Los equilibrios de Mosc¨²
El relanzamiento del conflicto entre Ir¨¢n e Irak ha colocado a la diplomacia sovi¨¦tica en la peor de las situaciones, en la medida en que, desde la ruptura de las hostilldades, hace casi dos a?os, Mosc¨² ha tratado de mantener un delicado equilibrio entre ambos contendientes.Esta postura ha sido tanto m¨¢s dif¨ªcil de mantener cuanto que la URSS est¨¢ unida a Irak por med¨ªo de un tratado de amistad y cooperaci¨®n, firmado en 1972, para un per¨ªodo de quince a?os, y no mantiene una relaci¨®n f¨¢cil con el r¨¦gimen de los ayatollahs, declaradamente anticomunista.
Hasta ahora el Kremiin se ha esforzado fundamentalmente por atemperar a los dos protagon¨ªstas y demostrar, como escrib¨ªa recientemente Pravda, que estas absurdas efusiones de sangre iio benefician m¨¢s que a las fuerzas imperialistas". El ¨®rgano oficial del partido comunista sovi¨¦tico subrayaba, entonces, que no era una casualidad que las iniciativas sovi¨¦ticas en favor de una detenci¨®n de las hostilidades no hubiesen sido apoyadas por occidente.
El peri¨®dico dejaba claramente ver su inquietud por la posibilidad de que este enfrentamiento pudiera derivar en un conflicto inter ¨¢rabe, con algunos pa¨ªses de la regi¨®n apoyando a Irak y otros a Ir¨¢n.
La Uni¨®n Sovi¨¦tica, que soporta con estoicismo los continuos ataques del im¨¢n Jomeini, ha llegado a reducir, para no indisponerse excesivamente con Teher¨¢n, la ayuda militar. concedida a Bagdad, cuyas tropas est¨¢n casi por completo equipadas con material sovi¨¦tico.
A primeros de junio Tarek Aziz, viceprimer ministro iraqu¨ª, efectu¨® una visita a Mosc¨², que fue maritenida en secreto por la Prensa sovi¨¦tica, tanto para pedir al Kremlin que usar¨¢ su influencia sobre Siria para que Damasco moderara su apoyo pol¨ªtico a Ir¨¢n como para solicitar la reanudaci¨®n de la venta de armas a su pa¨ªs.
Los estrategas del Kremlin no podr¨¢n dejar de establecer una relaci¨®rt entre este conflicto y la guerra de L¨ªbano, acontecimeintos sobre los que, hasta ahora, han mostrado una se?alada circunspecci¨®n.
Si, tras los acuerdos de Cainp David, la diplomacia sovi¨¦tica tiene por objetivo pribritario convertirse en una fuerza con la que haya que contar en Oriente Pr¨®ximo y Medio, deber¨¢, en una primera fase, tratar de reconducir ambos problemas al seno de la ONU
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