'Sopa de letras' para controlar el centro
Los mismos hombres que, en 1977, llegaron a un acuerdo para formar UCD se disputan ahora, desde formaciones diferentes, id¨¦ntico espacio pol¨ªtico
Hasta los nombres en liza para apoderarse de ese centro son los mismos que entonces lograron llegar a un dif¨ªcil acuerdo e integrar se en un solo partido, que hoy se desmorona: Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico. Adolfo Su¨¢rez, Fernando Alvarez de Miranda, Leo poldo Calvo Sotelo, Landelino La villa, Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez y hasta otro Garrigues combaten hoy, desde posiciones distintas a las que ocuparon en 1.977, por el control de ese espacio pol¨ªtico al que, pese a todos los avatares, seguir¨ªa a¨²n votando una cuarta parte de los espa?oles seg¨²n las encuestas del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas.De las cenizas y de las carencias de UCD surge, como en 1.977, una nueva "sopa de letras" de partidos. La carrera hacia la ventanilla de las inscripciones, la feria de bol¨ªgrafos, encendedores, posters, lla veros y convenciones se reproduce, mostrando que la estabilidad lograda hace cinco a?os era precaria y que el mapa pol¨ªtico espa?ol est¨¢ a¨²n por dibujar.
'Cumbres' paralelas
Ayer tuvo lugar un nuevo episodio en la batalla por el centro, cuando dos nuevos partidos, de indudable similitud fon¨¦tica y con escasas diferencias ideol¨®gicas, celebraban, al mismo tiempo, sendas cumbres nacionales en Madrid, en hoteles de lujo. El Partido Dem¨®crata Popular, de Oscar Alzaga, presentaba su emblema verde -no lejano de otros emblemas de otros partidos en aquel 1977-, y atractivas azafatas regalaban llaveros y vend¨ªan encendedores. El Partido Dem¨®crata Liberal, de Antonio Garrigues Walker, regalaba camisetas color arco iris y mostraba un entusiasmo menos fundacional que el PDP. Todo invitaba a recordar aquellas presentaciones, hace cinco a?os, de grupos que luego acabar¨ªan integrados en opciones mayores, pero que pretend¨ªan negociar desde la fuerza que conceden unas siglas.
La misma incertidumbre que reinaba en el mes de marzo de 1.977, cuando todos sab¨ªan que faltaban escasos meses para la celebraci¨®n de las elecciones, pero muy pocos sab¨ªan qui¨¦n ir¨ªa con qui¨¦n y en qu¨¦ condiciones, se reproduce, un tanto pat¨¦ticamente, en este mes de julio de 1.982. El fondo del escenario viene a ser el mismo: una sociedad que reclama el cambio, el poder lanzado a la construcci¨®n de su propio partido frente a una opci¨®n de derecha -entonces se crey¨® que Manuel Fraga y los "siete magnificos" -podr¨ªan constituir una amenaza electoral- y otra de izquierda, a la que los sondeos de opini¨®n conceden grandes probabilidades de alzarse con eltriunfo.
Pero han cambiado las cifras de los sondeos de opini¨®n y la ubicaci¨®n de los protagonistas. Landelino Lavilla ya no es el encargado de la reforma pol¨ªtica, sino de asumir la tarea que, hace cinco a?os, correspondi¨® a Calvo Sotelo: la formaci¨®n de un partido-maquinaria electoral. Calvo Sotelo ya no es el hombre que dej¨® de ser ministro para hacerse cargo del a¨²n no nacido partido; ahora se ha convertido en un nuevo prisionero de La Moncloa, como Adolfo Su¨¢rez en el a?o 80. Y Adolfo Su¨¢rez ya no es el brillante presidente del Gobierno,lanzado a una audaz operaci¨®n pol¨ªtica para ganar unas elecciones; ahora, salvadas las distan cias, se asemeja m¨¢s a aquellos l¨ªderes de min¨²sculos partidos que abandonaron el barco de la na ciente UCD poco antes de las elec ciones, molestos por su mala ubicaci¨®n en las listas o empujados por determinados escr¨²pulos de conciencia, y que acabar¨ªan obteniendo unos resultados decepcionantes en las urnas.
Fern¨¢ndez Ord¨®?ez lidera, de nuevo, una opci¨®n socialdem¨®crata que, previsiblernente, se alinear¨¢ en esta ocasi¨®n en un campo diferente al centrista. El mismo afirmaba, enuna reciente conferencia de prensa de su Partido de Acci¨®n Democr¨¢tica, que "el centro, como su propio nombre indica, es la derecha".
