Un trabajo de actrices
La noche del estreno de Dones i Catalunya en Atenas fue la primera de las tres representaciones de la obra colectiva. Un p¨²blico tirando a joven, con aspecto de enterado, de inquieto, que ha seguido desde sus comienzos las peripecias del Aberof, las peripecias de los Encuentros. Esta noche permanecen en silencio, respetuosos, escuchando textos que no entienden, pero que, previamente a cada sketch, una actriz de la compa?¨ªa les ha resumido. Porque Dones i Catalunya consta de cinco escenas que son cinco historias independientes, cinco etapas distintas del devenir de Catalu?a. Su originalidad radica en que son las mujeres, por primera vez, quienes lo cuentan: escritoras y periodistas como Lidia Falc¨®n, Carmen Riera, Isabel Clara-Sim¨®, Marta Pessarrodona, Mar¨ªa Jos¨¦ Ragu¨¦ y Marisa H¨ªjar se reparten, respectivamente, la situaci¨®n de la mujer catalana durante la Rep¨²blica, el final de la guerra, la huelga de tranv¨ªas de 1951, el encierro en los Capuchinos de Sarri¨¢ de 1966 y una miscel¨¢nea actual y postransici¨®n a cargo de dos mujeres enfrentadas a sus respectivas soledades. Hay historia, pues, y hay feminismo. Lo que habr¨ªa que analizar, y eso ser¨¢ tarea a plantearse cuando la obra se estrene oficialmente en nuestro pa¨ªs, es hasta qu¨¦ punto el mensaje fen¨²nista responde a la realidad actual, si no se han quedado las autoras -tan poco teatrales, por otra parte, con excepci¨®n de Riera y Pessarrodona- ancladas en postulados que habr¨ªa que volver a analizar a la luz de las nuevas contradicciones, de las nuevas, dolorosas, crisis.Ricard Salvat, que lucha valerosamente con la dificultad de ,agilizar di¨¢logos did¨¢cticos, actitudes est¨¢ticas, ha querido que en la obra hablaran las se?oritas y las criadas, personificando en estas ¨²ltimas a esaotra mujer todav¨ªa m¨¢s oprimida por su condici¨®n proletaria. "He querido tambi¨¦n", dice, "que en algunos casos se expresen en castellano, porque soy consciente de ese gran sector de la poblaci¨®n, los inmigrantes, que ni siquiera sienten la necesidad de expresarse en catal¨¢n porque nadie ha hecho nada por integrarles. S¨¦ que cuando la obra se estrene en Catalu?a me criticar¨¢n, pero estoy muy tranquilo: yo, en 1952 ya montaba obras en catal¨¢n".
Dones i Catalunya es, sobre todo -y el aplauso del p¨²blico ateniense fue directamente a depositarse en su regazo-, un trabajo de actrices verdaderamente meritorio, de la primera a la ¨²ltima, y un homenaje, por parte de Salvat, a esas eternas parejas de los actores masculinos, a esas actrices llamadas de reparto, y tambi¨¦n a las m¨¢s j¨®venes, hoy conocidas como promesas y ma?ana condenadas, posiblemente, a cumplir en segundo t¨¦rmino, faltas no tanto de obras que hablen de mujeres -ni lbsen, ni Shakespeare, ni Chejov las echaron precisamente en olvidocomo de iniciativas similares.a la de Ricard Salvat.
Al final de la representaci¨®n, en una Atenas que huele a adelfas y a jazmines, se produce el viejo fen¨®meno extrateatral que despierta esperanza y calienta el coraz¨®n: los c¨®micos de aqu¨ª y de all¨¢ se abrazan, comparten el pan , el vino y la charla, compar ten el aplauso y participan, sobre todo, de la precariedad. Que es lo que les hace vulnerables y, m¨¢s all¨¢ incluso de su oportunidad o su talento, verdaderamente admirables. O, lo que es lo mismo, queribles.
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