Sobrecogedor discurso de Rafael Alberti en el encuentro mundial de poetas
En la bienvenida, el escritor calific¨® a Espa?a de 'maravilloso e inseguro pa¨ªs'
"Bienvenidos, poetas del mundo, a este maravilloso e inseguro pa¨ªs, en los d¨ªas menos luminosos de su democracia descompuesta", comenzaba su discurso Rafael Alberti, sobrecogedor en su tono blanco de Jerem¨ªas antiguo. Era el acto acad¨¦mico que inaugur¨® ayer el VI Congreso Mundial de Poetas, y que, presidido por la ministra de Cultura, Soledad Becerril, y su colega de Educaci¨®n y Ciencia, Federico Mayor Zaragoza, cont¨® con la intervenci¨®n del presidente del Ateneo, Fernando Chueca Goitia, y el del congreso, Justo Jorge Padr¨®n.
Doscientos cincuenta de los casi quinientos poetas esperados se congregaban en el sal¨®n de actos del Ateneo, con una presencia importante de orientales, que daban fe de que los anteriores se hab¨ªan celebrado, en su mayor¨ªa, en Asia. La delegaci¨®n de India, presidida por el doctor Krisna Srinivas, presidente del Tribunal Supremo de su pais, condecor¨® a Justo Jorge Padr¨®n con una divertida y ex¨®tica distinci¨®n.Abri¨® el acto Fernando Chueca, que record¨® la relaci¨®n entre el Ateneo y la poes¨ªa, cotidiana y ya tradicional. A continuaci¨®n Justo Jorge Padr¨®n, tras leer un telegrama del rey Juan Carlos hizo un encendido discurso en el que enlaz¨® la tradici¨®n internacionalista de la cultura espa?ola con la Escuela de Traductores de Toledo, ejemplo de fusi¨®n cultural; cit¨® a Larra y aludi¨® a la re flexi¨®n final del escritor rom¨¢ntico en lo que se refiere a "la riqueza" de este pais en "autores des conocidos"; se refiri¨® en concreto y en agradecimiento, a "la fina sensibilidad cultural del Presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo", y termin¨® haciendo un pat¨¦tico esquema de la situaci¨®n actual del mundo, en la que, dijo, "la poes¨ªa es un acto de leg¨ªtima defensa".
Afirm¨® Rafael Alberti, a continuaci¨®n, que la suya no era "una lecci¨®n magistral", y, desde luego, no lo fu¨¦ en el sentido academicista del t¨¦rmino. El poeta actu¨® como lo que siempre ha sido: un poeta consciente de su tiempo y tal vez crispado un tanto por los ceremoniales, desde los tiempos lejanos en que, antes de defender Madrid, fuera a hacer pipi en las paredes de la Real de la Lengua. Una bienvenida terrible la de Alberti: "Poetas de entre el clavel y la. espada: porque hincados entre los dos signos hemos nacido todos en estos tiempos. De un lado", dec¨ªa en medio de un silencio total, "un seco olor a sangre pisoteada; de otro, un aroma a jardines, a amanecer diario, a vida fresca". Se refiri¨® en su poema, m¨¢s que discurso, a las circunstancias de este mundo: "mirad el Atlas, esos mapas coloreados de la infancia. Casi todos est¨¢n chorreando sangre. Afganist¨¢n, Irak, Ir¨¢n, Israel, los machacados sin respiro pueblos de El Salvador, Guatemala, sin olvidar a los encarcelados y desaparecidos por las engalonadas panteras argentinas, uruguayas, chilenas... No se puede", dec¨ªa en dos versos, "dormir, y si se duerme /el sue?o es una c¨¢rcel clavada ole cerrojos".
Para terminar, tras asegurar con su poema que "no tengo yo la culpa que me pida /el duro tiempo que toc¨® a mi suerte /tener el alma por un pelo asida", ley¨® unos versos de Leonel Rugama, "un jovenc¨ªsimo poeta nicarag¨¹ense de s¨®lo veinte a?os, que muri¨® her¨®icamente junto a otros j¨®venes del Frente Sandinista luchando contra un batall¨®n de la Guardia Nacional de Sornoza", como homenaje a "todos los poetas latinoamericanos sacrificados en estos ¨²ltimos tiempos por los dictadores".
Cerraron el acto Federico Mayor Zaragoza, que habl¨® de la poes¨ªa como expresi¨®n del universal humano, y Soledad Becerril, que se refiri¨® a su presencia en el congreso como muestra de la intenci¨®n gubernamental de favorecer las condiciones de libertad en las que la creaci¨®n literaria y particularmente, po¨¦tica, pueda realizarse dignamente.
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