Mensaje de optimismo del Rey en la ofrenda al ap¨®stol Santiago, efectuada ayer en Compostela
El rey Juan Carlos realiz¨® ayer la tradicional ofrenda al ap¨®stol Santiago en un acto religioso celebrado en la catedral de Compostela. Ante una nutrida representaci¨®n de autoridades civiles, militares y religiosas de la naci¨®n y ante millares de peregrinos que se agolpaban en la catedral compostelana, don Juan Carlos dej¨® un mensaje de optimismo y de fe en el futuro de Espa?a, que contrasta vivamente con el apocal¨ªptico discurso que hace un a?o pronunci¨® en nombre del Rey el entonces capit¨¢n general de la VIII Regi¨®n Militar, teniente general Fern¨¢ndez Posse.
La presencia del Jefe del Estado en el acto de ayer, por segunda vez desde su reinado, hab¨ªa despertado expectaci¨®n pol¨ªtica, debido a la conmoci¨®n nacional que causaron el a?o pasado las palabras del teniente general Fern¨¢ndez Posse. El Rey respondi¨® ayer a esta expectaci¨®n pronunciando unas palabras descargadas de beligerancia pol¨ªtica, en un tono protocolario, salpicado de referencias religiosas, acordes con la tradici¨®n, ya que la ofrenda se hace en conmemoraci¨®n de la "decisiva intervenci¨®n" de Santiago en la victoria cristiana en la batalla de Clavijo.Si el orador del a?o pasado traz¨® un panorama sobrecogedor para Espa?a, que le llev¨® a evocar la ca¨ªda del Imperio Romano, don Juan Carlos opt¨® por el optimismo y apost¨® ante el Ap¨®stol por un futuro mejor. "Ay¨²danos a ser j¨®venes, a multiplicar el trabajo de cada jornada enriqueciendo el pan de todos, a ser generosos en la victoria, invencibles en la derrota, firmes en el amor a los nuestros y a lo nuestro, a abrir surcos a las ilusiones, a trabajar en paz, a universalizar la paz, a d¨¢rnosla con la mano abierta y el esp¨ªritu dialogante", pidi¨® el Rey en esta ocasi¨®n.
Diputados, periodistas y miembros de las diversas instituciones sociales fueron llevados el a?o pasado ante el Santo como responsables de "una guerra sucia y subversiva" que trataba de "destruir nuestros valores espirituales y morales..., llegando a la exhibici¨®n y ostentaci¨®n de las m¨¢s bajas lacras y pasiones". Ayer el Rey, no sin cierto humor, se puso en la fila de los pecadores: "No te voy a ocultar -pues t¨² nos conoces desde siglos- que nuestros pecados son muchos, acaso los de siempre, y que no podr¨ªamos entrar con ellos ni siquiera por la puerta Santa de Compostela", afirm¨®.
Conforme a la tradici¨®n, pasar¨¢n once a?os hasta que el Rey vuelva a hacer personalmente la ofrenda al ap¨®stol Santiago, dado que hasta 1993 no volver¨¢ a haber un a?o jacobeo. Durante este tiempo ser¨¢n los capitanes generales de Galicia, o en ocasiones el capit¨¢n general de la Zona Mar¨ªtima del Cant¨¢brico, los que por delegaci¨®n real hagan la invocaci¨®n. En medios pol¨ªticos se destacaba ayer la significaci¨®n que por este motivo tienen las palabras del Rey, ya que, en buena l¨®gica, quien hable en su nombre ha de seguir el modelo trazado en esta ocasi¨®n por el Jefe del Estado, m¨¢xime si, como sucedi¨® el a?o pasado, no se somete el texto a consulta previa de cortes¨ªa.
La respuesta del arzobispo
En l¨ªnea con la despolitizaci¨®n de la ofrenda efectuada por don Juan Carlos, el arzobispo de Santiago, monse?or Suqu¨ªa, pronunci¨® una homil¨ªa respuesta a la invocaci¨®n del Rey m¨¢s descargada de connotaciones pol¨ªticas que en a?os anteriores, aunque, con voz blanda y gesto duro, trat¨® de llevar las aguas a su molino. Le record¨® al Rey, tomando la palabra a San Pablo, que hab¨ªa hecho una "notable profesi¨®n de fe delante de muchos testigos", y recurri¨® a Quevedo para definir a las Espa?as como "bienes castrenses, ganados por Santiago. A ¨¦l somos deudores de la libertad y de la fe, de lo humano y de lo divino".A partir de estas ideas, despu¨¦s de afirmar que la libertad es, ciertamente, fruto del esfuerzo com¨²n de los pueblos, pero tambi¨¦n don de Dios, monse?or Suqu¨ªa centr¨® su homil¨ªa en la defensa de la familia como pilar b¨¢sico de la sociedad.
El Papa, que envi¨® un abrazo y una especial bendici¨®n apost¨®lica para Espa?a entera, tambi¨¦n tuvo un recuerdo para la instituci¨®n familiar, en un breve mensaje en el que "gustosamente adelant¨® en esp¨ªritu su ya no lejana visita" a Compostela.
Un gesto hist¨®rico del Rey fue el que, por primera vez, un Jefe del Estado pronunci¨® la invocaci¨®n de pie y no postrado de rodillas, como se ha hecho hasta el presente. Por el contrario, monse?or Suqu¨ªa pronunci¨® su respuesta-homil¨ªa sentado.
Por lo dem¨¢s, pese al rigor del protocolo impuesto por la pregencia de autoridades civiles -presidente del Gobierno, ministro de Justicia, presidente de la Xunta-, militares -capit¨¢n general de la VIII Regi¨®n- y religiosas -nuncio de Su Santidad y cardenal primado-, la catedral de Santiago conservaba ayer durante la celebraci¨®n religiosa algo del clima que viene registrando desde siglos en tan singular ocasi¨®n: murmullo de peregrinos, latines de misa de Angelis que conduc¨ªa un cl¨¦rigo sudoroso de blanda mano y voz rodante, destellos de p¨²rpura cardenalicia y arzobispal, can¨®nigos en ceremonioso desfile y notas de ¨®rgano daban un lustre secular a esta estampa que cada a?o se difumina en la nube de incienso del botafumeiro. La nota de modernidad la puso un de¨¢n, revestido con ropas de oficiar, que ascendi¨® a lo alto de un p¨²lpito para tomar, con una c¨¢mara de bolsillo, una instant¨¢nea del arzobispo Suqu¨ªa cuando al pronunciar la homil¨ªa sentado en su sill¨®n reproduc¨ªa con sus dedos en alto, la imagen rom¨¢nica del Pantocrator.
El discurso del Rey encaja perfectamente en este ambiente festivo, pues no debe olvidarse que la de ayer es, al fin y al cabo, una fiesta. No debe extra?ar por tanto que don Juan Carlos introdujera un elemento de humor, antes apuntado, si adem¨¢s el mismo autor del p¨®rtico de la Gloria, el maestro Mateo, rompi¨® el protocolo celestial al colocar frente al Creador a una mujer con el pecho al aire, que hace sonre¨ªr al profeta Daniel.
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