El campista gasta una media de 2.000 pesetas diarias durante sus vacaciones en Espa?a
En 1980, ¨²ltimo a?o del que se disponen datos precisos, casi 1.600.000 personas utilizaron los campings espa?oles. El boom parece haber llegado tambi¨¦n, aunque limitadamente, al turismo de caravana o tienda de campa?a. En 1980, hubo m¨¢s de siete millones de pernoctaciones, un 60% m¨¢s que hace diez a?os. Los espa?oles son los protagonistas de la expansi¨®n de la demanda: en 1969, tan s¨®lo representaban el 10% de la clientela de acampada. Hoy constituyen el 51,5%. Alemanes y franceses les van muy a la zaga. La "mayor libertad", el "mayor contacto con la naturaleza" y el "precio" son los motivos principales de la elecci¨®n de esta modalidad de vacaciones. Pero, ?se trata realmente de un turismo tan barato?. Cuesti¨®n de opiniones. El gasto medio por persona y d¨ªa es de 2.000 pesetas, unas 46.000 para las vacaciones-tipo de 23 d¨ªas. Y los campings suponen el 8% de la demanda tur¨ªstica global. 637 campamentos ofrecen, en este agosto, un lugar bajo el sol -y la luna- a cerca de 300.000 personas.
La oferta de campings no est¨¢ suficientemente desarrollada en nuestro pa¨ªs, y no parece que en los pr¨®ximos a?os se vaya a reducir sustancialmente la distancia que nos separa de la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos. En una d¨¦cada se ha experimentado un crecimiento del 42% en cuanto a capacidad y del 28% en cuanto a n¨²mero de establecimientos. Pero dif¨ªcilmente resisten la comparaci¨®n con los 6.837 establecimientos, con 1.887.000 plazas, que ten¨ªa Francia en 1980, o con los 2.600 de un pa¨ªs como Holanda, mucho m¨¢s peque?o y menos poblado que el nuestro, pero que, sin embargo, puede acoger simult¨¢neamente a un mill¨®n de campistas. En el ranking europeo, Espa?a se encuentra en un discreto octavo lugar, disputando el s¨¦ptimo a un pa¨ªs de turismo incipiente como Yugoslavia.Un 8% de la demanda tur¨ªstica
Las vacaciones bajo la lona suponen el 8% de la demanda tur¨ªstica global, muy por debajo del porcentaje holand¨¦s (38%) y del franc¨¦s (16%, con 4.800.000 campistas en 1980, el triple que en Espa?a). Lo aut¨¦nticamente significativo es el descubrimiento del camping por los espa?oles.
Por si no bastaran para demostrarlo las cifras de campistas y pernoctaciones, hay otro indicador muy revelador: el de la producci¨®n de tiendas de campa?a. En 1978 se fabricaron en Espa?a 55.742. Dos a?os m¨¢s tarde fueron 67.800. Si se cuentan tambi¨¦n las importadas, el salto en estos dos a?os fue de 60.723, en 1978, a 84.224, en 1980, gracias en parte, a la exenci¨®n del impuesto de lujo.
En cuanto a las caravanas, la producci¨®n anual no supera las 6.000 unidades, y el parque total ronda las 30.000, ni siquiera una por cada mil habitantes, frente a veintiocho en Holanda, veintitr¨¦s en B¨¦lgica, y dieciocho en Noruega y Suecia. Hay que tener en cuenta que una tienda de campa?a puede adquirirse por 5.000 6 6.000 pesetas (una familiar puede encontrarse por poco m¨¢s de 30.000), en tanto que la caravana m¨¢s barata que hay en el mercado tiene un precio muy cercano a las 300.000 pesetas.
El Gabinete de Investigaci¨®n Tur¨ªstica C. Guitart, por encargo de la Secretar¨ªa de Estado de Turismo, ha realizado un completo estudio, titulado Bases de desarrollo y ordenaci¨®n del camping-caravaning, que sin duda constituye el an¨¢lisis m¨¢s completo realizado hasta el momento en Espa?a sobre esta modalidad vacacional. El estudio incluye una encuesta entre campistas, con un margen calculado de error que no supera el 4,5%, y que permite darse una idea bastante aproximada de las caracter¨ªsticas de este tipo de turista.
Los grupos familiares son los usuarios habituales de los campings, seguidos de los formados por amigos. Abundan mayoritariamente los niveles socioprofesionales medios (administrativos, obreros cualificados, t¨¦cnicos, profesionales, etc¨¦tera).
Un turismo no tan barato
Los motivos para la utilizaci¨®n del camping son la "mayor libertad" (76%) y el "mayor contacto con la naturaleza" (50%), el "precio" (29%) y la posibilidad de disfrutar de un "mejor descanso" (29%). A la hora de inclinarse por un establecimiento concreto, los elementos determinantes son el emplazamiento (55%), la limpieza e higiene (39%), la calidad de las instalaciones (34%) y la tranquilidad (22%). El 50% de los encuestados utiliza tienda de campa?a, un 46% la caravana, un 3% el coche-vivienda y un 1% alquila un bungalow.
