El poeta Luis Rosales describe el rito de escribir en verano en el campo
El poeta y acad¨¦mico Luis Rosales asegura tener una cita anual consigo mismo cada verano y desde hace veinte a?os. Son los 45 d¨ªas de vacaciones estivales, que pasa en la casa de campo que construy¨® en Cercedilla, en la provincia de Madrid, y la cita es para escribir poes¨ªa, para trabajar un poco en el jard¨ªn y en los frutales, y tambi¨¦n para establecer unas relaciones entra?ables con la gente del pueblo: este a?o, la XII edici¨®n del Festival de Arte y Cultura, que Luis Rosales contribuyera a crear, se le dedica como homenaje al poeta, que escribi¨® all¨ª toda su ¨²ltima obra.
"Cuando muri¨® Leopoldo Panero, como sabes, tan amigo m¨ªo, pens¨¦ que a m¨ª me pod¨ªa pasar igual en cualquier momento, y que no quer¨ªa morir sin cumplir un sue?o de siempre: tener una casa en el campo". Luis Rosales, ¨²ltimamente, anda como despidi¨¦ndose, y eso le sorprende a una, porque Rosales tiene un aspecto estupendo y est¨¢ en plena producci¨®n, pero, aunque es hombre cordial, cargado de humor granadino, hay en su escritura nostalgias y reflexiones que todo lo impregnan. "Ahora trabajo con mucha ilusi¨®n en La carta entera, en el cuarto volumen, que publicar¨¦ como tercero, por si acaso... Se titular¨¢ Nueva York, despu¨¦s de muerto, y est¨¢ dedicado a Federico Garc¨ªa Lorca por muchas razones, la primera, porque ¨¦l forma parte del argumento: es el Virgilio que me conduce por el infierno y para¨ªso -para Federico m¨¢s infierno que para¨ªso- de Nueva York".El poeta vive en la sierra madrile?a, durante los veranos, desde hace una veintena de a?os, y en los doce o trece ¨²ltimos ha promovido, junto a entusiastas de la cultura que habitan en la localidad, unos acontecimientos art¨ªsticos que le han hecho a ¨¦l muy popular entre el vecindario y a Cercedilla un lugar adelantado entre los que dedican a la cultura parte de sus fiestas populares. Esta fiesta cultural que este a?o se dedica a Rosales se celebrar¨¢ a finales de agosto y principios de septiembre. El escritor piensa que su dedicaci¨®n a estos acontecimientos festivos es la que ha impulsado a los organizadores de las fiestas de este a?o a dedic¨¢rselas esta vez a ¨¦l. Mientras las espera, el poeta contin¨²a escribiendo.
Escribir en Cercedilla es, para el poeta Luis Rosales, el eje de un rito que nadie rompe, que la familia cuida, y que ocupa, en realidad, todo el d¨ªa. "Escribo desde las.. once de la ma?ana hasta las siete de ?a. tarde sin interrupci¨®n. No, no como a mediod¨ªa: hago un desayuno fuerte y ceno por la noche. La digesti¨®n es mala para la escritura".
As¨ª que la jornada, fuertemente ritualizada, comienza temprano, poco antes de las ocho de la ma?ana. Rosales empieza entonces el trabajo en el jard¨ªn. "Ya no hago los trabajos m¨¢s duros: riego, podo, coloco, y mientras, en esas dos o tres horas, voy poniendo en orden mis ideas". Hay ¨¢rboles -"s¨®lo con¨ªferas, algunas raras, con la excepci¨®n de un arce rojo"- en el primer estadio, frutales de verano en el segundo, y una rosaleda, donde est¨¢ la piscina. "Hacia las once", sigue Luis Rosales, "desayuno caf¨¦, embutidos y pan. Y me siento a escribir. Mi mujer cuida de que no se me interrumpa; mis amigos ya saben que antes de las ocho de la tarde no estoy para nadie. Despu¨¦s, s¨ª; despu¨¦s viene todo el mundo".
Milagros cotidianos
"A m¨ª", asegura Rosales, "me gusta el campo. Me gusta ver el giro estacional de la naturaleza". Y dice que asiste, a veces, a "algo parecido al milagro".Una de esas experiencias puramente est¨¦ticas y sorprendentes la cuenta en un poema, Cita con la luz. "En una rinconera de la finca, en una grieta del suelo de cemento, naci¨® una planta: tronco ¨²nico, hojas alveoladas... Un d¨ªa, a fuerza de mirarla, me pareci¨® ver abrirse una flor. Se qued¨® entre el recuerdo y el sue?o, pero era verdad. Es una planta que los franceses llaman dama de la noche, una planta nocturna que da flores cada dos a?os. Ahora ya tengo muchas, plantadas en lugares m¨¢s propios. Hoy aparecieron ocho flores juntas. La sorpresa cotidiana es ver c¨®mo abren, a la misma hora solar, con la misma luz, en un proceso que dura veinte minutos, y que termina abruptamente, c¨®mo se abre un paraca¨ªdas, con toda la flor amarilla y tabaco a la vista... La flor dura la noche, est¨¢ en su esplendor de madrugada y el sol alto la marchita y la madura".
El otro milagro cotidiano para Luis Rosales es poder escribir. "Yo no puedo escribir si no estoy aislado", dice. "No puedo hacerlo si estoy preocupado o trabajando, ni en los caf¨¦s. Necesito poder concentrarme. S¨®lo aqu¨ª lo encuentro. Por eso mis libros est¨¢n datados casi siempre en agosto. Se ha dicho que soy un poeta de est¨ªo, pero creo que la realidad es muy otra, aunque quiz¨¢ tambi¨¦n me vaya a mi m¨¢s lo solar que lo lunar... Lo cierto es que el aislamiento que yo necesito s¨®lo lo tengo, 45 d¨ªas al a?o, aqu¨ª".
Mes y medio seguido, una tradici¨®n que s¨®lo romper¨¢ este a?o para ir, invitado personalmente, a la toma de posesi¨®n del presidente de Colombia" los primeros d¨ªas de agosto. Pero vuelve en seguida y, desde luego, estar¨¢ en Cercedilla en el festival, que comienza, en su homenaje, el 27 de agosto, y en el que intervendr¨¢n varios grupos de teatro, orquestas y danzas y, entre los poetas, Francisca Aguirre, Eladio Caba?ero, F¨¦lix Grande, Hugo Guti¨¦rrez Vega, Fernando Qui?ones y otros.
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