El Opus Dei y Juan Pablo II
EL PAPA Juan Pablo II ha concedido al Opus Dei lo que le negaron sus antecesores en la c¨¢tedra de San Pedro: la posibilidad de convertirse, de hecho, en una di¨®cesis universal sin l¨ªmites territoriales ni de jurisdicci¨®n, con pueblo propio- m¨¢s de 70.000 personas, en su inmensa mayor¨ªa seglares- distribuidas en 87 pa¨ªses. La Obra podr¨ªa configurarse como un nuevo Ej¨¦rcito papal, bastante m¨¢s disciplinado que el hist¨®rico de los jesuitas, cuyos problemas con el actual Pont¨ªfice no pueden ocultarse. Una fuerza con un entendimiento de las relaciones econ¨®micas, sociales y pol¨ªticas bastante m¨¢s acorde con el pensamiento del Papa polaco. Este es, y no otro, a pesar de los t¨ªmidos desmentidos del Opus Dei que siguiendo su tradicional costumbre denuncia el falseamiento y la equivocada interpretaci¨®n de la decisi¨®n del Vaticano, el verdadero sentido de la medida papal de erigir al Opus Dei en Prelatura Personal. Importantes te¨®logos italianos ya han calificado este hecho de "revoluci¨®n en la organizaci¨®n interna de la Iglesia".Antes de seguir adelante en el an¨¢lisis de la importancia de este cambio de estatuto jur¨ªdico y de sus consecuencias, que no podr¨¢n sin embargo ser plenamente concretadas hasta la publicaci¨®n del documento ¨ªntegro, retrasado al parecer por "motivos t¨¦cnicos", cabe resaltar dos hechos. Las prelaturas personales las erige la Santa Sede, o¨ªdas las conferencias episcopales de los territorios en que realizan su actividad. La Conferencia Episcopal espa?ola, en su d¨ªa, se pronunci¨® negativamente contra la pretensi¨®n de la Obra de obtener una prelatura especial que le permitiera, con la excusa de conseguir un mejor traje jur¨ªdico m¨¢s acorde con su car¨¢cter laico y de penetraci¨®n social en todas direcciones, lograr una independencia real de los ordinarios del lugar, siempre inc¨®modos a la hora de una vigilancia de las actividades econ¨®micas del ambicioso apostolado social que suele ejercer el Opus. El secretismo con que siempre ha actuado la instituci¨®n creada por Jose Mar¨ªa Escriv¨¢ de Balaguer en 1928 saldr¨¢ sin duda reforzado con su nueva calificaci¨®n jur¨ªdica. Con el sutil lenguaje eclesial, el presidente de los obispos espa?oles, Gabino D¨ªaz Merch¨¢n, se ha limitado a decir, a su regreso de Roma, que el Episcopado acepta de buen grado la decisi¨®n del Papa. "Como es una cosa nueva"- ha a?adido- "tampoco es f¨¢cil prever c¨®mo vamos a funcionar en adelante, en las relaciones que pueda tener el Opus Dei con las diferentes di¨®cesis. Yo espero que sean buenas, incluso que sean mejores que ahora. Y no porque ahora sean malas, sino porque, al no tener el Opus Dei una constituci¨®n clara jur¨ªdicamente, esto entorpece las relaciones". La decisi¨®n de Karol Wojtyla se produce antes de que ¨¦ste lleve a cabo su pol¨¦mica visita una Espa?a que vive ya un per¨ªodo preelectoral, en el que los socios de la Obra, cuyo arraigo en nuestro pa¨ªs es cualitativamente notable, jugar¨¢n un papel importante enquistados en las formaciones pol¨ªticas m¨¢s conservadoras que tratan de construir un frente para detener al marxismo de los socialistas.
La importancia del decreto papal que reconoce al Opus Dei como Prelatura Personal reside en dos cosas: ha vencido la componente laica de la Obra, que no quer¨ªa ser una instituci¨®n bajo la Congregaci¨®n de Religiosos, y en segundo lugar, el hecho de que el papa Juan Pablo II haya aprobado el decreto contra la voluntad expresa de la conferencia episcopal m¨¢s relacionada con el Opus, como la espa?ola, a la cual se unieron numerosos obispos y cardenales de todo el mundo, demuestra, mejor que ninguna otra cosa, el peso que la -Obra de Escriv¨¢ de Balaguer podr¨¢ tener en este pontificado. La lucha durante el reinado de Pablo VI, que nunca quiso aceptar el reconocimiento del Opus como prelatura, fue precisamente porque en el interior mismo de la obra exist¨ªan dos corrientes: la del fundador, que, sobre todo al final de su vida, estaba dispuesto a aceptar. el deseo del Papa de "ser religiosos", y la del grupo de Alvaro del Portillo, que quer¨ªan una organizaci¨®n laical, es decir, no quer¨ªan ser equiparados a ninguna otra congregaci¨®n u orden religiosa. Balaguer era el m¨ªstico, Portillo era el t¨¦cnico. Ser religiosos quer¨ªa decir estar bajo el control de la Congregaci¨®n de Religiosos, que es muy severa, sobre todo por lo que se refiere al problema econ¨®mico, al voto de pobreza, a las normas externas de las diversas constituciones que tienen que ser aprobadas por ella. Adem¨¢s, los religiosos no pueden intervenir en pol¨ªtica, no pueden ser ministros, por ejemplo, o consejeros de administraci¨®n de un banco. Y, sobre todo, no pueden ser an¨®nimos. Precisamente una de las justificaciones quedaba Alvaro del Portillo, actual presidente del Opus Dei, en sus cartas al cardenal Baggio, prefecto de la Congregaci¨®n de Obispos, para obtener la prelatuta nullius (como resulta de los documentos reservados publicados por EL PAIS) era que, de este modo, en los pa¨ªses comunistas del Este se pod¨ªan infiltrar bajo la excusa, por ejemplo, de organizar congresos de tipo econ¨®mico o cient¨ªfico.
