El arzobispo Marcinkus seguir¨¢ al frente de las finanzas vaticanas
Seg¨²n noticias oficiosas, no confirmadas, pero difundidas por la agencia Ansa y recogidas ayer por toda la Prensa, el arzobispo Paul Marcinkus seguir¨¢ al frente del Banco del Vaticano, es decir, continuar¨¢ como presidente del Instituto Obras de Religi¨®n (IOR), a pesar de todos los rumores sobre sus connivencias con Roberto Calvi, ex presidente del Banco Ambrosiano asesinado bajo un puente de Londres, y a pesar de la comunicaci¨®n judicial que recibi¨® de la Magistratura de Mil¨¢n.
Se asegura tambi¨¦n en dicha informaci¨®n oficiosa que monse?or Marcinkus, que acompa?a y protege al Papa en sus viajes internacionales, seguir¨¢ al lado de Juan Pablo II durante sus pr¨®ximas giras y que est¨¢ ya preparando la visita a Espa?a, prevista para el pr¨®ximo mes de octubre.
La noticia fue difundida, quiz¨¢ no casualmente, a la llegada a Roma del secretario de Estado, cardenal Agostino Casaroli.
Casaroli ha permanecido durante diez d¨ªas en Estados-Unidos, donde ha mantenido conversaciones con los principales l¨ªderes eclesi¨¢sticos y pol¨ªticos de aquel pa¨ªs.
Ayuda de los cat¨®licos de Estados Unidos
Sus interlocutores han sido desde los cardenales que m¨¢s dinero env¨ªan de sus di¨®cesis al Papa, hasta el presidente norteamericano, Ronald Reagan, pasando por el secretario de Estado, George Shultz, y el consejero presidencial para la Defensa nacional, William Clark.Oficialmente, el motivo del viaje del cardenal Casaroli fue presidir la ceremonia del primer centenario de la asociaci¨®n cat¨®lica Los Caballeros de Col¨®n, cuyos miembros son grandes benefactores del Vaticano y que ahora han prometido otra ayuda de un mill¨®n de d¨®lares anuales para las arcas del Papa.
A esta ceremonia pensaba asistir el propio papa Wojtyla con ocasi¨®n de su segunda visita a Estados Unidos, pero esto no pudo ser posible debido a los cambios introducidos en su programa de viajes a causa del grave atentado que sufri¨® Juan Pablo II el 13 de mayo del pasado a?o.
Graves acusaciones
El cardenal Casaroli aprovech¨® la ocasi¨®n primeramente para representar al Papa y en segundo lugar para plantear al mundo civil y eclesial de EE UU dos graves problemas: el dram¨¢tico conflicto de L¨ªbano y el caso Marcinkus, quien actualmente sigue siendo ciudadano y arzobispo norteamericano, aunque de origen lituano.La personalidad de Marcinkus es seguida en EE UU con un inter¨¦s. Est¨¢ a punto de aparecer en dicho pa¨ªs un libro en el que se hacen acusaciones, al parecer muy graves, contra este prelado.
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