El cisma democristiano
Antonio Garrigues, como antes hiciera su hermano Joaqu¨ªn, ha lanzado un partido liberal, aunque los liberales, igual que los socialdem¨®cratas y los democristianos, se encuentran dispersos en diversas formaciones. Especialmente traum¨¢tica parece haber resultado la escisi¨®n democristiana del PDP de Oscar.Alzaga, algunos de cuyos componentes se consideran ideol¨®gicamente muy pr¨®ximos al nuevo presidente de UCD, Landelino Lavilla, al secretario general de partido centrista, I?igo Cavero, o al antiguo jefe de fila de la Democracia Cristiana espa?ola, Fernan do Alvarez de Miranda. De la misma manera, result¨® especialmenu traum¨¢tica la escisi¨®n de Alvarez de Miranda y Alzaga de las fila del partido de Joaqu¨ªn Ruiz-Gim¨¦nez para acabar integr¨¢ndose en la naciente UCD. Habr¨ªa que hace notar, en esta ocasi¨®n, el escas entusiasmo que en las filas de Oscar Alzaga suscita la a¨²n no sus crita coalici¨®n con Manuel Fraga
El confuso panorama que presentaba la sopa de letras de grupos y grup¨²sculos pol¨ªticos, situados m¨¢s o menos en el espectro centrista en 1977, apenas comenz¨® a aclararse inmediatamente antes de las elecciones del 15 de junio, apremiados muchos de estos peque?os partidos por la necesidad de integrarse r¨¢pidamente en una formaci¨®n mayor, so riesgo de desaparecer del mapa pol¨ªtico, barridos por las urnas. Quienes, por las diversas razones antes apuntadas, se negaron a integrarse en el aparato de poder lanzado desde el propio Gobierno, sufrir¨ªan un duro castigo electoral.
Presumiblemente, en esta ocasi¨®n ocurrir¨¢ algo similar, seg¨²n indican todos los an¨¢lisis. Ser¨¢ necesario, en primer lugar, conocer la fecha exacta en que tendr¨¢n lugar las elecciones para asistir a un comienzo de soluci¨®n definitiva en el espacio pol¨ªtico del centro espa?ol. Hasta entonces, lo m¨¢s probable es que la incertidumbre se mantenga en los mismos niveles de aquella primavera de 1977. En medios pol¨ªticos se apuntan, no obstante, varios esquemas de soluci¨®n l¨®gica para reacomodar y racionalizar ese centro pol¨ªtico al que, ahora, las encuestas ya no predicen como destinado al poder, aunque todav¨ªa le concedan importantes porcentajes del electorado. Las mismas encuestas, tomando como base los resultados electorales en Andaluc¨ªa, parecen indicar que un partido heterog¨¦neo, como viene siendo la UCD actual, contar¨ªa con muy escasos apoyos en el electorado. Todo indica que la tendencia -y, sin duda, las intenciones del actual presidente del partido, Landelino Lavilla, caminan en ese sentido- es la formaci¨®n de un partido ideol¨®gico, girando en torno a un eje democristiano-liberal, capaz de homologarse con el Partido Popular Europeo. Probablemente, ello supondr¨ªa la federaci¨®n de dos partidos, uno democristiano y otro liberal, que concurrir¨ªan juntos a las elecciones. Esta es, al menos, la, soluci¨®n que predican tanto los democristianos como los liberales actualmente inclu¨ªdos en UCD.
Supuesto un pronto abandono de UCD de Adolfo Su¨¢rez y algunos seguidores populistas, el ¨²nico inconveniente que los actuales rectores centristas, mayoritariamente democristianos, encontrar¨ªan para materializar la soluci¨®n antes apuntada ser¨ªa el llamado sector azul del partido, con el que, tanto liberales como democristianos, mantienen viejas querellas.
Mucho depender¨¢, tambi¨¦n, de las orientaciones provenientes de diversas instituciones partidarias alemanas. La influencia en la marcha de la pol¨ªtica espa?ola, de fundaciones como las democristianas Konrad Adenauer y Hans Seidel, o la liberal Friedrich Naumann, ha venido siendo muy importante en los ¨²ltimos a?os, como lo muestran los numerosos viajes de distintos l¨ªderes centristas y derechistas espa?oles a la RFA. De acuerdo con las impresiones recogidas si en 1.977 estas fundaciones se mostraron generalmente favorables a la soluci¨®n centro.
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