Invasi¨®n de horteras

Todo estaba perfectamente preparado para recibir a esos miles de "aficionados" que nos iban a visitar con motivo de los famosos Mundiales.La Televisi¨®n, la Prensa y hasta el Excelent¨ªsimo Ayuntamiento se encargaron, de martilleramos hasta la saciedad, a los sufridos madrile?itos, con todas las medidas que deb¨ªamos adoptar para "cuidar la imagen". Tanto es as¨ª, que uno no sab¨ªa si comprarse ropa nueva, si dejar de fumar en la calle, por aquello de no ensuciar con la ceniza, o aprender a saludar en cinco idiomas. Cu¨¢l ha sido mi sorpresa cuando he visto las calles infectadas de "horteras", "guarros" y "maIeducados" y no me refiero a los t¨ªpicos melenudos ¨²nicamente, me refiero tambi¨¦n a "se?ores" de cuarenta y cincuenta a?os, todos con el consabido pantal¨®n corto, luciendo sus grasientas y peludas piernas y comiendo bocadillos en cualquier esquina. Sin embargo, parad¨®jicamente, nosotros somos los europeos de segunda divisi¨®n, el pa¨ªs del norte del ?frica... El pueblo folkl¨®rico y torero que debe sonre¨ªr a nuestros ilustres invitados.

?"Se?ores" visitantes! Madrid, no es una playa, ni un camping, es una ciudad. Aunque hace mucho calor, vestimos pantalones largos, comemos en los sitios adecuados y todos no somos toreros. Por favor, ?cu¨¦ntenlo cuando regresen a sus respectivos pa¨ªses! ?Ah!, y de siempre, nosotros hemos cuidado nuestra imagen", no la estropeen ustedes. / estudiante de Medicina.