El fomento la exportaciones
DENTRO DE las desgracias que afligen a la espa?ola, el comercio exterior constituye una esperanzadora excepci¨®n. Seg¨²n las cifras de la Direcci¨®n General de Aduanas, durante el primer trimestre de este a?o las exportaciones, medidas en d¨®lares, han crecido un 23% en relaci¨®n con el mismo per¨ªodo de 1981. El dato cobra toda su importancia cuando se recuerda que el comercio mundial ha permanecido pr¨¢cticamente estancado a lo largo de esos tres meses. De otra parte, las cifras del registro de caja del Banco de Espa?a (ingresos y pagos efectivos de divisas entradas o salidas) durante los cinco primeros meses de 1982 muestran que el d¨¦ficit de la balanza de pagos por cuenta corriente -el principal indicador de la temperatura del sector exterior- asciende a 2.466 millones de d¨®lares, frente a los 3.670 millones del mismo per¨ªodo en 1981.Este alentador panorama se debe no s¨®lo a unos mejores resultados de las exportaciones e importaciones de mercanc¨ªas (es decir, a un menor d¨¦ficit comercial), sino tambi¨¦n a un apreciable crecimiento de los ingresos por turismo. Ahora bien, las entradas de capital, sobre todo los pr¨¦stamos financieros en divisas para las empresas espa?olas, se han reducido en los primeros meses de 1982, con el resultado de que el d¨¦ficit por cuenta corriente se ha financiado en una mayor medida con cargo a nuestras propias reservas. En definitiva, aunque nos hemos endeudado menos, la p¨¦rdida de reservas ha sido mayor: unos 1.600 millones de d¨®lares durante los primeros cinco meses de 1982, frente a unos 1.300 millones en el mismo per¨ªodo de 1981.
El problema b¨¢sico contin¨²a siendo la diferencia sustancial entre el valor de nuestras compras de mercanc¨ªas en el exterior y los ingresos obtenidos por nuestras exportaciones. Ese d¨¦ficit comercial es demasiado elevado para una econom¨ªa con una demanda interior casi estancada. Aunque las exportaciones cubren las compras de las importaciones no petrol¨ªferas, seguimos sin capacidad para compensar la factura del petr¨®leo mediante los ingresos tur¨ªsticos y las remesas de nuestros trabajadores en el extranjero. Esta es la ra¨ªz de un endeudamiento creciente: 26.000 millones de d¨®lares al finalizar el primer trimestre de 1982, frente a unos 8.500 hace s¨®lo unos a?os.
En el ¨²ltimo siglo y medio, Espa?a ha pasado por per¨ªodos de democracia y de dictadura y ha sido escenario de grandes transformaciones en su estructura agraria, industrial y social. El d¨¦ficit comercial, sin embargo, ha sido una constante de nuestra historia contempor¨¢nea. Pero si el problema es antiguo, tambi¨¦n lo son las medidas alternativamente propuestas para solucionarlo. Aunque la huida hacia el proteccionismo ha sido la f¨®rmula m¨¢s frecuentemente empleada, esta receta no hace sino agravar la enfermedad. El avance por el camino de la liberalizaci¨®n de la econom¨ªa y el fomento de las exportaciones, tradicionalmente menos utilizada, es, sin embargo, la ¨²nica salida aconsejable.
