Desafortunada reaparici¨®n de Tin¨ªn

De manera inesperada y sin previo aparato propagand¨ªstico, el madrile?o Tin¨ªn ha vuelto a los toros en El Escorial. No actuaba desde que se fue en 1977 y la vuelta ahora en la placita serrana, no sabemos si para probarse en plaza de poca responsabilidad y tomar, al tiempo, el pulso a la afici¨®n de Madrid o porque la empresa necesitaba un relleno de bajas aspiraciones econ¨®micas en el cartel.El ensayo de su vuelta no ha podido ser m¨¢s desafortunado. A su l¨®gica falta de sitio se ha juntado las dificultades; de sus toros, agrandadas por la p¨¦sima lidia que se les di¨®. El primero, descompuesto y gazap¨®n, pasaba con bronco cabeceo 37 el torero no se par¨® en ning¨²n momento. Tampoco supo o quiso ver las condiciones de su enemigo y lo mismo le ocurri¨® en el cuarto, todav¨ªa m¨¢s descompuesto, al que no intent¨® darle la lidia de modo eficaz y correcto para suprimir los defectos del toro. Mal panorama se le presenta al reaparecido torero.

Las facultades de Ruiz Miguel le permiten andar suelto y f¨¢cil con g¨¦nero como el que tuvo ayer delante. EI segundo toro tomaba muy bien la muleta, pero el cabeceo propio de su invalidez desluc¨ªa la limpieza de las suertes. Pese, a todo, el gaditano consinti¨® muletazos templados y al final, a fuerza de atragantones, termin¨® por dominar a su enemigo. En el quinto, el de mejor embestida de todo el encierro, construy¨® una faena de dos partes bien diferenciadas. La primera en el centro del ruedo, con reposo y largura, y otra con el toro agotado en tablas, encimista, ratonera y claramente dedicada a la galer¨ªa. No hace falta decir que esta fue la parte que m¨¢s gust¨®.

Jos¨¦ Luis Palomar se pele¨® con el tercero, un toro manso y distra¨ªdo y que al final se le entabler¨® de modo irreductible. El triunfo le vino en el ¨²ltimo, con el que estuvo dominador y muy seguro. Con las banderillas no consigui¨® ning¨²n acierto y creemos que debe ir pensando en dejar los palitroques y dedicarse m¨¢s a su faceta de torero mand¨®n y poderoso .

Se coment¨® en el tendido el aspecto de los pitones de los Gavira. Esta sombra sospechosa de afeitado se hac¨ªa m¨¢s veros¨ªmil para los aficionados que saben que esta ganader¨ªa ha sido ya sancionada por manipulaciones fraudulentas. Aparte de ello, los toros ten¨ªan muy poca presencia y era l¨®gico que Ruiz Miguel y Palomar anduvieran con ellos sin problemas.