La tard¨ªa aparici¨®n de la novela criminal retrasa la consolidaci¨®n de una cultura urbana en Espa?a
Conclusiones del seminario sobre narrativa policiaca celebrado en Sitges
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La Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo cerr¨® el pasado fin de semana un seminario en Sitges sobre la novela policiaca. Este seminario ha tenido la simb¨®lica e impensada presidencia de G. K. Chesterton, cuyo desconocido monumento en el paseo Mar¨ªtimo de Sitges fue visitado por los participantes (v¨¦ase EL PAIS del pasado viernes). En el curso de los coloquios se lleg¨® a la conclusi¨®n, entre otras, de que el retraso de la consolidaci¨®n de una cultura urbana en Espa?a puede estar en el origen de la tard¨ªa aparicion de la narrativa criminal, aunque en la actualidad ¨¦sta alcanza grandes ¨¦xitos de ventas y de popularidad, como el caso de series como las de Ellery Queen, uno de cuyos autores, Frederic Dannay, falleci¨® anteayer en Nueva York (v¨¦ase la parte inferior de esta misma p¨¢gina).
Con respecto al descubrimiento del monumento a Chesterton que tanto fascin¨® a los participantes en el citado seminario, en el archivo hist¨®rico de la ciudad se guardan testimonios de las visitas del escritor ingl¨¦s, creador de un campechano y apost¨®lico sabueso, el padre Brown. Chesterton lleg¨® a Sitges, por primera vez, en mayo de 1926. El novelista regresar¨ªa a Sitges en 1928 y 1935, un a?o antes de su muerte. Cronistas locales aseguran que su escrito sobre san Francisco de As¨ªs surgi¨® tras contemplar extasiado la figura del Poverello, atribuida a Pedro de Mena, conservada en el Cau Ferrat. Sus visitas fueron capitalizadas por los cat¨®licos liberales catalanes durante la Rep¨²blica. Seg¨²n el Baluard de Sitges, de 1935, Chesterton se emocion¨® con las procesiones y le sorprendi¨® ver fieles en los templos, porque la Prensa de su pa¨ªs aseguraba que aqu¨ª nadie iba a misa. Chesterton escribi¨® sobre Sitges frases como: "Barcelona es el pueblo m¨¢s sucio de Europa, y Sitges, la ciudad m¨¢s limpia del mundo".
Olvido del g¨¦nero
A pesar de todo, Chesterton no ser¨ªa el tema central del seminario, dirigido por Ricardo Mu?oz Suay. En su charla introductoria, Mu?oz Suay record¨® el tradicional olvido de la cr¨ªtica oficial del g¨¦nero de novela policiaca.Juan Cueto recalc¨® el desprecio de los intelectuales acad¨¦micos, cuyo modelo sigue siendo la novela decimon¨®nica, hacia este trabajo narrativo tan relacionado con la cultura de masas. Cueto situ¨® la tard¨ªa pol¨¦mica espa?ola sobre la bondad o maldad del g¨¦nero y previno contra recuperaciones intelectualizadas. Las interpretaciones elitistas recurren sistem¨¢ticamente a personajes como Holmes o el padre Brown, olvidando la vinculaci¨®n de la novela criminal en la literatura popular y el follet¨ªn.
Fernando Savater subtitul¨® su charla sobre la novela detectivesca y la conciencia moral con el ep¨ªgrafe: Ensayo de po¨¦tica. El fil¨®sofo se centr¨® en la novela de misterio a la inglesa. Savater manifest¨® que no eran unos juegos m¨¢s o menos complejos de l¨®gica, sino que eran una simbolizaci¨®n dram¨¢tica de la conciencia moral y la incapacidad jur¨ªdica. Todos los personajes de estas novelas tienen motivos para asesinar, todos son sospechosos de querer matar, pero s¨®lo uno realiza el crimen. Lo que descubre el detective es esa voluntad de matar.
Preguntas de Simenon
Guillermo Cabrera Infante bas¨® su conferencia en Poe. A la par que cumplimentaba un bello ejercicio literario y pros¨®dico, Cabrera Infante destac¨® la contribuci¨®n b¨¢sica y fundacional de Poe al g¨¦nero. No s¨®lo so?¨® que"era el primer detective, ah¨ª est¨¢ su Arsenio Lup¨ªn, sino que justific¨® la novela policiaca por su espec¨ªfica capacidad de creaci¨®n po¨¦tica.N¨¦stor Luj¨¢n, a pesar de tener a su cargo una descripci¨®n de la novela policiaca francesa, inici¨® su conferencia remont¨¢ndose a los antecedentes, m¨¢s conocidos, de novela criminal existentes en China, antecedentes que datan del siglo XVII. Las razones hist¨®ricas de la aparici¨®n del g¨¦nero son, a juicio de Luj¨¢n, b¨¢sicamente dos: la desaparici¨®n oficial de la tortura, que complica las indagaciones, y la organizaci¨®n l¨®gica de la polic¨ªa. Para Luj¨¢n, los autores franceses se apartan muy pronto de la novela-problema, a pesar de haber sido sus fundadores. La herencia de la gran literatura folletinesca y las memorias del comisario Vidocq son dos piezas claves para entender el desarrollo del g¨¦nero en Francia. Luj¨¢n destac¨® que m¨¢s de un intelectual franc¨¦s ha sido tentado por la novela policiaca. Bernanos, Colette y Edgar Faure, sin olvidar el ejercicio par¨¢dico de Boris Vian, muestran el menor, recelo existente hacia el g¨¦nero. Por otra parte, en el ¨¢rea franc¨®fona existe la figura singular del belga Georges Simenon, cuyo inspector Maigret no s¨®lo se pregunta qui¨¦n ha cometido el crimen, sino por qu¨¦.