En realidad, a¨²n no se sabe concretamente, ya que no se conoce el texto ¨ªntegro del decreto papal, en qu¨¦ va a consistir la Prelatura Personal, pero los primeros comentarios afirman que en realidad es la f¨®rmula que ha encontrado el Papa para conceder al Opus una aut¨¦ntica autonom¨ªa de los obispos, sin decir, sin embargo, que les daba la Prelatura nullius, que pocos obispos hubieran aceptado.
Pero para comprender mejor esta victoria del Opus Dei con el Papa Wojtyla, despu¨¦s de la derrota que tuvieron con Pablo VI, es necesario conocer la personalidad de Juan Pablo II. Es un Papa que en algunas facetas respira como el Opus. Por ejemplo, cree en la eficacia de los medios seculares para la evangelizaci¨®n. En todos: en ¨¦l dinero, en el poder, en la inteligencia, en el prestigio. M¨¢s de una vez ha dicho a los cardenales que una de las cosas m¨¢s positivas de sus viajes eran "los encuentros con los poderosos de la Tierra". Le gusta el tipo de apostolado seglar del Opus. Les defendi¨® siempre en Cracovia, mientras se muestra adverso a los jesuitas. Le agrada la interpretaci¨®n que el Opus da del Concilio, que es muy diversa de la de los jesuitas.
Va apareciendo cada vez m¨¢s claro que Juan Pablo II debe mucho de su ascensi¨®n al papado al Opus. Por lo menos, indirectamente. Fue el Opus quien mejor le hizo conocer a los otros episcopados. Le hab¨ªan invitado, cuando estaba en Cracovia, a muchas de sus universidades de diversas partes del mundo. Cada vez que ven¨ªa a Roma le llamaban para dar una conferencia en el centro de estudios de la Obra. Durante el s¨ªnodo de obispos de 1975, cada vez que interven¨ªa el arzobispo Wojtyla, sus declaraciones se distribu¨ªan en seguida, traducidas a las lenguas principales, por un equipo de la casa madre del Opus en Roma.
Cuando una vez, visitando a los salesianos, el superior general le pregunt¨® a Juan Pablo II cu¨¢ntos eran, ¨¦ste respondi¨®: "Somos casi como el Opus". El general salesiano respondi¨®: "Santidad: nosotros no somos tan importantes". Y el Papa le respondi¨®: "Poder, poder es necesario en la Iglesia para hacer el bien".
Durante todos los viajes papales, el Opus Dei se mueve desenfrenadamente. para movilizar a los j¨®venes. Algunas veces estos grupos le siguen de ciudad en ciudad con sus famosos carteles "Totus tuus", de modo que parecen m¨¢s, numerosos de los que son en realidad.
Para muchos existe la impresi¨®n de que el Papa, en realidad, quiere sustituir a los jesuitas con el Opus. Lo que un d¨ªa fue el ej¨¦rcito de san Ignacio para el papado, ahora podr¨ªa serlo el Opus en clave moderna. Sobre todo, en un momento tan crucial para las finanzas vaticanas, la sangre nueva de la obra podr¨ªa ser preciosa, y tambi¨¦n en el campo de las comunicaciones sociales, que este Papa tanto privilegia. Ellos le han hecho saber que tienen gente preparada en este campo repartida en todo el mundo. Ambicionan apoderarse de Radio Vaticana y de la cadena de televisi¨®n, si un d¨ªa el Papa la obtiene.
Y, por supuesto, el Opus es hoy el verdadero ej¨¦rcito obediente al Papa y el m¨¢s cercano doctrinalmente a este pontificado. De hecho, en la curia romana cuentan, sobre todo, los cardenales simpatizantes con el Opus. Los otros est¨¢n en baja, como el argentino Pironio, prefecto de la Congregaci¨®n de Religiosos.
De cualquier modo, esta decisi¨®n del Papa de conceder al Opus el estatuto jur¨ªdico de Prelatura Personal, contra el parecer de buena parte de los obispos del mundo, y en contra del parecer de su antecesor, Pablo VI, quedar¨¢ como uno de los gestos m¨¢s significativos de este pontificado. Una s¨®la cosa de este Papa no gusta al Opus Dei: sus aperturas en el campo social. Les gustar¨ªa que se ocupara m¨¢s de los asuntos internos religiosos de la Iglesia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.