El nuevo pacto de acero
La pol¨ªtica produce, en ocasiones, extra?os compa?eros de cama, como es el caso del presidente electo de L¨ªbano, Bechir Gemayel, y el primer ministro de Israel, Men¨¢jem Beguin.El primero es hijo de Pierre Gemayel, fundador y l¨ªder del partido falangista liban¨¦s, cuyo nombre evoca de forma totalmente deliberada la formaci¨®n pol¨ªtica que presidi¨® Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera, y que fue fundado en 1936 como homenaje a la Alemania de Adolf Hitler, a la que rindi¨® visita aquel a?o de la olimpiada el entonces debutante pol¨ªtico liban¨¦s.
El segundo es un jud¨ªo de la di¨¢spora, un hombre del gueto polaco, que pudo salir de una patria que no le contemplaba con demasiado cari?o, antes de que las ca?as se volvieran lanzas. Beguin combati¨® entonces contra el terror nazi, para seguir luchando en su nueva tierra, Palestina, contra todos los que se opon¨ªan, musulmanes o cristianos, al sue?o de la independencia israel¨ª.
La historia, sin embargo, se mueve a veces en ondas el¨ªpticas que acaban por reconciliar a los extremos. Y as¨ª, el curso de la vida subsiguiente de Beguin y de Gemayel, fue adquiriendo una necesaria simetr¨ªa.
Beguin ha sido durante la mayor parte de su existencia un marginado; un radical aparentemente condenado a moverse en los confines de la extrema derecha casi innombrable, hasta que un reciente corrimiento electoral le diera una mayor¨ªa democr¨¢tica para hacer realidad el sue?o del guerrillero: la conquista de las nuevas fronteras exteriores de su pa¨ªs.
Lo mismo habr¨ªa que decir de Gemayel. La delicada arquitectura de L¨ªbano estaba basada en un acuerdo establecido en 1943, por el que el presidente de la naci¨®n ten¨ªa que ser un cristiano maronita, en atenci¨®n al porcentaje de poblaci¨®n que entonces profesaba esta confesi¨®n religiosa. Pero no cualquier maronita, sino s¨®lo uno s¨®lidamente aceptable para el resto de las comunidades religiosas establecidas en L¨ªbano. Por el contrario, los Gemayel representan todo lo que es contrario a ese modo de vivir; todo lo que es pugna en favor del hegemonismo de la parte sobre el conjunto, del sectarismo sobre el consenso.
Bechir Gemayel es el Beguin de L¨ªbano en la medida en que ambos son no s¨®lo dos se?ores de la guerra, sino, que, adem¨¢s, representan una especie de revancha del piel roja sobre el rostro p¨¢lido.
Por eso hay que ver al nuevo presidente liban¨¦s como un quisling de s¨ª mismo; no tanto aqu¨¦l que representa a los intereses de Israel como aquel cuyos intereses se identifican sustancialmente con los de Beguin, como creyeron identificarse un d¨ªa los de Hitler y Mussolini con la ratificaci¨®n del infausto pacto de acero.
Importante coincidencia de intereses y hasta de perfiles biogr¨¢ficos entre quienes se distinguieron un d¨ªa por combatir: el israel¨ª al terror nazi, y por rendir: el liban¨¦s, el homenaje turbulento de una vida al lejano fascismo de los a?os treinta.
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