El campista est¨¢ generalmente considerado como un turista barato, que mira la peseta como ninguno y que apenas gasta en otro tipo de establecimientos. La cuesti¨®n, sin embargo, no est¨¢ tan clara. La encuesta del Gabinete C. Guitart ha llegado a la conclusi¨®n de que el gasto medio del campista en sus vacaciones es de 46.000 pesetas, incluyendo viaje, estancia, comidas, compras, excursiones, diversiones, etc¨¦tera. Los clientes espa?oles se encuentran, con 45,744 pesetas, casi en el t¨¦rmino medio.
Los m¨¢s pr¨®digos parecen ser los alemanes, con 56.797 pesetas de gasto medio, en tanto que los que m¨¢s miran la peseta son los franceses, con 27.834. Como la duraci¨®n media de las vacaciones es de veintitr¨¦s d¨ªas, el gasto por persona y d¨ªa resulta ser de 2.000 pesetas.
El 38% de los campistas encuentra caro el coste de sus vacaciones; un 11% muy caro; un. 48%, normal, y un 3%, barato. Un 27% utiliza muchas veces, o siempre, los restaurantes, y un 62% algunas veces. El 24% de los espa?oles no va nunca a comerfuera, y tan s¨®lo un 15% lo hace con frecuencia.
Unos datos muy significativos son los referentes a los gastos medios complementarios, que dan idea de la repercusi¨®n econ¨®mica del turismo de camping en otros sectores econ¨®micos. La media de gastos en tiendas es de 2.939 pesetas (2.160 los espa?oles y 3.796 los alemanes). En bares y restaurantes se emplea una proporci¨®n sustancial del presupuesto: 5.695 pesetas (5.894 los espa?oles y 5.982 los alemanes). Los alemanes son tambi¨¦n los que m¨¢s gastan en discotecas y salas de fiestas (1.850 pesetas), en tanto que los espa?oles, con 892, se acercan, aunque por debajo, a la media, que es de 1.033 pesetas. Los espa?oles son los campistas que m¨¢s gastan en comida (10.919 pesetas), por encima de los holandeses (10.369) y bastante distanciados de la media (8.634).
La media diaria de gastos por persona es de 128 pesetas para compras en tiendas, 248 para bares y restaurantes, 79 para excursiones, 45 para salas de fiesta y 376 para compras de comida. Es decir, unas 900 pesetas diarias y 20.000 pesetas por per¨ªodo vacacional completo.
Una oferta insuficiente
La oferta espa?ola de campings es, a todas luces, insuficiente para la importancia tur¨ªstica de nuestropa¨ªs, sus caracter¨ªsticas, clim¨¢ticas e incluso su extensi¨®n y poblaci¨®n. El estancamiento del n¨²mero de campistas extranjeros no significa en s¨ª mismo que no haya inter¨¦s por pasar las vacaciones bajo la lona en Espa?a. M¨¢s bien parece el resultado de la ausencia de un n¨²mero suficiente de establecimientos distribuidos de manera racional por todo el pa¨ªs. Pero lo cierto es que las casi 300.000 plazas que ofrecen los 637 campings espa?oles se concentran en la costa, en su inmensa mayor¨ªa, en tanto que hay provincias enteras sin un solo terreno de acampada, aunque ofrezcan atractivos hist¨®ricos, art¨ªsticos o naturales de indudable importancia.
Los campings catalanes tienen por s¨ª solos m¨¢s de la mitad de la oferta: exactamente, 157.292 plazas. Los del Pa¨ªs Valenciano se sit¨²an inmediatamente detr¨¢s, con 47.498 plazas. Por el contrario, hay cuatro provincias, todas ellas del interior, que no tienen ni un solo terreno: Ciudad Real, Guadalajara, Santa Cruz de Tenerife y Teruel. Otras cuatro tienen un ¨²nico camping: Alava, Badajoz, Cuenca y Orense, adem¨¢s de Ceuta y Melilla. Finalmente, otras siete provincias tienen dos terrenos de acampada: Albacete, C¨®rdoba, Ja¨¦n, Palencia, Las Palmas, Valladolid y Zamora. Gerona, en cambio, tiene 108; Tarragona, 74; Barcelona, 63; Alicante, 53; Castell¨®n, 41; Santander, 31; Valencia, 30, y L¨¦rida, 29.
Muchos clientes potenciales prefieren dejar la tienda en casa y acudir a una agencia de viajes antes de arriesgarse a programar un periplo que puede verse gravemente afectado por el cartel de completo en los campings costeros o por la ausencia de establecimientos en el interior del pa¨ªs.
La calidad de los 'campings' espa?oles
De los campings espa?oles se ha llegado a decir, exageradamente, que son los peores y los m¨¢s caros de Europa. Ser¨ªa justo decir que hay de todo y que la reglamentaci¨®n existente, junto a la falta de medios de inspecci¨®n suficientes, facilita alg¨²n que otro abuso. Baste recordar a este respecto la tragedia de Los Alfaques, cuya dimensi¨®n se vio agravada por la excesiva e ?legal ocupaci¨®n del terreno. Se encuentra en estudio una nueva reglamentaci¨®n (la actual es de 1966), que puede servir de base a las que establezcan las diversas comunidades aut¨®nomas, y que se someter¨¢ a consulta de los empresarios del sector por parte de la Secretar¨ªa de Estado de Turismo.