La inveterada falta de confianza en nuestras posibilidades exteriores resulta, en cualquier caso, sorprendente. De un lado, el porcentaje de nuestras exportaciones respecto a la cantidad total de bienes y servicios producidos en Espa?a es tan s¨®lo un 10%, pero hace muy poco tiempo apenas alcanzaba el 6,5%. El aumento de nuestras exportaciones es, as¨ª, mucho m¨¢s r¨¢pido que la expansi¨®n del comercio mundial y que el crecimiento de nuestra producci¨®n total de bienes y servicios. De otro lado, los escasos per¨ªodos de apertura exterior han coincidido con ¨¦pocas de prosperidad material. Para quienes vivieron en la miseria de la autarqu¨ªa de las d¨¦cadas de los cuarenta y de los cincuenta, la liberalizaci¨®n de los sesenta fue una bocanada de aire fresco y el comienzo de una etapa de relativo bienestar. No hay que olvidar, sin embargo, que la libertad comercial es, al fin y al cabo, la consecuencia de una pol¨ªtica econ¨®mica saneada que sepa respetar los equilibrios interiores y administrar con cuidado los recursos. En este sentido, el d¨¦ficit del sector p¨²blico, con sus ayudas y subvenciones crecientes, desanima el esp¨ªritu de iniciativa caracter¨ªstico de una econom¨ªa abierta, mientras que el invernadero de las reconversiones industriales fomenta el proteccionismo en favor de unos sectores que cuestan mucho dinero a los contribuyentes y que necesitan tutelas continuadas.
Hace algunos meses fue creado el Instituto Nacional de Fomento a la Exportaci¨®n (INFE) con la finalidad de asociar a los exportadores y a la Administraci¨®n en la promoci¨®n de nuestras ventas en el exterior. La iniciativa es imaginativa y se inscribe en el camino de una promoci¨®n que ayude a liberar recursos potenciales hoy dormidos. Ahora bien, antes de formular juicios definitivos ser¨¢ preciso conocer el funcionamiento de la nueva instituci¨®n, ya que nuestra Administraci¨®n es un aut¨¦ntico cementerio de elefantes blancos que hicieron concebir grandes ilusiones en su d¨ªa, pero que no sirvieron luego m¨¢s que para pagar n¨®minas. Es de esperar, as¨ª, que el INFE abandere iniciativas tales como el desarrollo de una industria transformadora din¨¢mica frente a la numantina defensa de la siderurgia, del carb¨®n o del aluminio, impenitente caracter¨ªstica de nuestra pol¨ªtica industrial. Tambi¨¦n hay que confiar en que el INFE intente adecuar nuestros vinos a los gustos europeos y americanos, de manera tal que los excedentes que actualmente se transforman en un alcohol car¨ªsimo, adquirido luego por el FORPPA, entren en el ba¨²l de los recuerdos de un pasado aut¨¢rquico e inflacionista. Asimismo ser¨ªa deseable que la exportaci¨®n del libro, que tan decisivamente contribuye a la presencia de Espa?a en Latinoam¨¦rica, recibiera un adecuado trato. en su doble condici¨®n de mercanc¨ªa productora de divisas y de bien cultural. Si el INFE se adentrara por la senda del aut¨¦ntico fomento de la exportaci¨®n y no se convirtiera en uno de esos abundantes f¨®siles en que el Estado despilfarra los recursos de los contribuyentes, su creaci¨®n ser¨ªa altamente positiva. Los institutos franceses e italianos, con sus notables ¨¦xitos en la promoci¨®n de las exportaciones de las medianas empresas de sus pa¨ªses, constituyen un excelente ejemplo a imitar.
Tambi¨¦n esta primavera se ha modificado de modo sustancial el esquema de cr¨¦dito a la exportaci¨®n. La idea motriz es dedicar especial atenci¨®n a las ventas de bienes de equipo e instalaciones completas. La importancia de este rengl¨®n dentro de la exportaci¨®n espa?ola es creciente y alcanza un valor equivalente al de nuestras ventas de productos agr¨ªcolas. Las innovaciones introducidas en la legislaci¨®n de cr¨¦dito a la exportaci¨®n est¨¢n consiguiendo que la banca acometa con mayor decisi¨®n la financiaci¨®n de unas operaciones que poseen un gran efecto multiplicador para el desarrollo de la actividad industrial y la creaci¨®n del empleo. Pero los nuevos instrumentos para el fomento de esas exportaciones que nuestra econom¨ªa necesita para ponerse en marcha s¨®lo ser¨¢n ¨²tiles en el marco de una pol¨ªtica econ¨®mica clara en sus objetivos, coherente en su realizaci¨®n y firme en su ejecuci¨®n.
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