elecciones andaluzas en su provincia cunera, Ja¨¦n, por la que result¨® elegido diputado en 1979. Sin embargo, el acercamiento inicial entre Adolfo Su¨¢rez y Landelino Lavilla, mostrado en los inicios de esta ¨²ltima crisis, parece haber concluido y tampoco el sector azul centrista aceptar¨¢ incondicionalmente el liderazgo de un hombre que les resulta tan lejano. Esta vez, pues, no habr¨¢ unanimidad a la hora de llamar a Landelino Lavilla para desempe?ar las m¨¢s altas funciones.
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