Aunque nada hay decidido todav¨ªa, s¨ª est¨¢ claro que se mejorar¨¢n las normas de seguridad, para evitar incendios, aumentar la protecci¨®n ante la proximidad de carreteras, etc¨¦tera. El problema de las ocupaciones excesivas se resolver¨¢ mediante la obligatoriedad de parcelaci¨®n de los terrenos.
El estudio del gabinete de Investigaci¨®n Tur¨ªstica C. Guitart llega a la conclusi¨®n de que la densidad humana m¨¢xima deber¨ªa ser de 322 personas por hect¨¢rea y que la superficie parcelada no deber¨ªa suIperar el 75%, en tanto que el 25% restante habr¨ªa de reservarse para viales, zonas verdes y comunes juegos infantiles, etc¨¦tera. La parcela media habr¨ªa de tener unos setenta metros cuadrados. En la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos las reglamentaciones establecen m¨ªnimos que oscilan entre los ochenta y los cien metros cuadrados, aunque no siempre se cumplen. "
En Espa?a, las parcelas -cuando existen como tales- son muy reducidas. La reglamentaci¨®n actual establece que la superficie ¨²til por campista debe ser, al menos, de veinticinco metros cuadrados para los campings de lujo, veinte para los de primera, diecisiete para los de segunda y quince para los de tercera. El estudio citado propone parcelas m¨ªnimas (ocupadas por una media de tres personas) de cien metros cuadrados en los establecimientos de lujo, noventa en los de primera categor¨ªa, ochenta en los de segunda y setenta en los de tercera.
Los servicios obligatorios de todo terreno de acampada son los siguientes: cerramiento, guardas, agua corriente, lavabos, duchas, fregaderos, lavaderos, WC, alumbrado, botiqu¨ªn y extintores. Naturalmente, a mayor categor¨ªa se corresponde un mayor numero y calidad de los servicios. Los de lujo, por ejemplo, han de contar con restaurante-bar, sala de reuni¨®n, supermercado, salones de peluquer¨ªa, custodia de valores, recogida de basuras, vigilancia diurna y nocturna y lavado de coches, entre otros. La calidad del agua ha de estar garantizada. La propiedad del camping debe acreditar la potabilidad, antes de comenzar la temporada, mediante certificado del organismo competente.
Como es l¨®gico, se pueden cumplir todas las especificaciones de la reglamentaci¨®n y ofrecer un mal servicio. El c¨®mo puede ser tan importante como el qu¨¦. En todo caso, el campista tiene un mecanismo de protecci¨®n de sus intereses como consumidor: la hoja de reclamaciones, que el propietario est¨¢ obligado a remitir, en un plazo de veinticuatro horas, a la Jefatura Provincial de Turismo. En ocasiones, sin embargo, ni siquiera el riesgo de una sanci¨®n basta para evitar los ¨¢busos, sobre todo en temporada alta y en lo que se refiere al espacio ¨²til de que puede disponer cada campista.
La acampada libre
Los campings autorizados por los organismos oficiales de turismo no constituyen la ¨²nica posibilidad de pasar unas vacaciones al aire libre, ya, sea en tienda de campa?a o en caravana. El camping salvaje o acampada libre es utilizado por miles de personas. Est¨¢ sometido tambi¨¦n a una regulaci¨®n, aunque raramente se respeta. As¨ª, est¨¢ prohibido instalar conjuntamente (a distancia inferior a quinientos metros) m¨¢s de tres tiendas o caravanas, sin que pueda exceder de diez el n¨²mero de d¨ªas. Tampoco se puede acampar a una distancia inferior a un kil¨®metro de un n¨²cleo urbano o un camping autorizado. Excepcionalmente se autorizan estancias m¨¢s largas a grupos m¨¢s numerosos, siempre que lo solicite alg¨²n organismo o entidad p¨²blica o privada. En todo caso, si el terreno no es p¨²blico, se precisar¨¢ la. autorizaci¨®n del propietario.
Desde 1979 el Icona ha se?alado una serie de zonas de acampada libre, con servicios m¨ªnimos, en zonas de grandes atractivos naturales. Este camping semisalvaje ha experimentado un cierto desarrollo gracias a, la ausencia de campings autorizados en numerosas zonas del pa¨ªs.
En cuanto al campismo naturista, apenas s¨ª ha comenzado a desarrofiarse en Espa?a. S¨®lo hay un camping de.este tipo en Almer¨ªa, as¨ª como una parte de otro campamento de la costa barcelonesa, frente a 1713 en Alem¨¢n? a, 135 en Francia, setenta en Irlanda, diecinueve en Yugoslavia y catorce en B¨¦lgica. Este es un simple ejemplo de las enormes posibilidades de desarrollo de un tipo de turismo insuficientemente explotado.
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