Salvador V¨¢zquez de Parga estudi¨® la evoluci¨®n de la novela policiaca en Espa?a. Su aparici¨®n es tard¨ªa y hasta los a?os cuarenta no se encuentra una novela popular que incida en la tem¨¢tica criminal y abra el paso a un trabajo narrativo m¨¢s espec¨ªfico. Mario La Cruz, que publica El inocente, en 1953, puede considerarse como el iniciador de la novela criminal espa?ola sin mem¨¦ticas referencias a la novel¨ªstica brit¨¢nica o norteamericana. La aparici¨®n, en la d¨¦cada de los setenta, de autores como Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, Andreu Mart¨ªn o Eduardo Mendoza hacen pensar en la futura existencia de una novela policiaca espa?ola importante. Durante el debate que sigui¨® a la charla, se apunt¨® que el retraso en la consolidaci¨®n de una cultura urbana en Espa?a puede estar en el origen de esta tard¨ªa aparici¨®n de la narrativa criminal. Mu?oz Suay recalc¨® la importancia de Catalu?a dentro de esta literatura. Cit¨® la anticipaci¨®n de la colecci¨®n La cua de palla, y el atractivo que los bajos fondos barceloneses han tenido para autores como Jean Genet o Mandiargues.
Javier Coma centr¨® su discurso en lo que se llama estrictamente novela de serie negra. Coma defini¨® los elementos que permiten hablar de ella como de un g¨¦nero: aparici¨®n de los a?os veinte, el escritor atiende a la creaci¨®n literaria y no s¨®lo al acertijo deductivo, es una especializaci¨®n dentro de la novela criminal, sus autores tambi¨¦n est¨¢n especializados, salvo raras excepciones, y existe en ellos una voluntad de cr¨ªtica social. El espectro de autores de novela negra va desde el liberalismo de un Chandler al marxismo de los Hammett y Thompson.
El ponente cit¨® dos ramificaciones del g¨¦nero: el hard-boiled, con un protagonista individual, violento y un sentido muy particular de la ¨¦tica, cuyas peripecias se describen a trav¨¦s de un di¨¢logo cortante que influy¨® inmediatamente en el cine, y el subg¨¦nero duro, en el que el delincuente asume el protagonismo del relato y que, al ser un personaje no profesionalizado en el delito, permite la identificaci¨®n del lector con ¨¦l. Este ¨²ltimo subg¨¦nero ha derivado hacia una psicolog¨ªa criminal, cuyo m¨¢ximo exponente es Patricia Highsmith.
Claude Benoit hizo un repaso a los detectives aparecidos en la d¨¦cada de los setenta, cuando surgen detectives homosexuales, negros, alguna que otra mujer y, en su mayor¨ªa, son tipos m¨¢s intelectualizados que sus antecesores.
Josep Mar¨ªa Castellet trat¨® de la incidencia en la literatura de la corriente policiaca. Este g¨¦nero sufre un cambio a partir de la crisis econ¨®mica de 1929. La mera narraci¨®n anal¨ªtica deja paso a contenidos de cr¨ªtica social, se vulgariza la figura del investigador y se introducen contenidos ¨¦ticos ausentes anteriormente.
V¨¢zquez Montalb¨¢n analiz¨® la narrativa de Leonardo Sciascia. El creador de Carvalho considera que el novelista italiano instrumentaliza la novela policiaca para exponer sus tesis en una l¨ªnea que le acerca a la tradici¨®n de los escritores de la ilustraci¨®n, aunque con menos convencimiento hacia el papel revolucionario de la literatura. Sciascia, seg¨²n Montalb¨¢n, elabora un discurso sobre el poder del Estado, al que no niega, pero le pide una eticidad imposible. El autor corresponsabiliza a la democracia cristiana, por activa, y al PC italiano, por pasiva, de la paralizaci¨®n hist¨®rica de Italia. Montalb¨¢n propuso una interpretaci¨®n del pensamiento de Sciascia, seg¨²n la cual el autor de El caso Moro carece de un elemento para la comprensi¨®n del mundo: no incorpora el concepto de lucha de clases.
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