El Papa menguante

La Historia de Espa?a, como los sanfermines, se ha hecho siempre a empellones y de golpe. En 1492, reyna Ysabel expulsa a los jud¨ªos, toma Granada y descubre Am¨¦rica. Tras un largu¨ªsimo bostezo hist¨®rico, tenemos dos Rep¨²blicas en un siglo, cosa que no hab¨ªamos tenido nunca. En 1982 nos montamos los Mundiales, unas elecciones generales y la venida del papa Wojtyla.

A los partidos aconfesionales les parece peligroso e inadecuado que venga el Papa coincidiendo con las elecciones. Yo no entro ni salgo, pero creo que lo que va a venir es un Papa menguante, porque los papas, que est¨¢n ah¨ª, como la Luna, presidiendo la noche de los tiempos, pasan por los mismos ciclos lun¨¢ticos, y, as¨ª como ha habido papas crecientes (P¨ªo XII, sombra blanca y fr¨ªa en una Europa de sombras negras, o Juan XXIII, el Papa de la new frontier kennediana), tambi¨¦n ha habido papas menguantes (Pablo VI en su segunda ¨¦poca y este Juan Pablo II que va decreciendo entre Polonias, atentados, versos de juventud, Opus, Calvi, contabilidad ambrosiana y disponibilidad respecto de los obispos espa?oles, tan incardinados en la pol¨ªtica de derechas). El otro d¨ªa hemos hablado aqu¨ª del populismo -or¨ªgenes y autorrebeli¨®n- respecto de Adolfo Su¨¢rez. La otra gran fuerza Populista electoral es Wojtyla (por eso Su¨¢rez rechaza su venida). Pero el popularcatolicismo espa?ol no vive de matices, sino de milagros, y un Papa menguante, ya, irremediablemente (porque venga poco o porque no venga), les va a decepcionar. Los milagros no se hacen a medias, y la bajada del Papa, para mucho personal, es un milagro.

Un Papa condicionado por una Conferencia Episcopal, un partido gubernamental y una circunstancia electoral no es el Papa total que se merece, por su fe populista / irracionalista en el milagro, el pueblo espa?ol que a¨²n anda en eso. Sea como fuere, parece que el Ente/Nasarre nos va a poner tres programas religiosos nuevos. O sea, que la televisi¨®n se lo hace de mantilla para esperar al Papa. Entre los obispos y la Hacienda han decidido ahora que la Iglesia espa?ola la tienen que sostener econ¨®micamente los fieles, y he aqu¨ª que todos nuestros cat¨®licos encuentran abusivo el que se les exija mantener el catolicismo. S¨®lo a una Hacienda laica se le ocurre que quienes paguen la parroquia sean los parroquianos. Por m¨¢s que en el impuesto entramos todos: agn¨®sticos, antide¨ªstas, pasotas, acratillas, anticlericalotes de caf¨¦ y Gald¨®s, budistas y adventistas del S¨¦ptimo D¨ªa. El cat¨®lico espa?ol tiene un alma limosnera cerrada con el candadito del cepillo de las ¨¢nimas, pero eso de que le cobren a Dios mediante impuesto le parece cosa protestante y masona, aparte de cara. Hay un catolicismo elemental que tiene al Papa como la bomba at¨®mica del esp¨ªritu, que no cree en la democracia y espera que la venida de Wojtyla, con su carisma climatol¨®gico, abolir¨¢ todo el mogoll¨®n electoral. La otra noche estuve en Las Rozas, de jurado, eligiendo a la Miss, con Patty Domingu¨ªn, Curro V¨¢zquez, Carmen Rigalt, Antonio Casado, el alcalde socialista y m¨¢s personaL Pilar, diecis¨¦is a?os espigaditos y unos ojos claros, serenos, como de un Gutierre de Cetina pasado por el rock rural, sali¨® elegida democr¨¢ticamente. El pueblo espa?ol ha aceptado siempre y en todo los resultados democr¨¢ticos (aplaudieron mucho a la Miss), menos en la democracia.

El Gobierno y los obispos, con las dudas, han desactivado su arma secreta: la venida del Papa. Un Papa menguante o creciente siempre ser¨¢ bienvenido, pero las limitaciones de periplo y calendario le convierten en un milagro a fecha fija. Hemos hecho una transici¨®n /reforma pol¨ªtica para quedar condicionados al Papa menguante. Parecemos polacos.